El periódico La Nación de Argentina reportó que el expresidente ecuatoriano Jamil Mahuad ha sido contactado por el equipo de campaña del candidato a la presidencia de Argentina por La Libertad Avanza, Javier Milei, para contar con sus criterios sobre el proceso de dolarización en Ecuador. En una entrevista con ese medio de comunicación, el expresidente Mahuad se refiere al proceso de dolarización, sus razones y los pros y contras que ha conllevado esta decisión. Esto en medio de una campaña electoral en Argentina en la que ese candidato propone la dolarización para su país y, con ello, estabilizar la economía y erradicar la inflación.
Tras reconocer que el proceso de dolarización ecuatoriano contó con el aporte técnico de Domingo Cavallo, exministro de Argentina de Menem, deja abierta una posibilidad de devolver la ayuda: “Si no hubiera sido por la ayuda de Mingo (Domingo Cavallo) y la experiencia argentina (convertibilidad), quién sabe…; (talvez) lo hacíamos muy mal. Si puedo devolver la ayuda de alguna manera en eso que hicimos, me encantaría. Es como pagar una vieja deuda”, dijo.
Mahuad expone en la entrevista las similitudes y diferencias que él ve entre la situación que vivía Ecuador justo antes de la dolarización y la que vive Argentina.
“Entre las diferencias, en primer lugar, en Ecuador la dolarización nunca fue parte de la campaña electoral. Segundo, nosotros ya teníamos bimonetarismo y, además, el dólar era libre; había un solo precio para el dólar, no siete, como tiene la Argentina. Esa es una gran diferencia”, comenta.
También ve similitud en el comportamiento de la inflación: “Ambos países estuvimos rondando el límite de la hiperinflación, con poblaciones totalmente desesperadas emocionalmente, furiosas contra los dirigentes. Los sueldos, la depreciación brutal del ingreso de los trabajadores… Esa es una situación muy fea, porque ya todo está dolarizado, menos los sueldos de la gente, que gana en sucres o en pesos”.
Desde ya, Mahuad da consejos sobre qué mirar antes de tomar la decisión: “Primero, recomiendo que hagan la revisión de las tres patas de la mesa —la política, la social y la económica— a conciencia. Hay que estudiar si hay reservas en el Banco Central, a qué tasa pueden dolarizar, cuáles son los efectos en el sistema financiero y en la gente. Para que una política pública se sostenga, en el fondo necesitas un gran acuerdo nacional”.
También comentó que para dolarizar será necesario preguntarse cuáles son las reformas legales que se deben aplicar, ya que la legislación actual de Argentina está hecha para funcionar en pesos, y se requeriría una mayoría en el Congreso para reformarla.
Siempre habría el camino del plebiscito, que podría ser bien aceptado.
Al ser consultado sobre efectos positivos y negativos de la medida, el exmandatario explica como negativo la posibilidad de devaluar como mecanismo para fomentar la exportación. Pero ya en lo positivo recordó que la medida se anunció un domingo en la noche por cadena nacional; el lunes no hubo una masiva concurrencia del banco a sacar dólares, como había habido hasta el viernes anterior; más bien se calmó. “El solo anuncio eliminó la devaluación, detuvo la demanda de dólares e hizo caer dramáticamente la tasa de interés en los mercados. La inflación fue muy alta el primer año. Pero a partir del segundo bajó a niveles internacionales y se ha mantenido en un solo dígito por más de 20 años. Ahora mismo está en alrededor del 2 %, más baja que la de Estados Unidos”.
Mahuad también reflexionó sobre que tuvo que tomar la decisión de dolarizar con varios criterios en contra: quienes no querían perder moneda propia, macroeconomistas, e incluso el propio FMI estaba en contra. Ante las interrogantes de cómo se logró retirar la moneda local de la calle, recordó que el Gobierno hizo un convenio “con Coca-Cola, porque era la empresa que tenía más sitios de distribución en el país; se vendía en las tienditas más chiquitas y en los sitios más alejados”. Relató que se anunciaba que en ocho días estaría en territorio el Banco Central: “La semana siguiente llegaban con los dólares para cambiar los sucres y así se fue haciendo… En nueve meses había terminado todo. El sucre ya no estaba en circulación. Y nos quedaron en el Banco Central 11 millones de dólares, lo cual demuestra que estuvo bien hecho”. Luego recordó cómo entre 2000 y 2007 los Gobiernos fueron sumamente responsables con las finanzas. “Cuando dolarizas, eliminas la posibilidad de imprimir moneda, es decir, pierdes al prestamista de última instancia, que es el Banco Central”. Explicó que, al no poder imprimir moneda, se aplicó “una política de autocontención”. Sin embargo, al llegar Rafael Correa al poder, el gasto público pasó de un 20 % a más de un 40 % en un año. “Y dejó una herencia tan pesada que la llevamos sobre los hombros hasta ahora. La dolarización ha sido como un pedazo de balsa en el océano. Correa hizo todo para hundirla y no lo logró”, relató.