Japón y Filipinas firmaron el lunes un importante pacto de defensa que permite el despliegue de fuerzas niponas para maniobras militares conjuntas, lo que incluye ejercicios con munición real, en el país del sureste asiático, que sufrió una brutal ocupación japonesa durante la II Guerra Mundial pero ahora forja una alianza con Tokio mientras ambos enfrentan a una China cada vez más asertiva.
El Acuerdo de Acceso Recíproco, que de forma similar permite que las fuerzas filipinas entren en Japón para maniobras conjuntas de combate, fue firmado por el secretario filipino de Defensa, Gilberto Teodoro, y la ministra japonesa de Exteriores, Yoko Kamikawa, en una ceremonia en Manila a la que asistió el presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr. El pacto entraría en vigencia tras ser ratificado por las legislaturas de los dos países, según funcionarios japoneses y filipinos.
Kamikawa describió la firma del acuerdo de defensa como “un logro histórico” que debería consolidar la cooperación de defensa entre Tokio y Manila.
“Un orden internacional libre y abierto basado en el estado de Derecho es la base de la paz y prosperidad regional”, dijo. “Nos gustaría trabajar estrechamente con su país para mantenerlo y fortalecerlo”.
Kamikawa y el ministro japonés de Defensa, Minoru Kihara, se reunieron más tarde con sus homólogos filipinos para abordar formas de estrechar más sus lazos.
El pacto de defensa con Filipinas es el primero forjado por Japón en Asia. Tokio firmó acuerdos similares con Australia en 2022 y con Reino Unido en 2023.
Durante el gobierno del actual primer ministro, Fumio Kishida, el gobierno japonés ha tomado medidas para reforzar su seguridad y potencia de fuego militar, lo que incluye una capacidad de contraataque que rompe con el principio japonés de centrarse solo en la autodefensa, ante las amenazas de Corea del Norte y la creciente asertividad china. Está multiplicando por dos su gasto en defensa en un periodo de cinco años hasta 2027, en un intento de reforzar su fuerza militar y convertir a Japón en el tercer país del mundo que más invierte en su ejército, por detrás de Estados Unidos y China.
Muchos de los vecinos asiáticos de Japón, incluida Filipinas, recibieron agresiones de Japón hasta que el país fue derrotada en la II Guerra Mundial, y los esfuerzos de Tokio por reforzar el papel y el presupuesto de su ejército podría ser un tema sensible. Sin embargo, Japón y Filipinas han incrementado de forma continuada sus lazos de defensa y seguridad.
La iniciativa de Kishida avanza a la par que los esfuerzos de Marcos para firmar alianzas de seguridad que respalden la capacidad limitada del gobierno filipino de defender los intereses territoriales de Manila en el mar de China Meridional. La transitada zona marítima es una ruta clave para el comercio global, y ha sido reclamado casi en su totalidad por China, aunque también Filipinas, Vietnam, Malasia, Brunéi y Taiwán reclaman algunas zonas.
Estados Unidos también ha ido reforzando una serie de alianzas militares en el Indopacífico para hacer frente mejor a China, lo que incluye cualquier posible confrontación por Taiwán, y tranquilizar a sus aliados asiáticos. Japón y Filipinas son aliados de tratado de Estados Unidos y sus líderes mantuvieron conversaciones a tres bandas en abril en la Casa Blanca, donde el presidente Biden reiteró el “férreo” compromiso de Washington para defender Japón y Filipinas.
Japón tiene una vieja disputa territorial con China por unas islas en el mar de China Oriental. Por su parte, barcos guardacostas y de las armadas de China y Filipinas han protagonizado una serie de confrontaciones tensas en el mar de China Meridional desde el año pasado.
En el peor incidente hasta ahora, guardacostas chinos en lanchas armados con cuchillos, lanzas y un hacha golpearon y destruyeron dos barcos de suministro de la Armada filipina el 17 de junio, en un caótico enfrentamiento en el disputado atolón Second Thomas en el que resultaron heridos varios marineros filipinos. Los guardacostas chinos confiscaron siete rifles de la Armada.
Filipinas protestó con firmeza por las acciones de los guardacostas chinos y reclamó una indemnización de un millón de dólares, además de la devolución de los rifles. China acusó a Filipinas de instigar la violencia y dijo que los marineros filipinos entraron en lo que describió como aguas territoriales chinas pese a las advertencias.
Japón y Estados Unidos estaban entre los primeros en expresar su alarma por las acciones chinas y pidieron a Beijing que cumpla las leyes internacionales. Washington está obligada a defender a Filipinas, su aliado de tratado más antiguo en Asia, si las fuerzas, embarcaciones y aeronaves filipinas sufren un ataque armado, también en el mar de China Meridional.
Fuente: Infobae