El alcalde de Samborondón, Juan José Yúnez Nowak, tiene 39 años y cumple un año de su segunda administración, luego de ganar la alcaldía por el Partido Social Cristiano, sucediendo a su padre José Miguel Yúnez Parra, quien lideró el cantón desde 1996 hasta 2019. En su primer periodo (2019-2023) enfrentó los embates de la pandemia de Covid-19 en 2020, pero esta vez ha tenido que delinear estrategias para evitar que el crimen organizado, afincado en Guayaquil y Durán, se refugie en Samborondón.
Yúnez habló con PRIMICIAS sobre su plan de seguridad y las propuestas que tiene para recomponer el tejido social en Samborondón, un cantón de Guayas que forma parte de la denominada zona 8, y que cuenta con 45 policías para más de 110.000 habitantes.
Se cumple el primer año de su segunda administración al frente de la Alcaldía de Samborondón con un enemigo latente: La violencia criminal. ¿Cómo evalúa este flagelo?
En el segundo mandato, uno ya tiene más experiencia, madurez para tomar las decisiones y saber que uno tiene que hacer cosas más allá de las competencias. En la primera administración hubo un tema que nos hizo cambiar completamente la planificación. Y fue la pandemia (de Covid-19). Ahora, en esta segunda administración, tenemos otro tema que ha trastocado bastante las proyecciones: La inseguridad. Esto ha provocado que cada inversión que hagamos o cada acción que tomemos sea pensando en la seguridad de esta ciudad. Con un reto extra, estamos en la zona 8, en medio de las dos ciudades (Guayaquil y Durán) que constan entre las más violentas del mundo. Ante esto, hemos sabido ayudar a la Policía para coordinar y mantener la seguridad en esta ciudad, separada por un río de Guayaquil y Durán.
Si Durán esta catalogada como una bodega de drogas y Guayaquil como el punto de salida del narcotráfico hacia el mundo, ¿cómo golpea esto a Samborondón?
Eso le decía, porque incluso cuando los militares hacen intervenciones en las calles en los estados de excepción, generalmente van a las zonas más peligrosas y puede pasar que la delincuencia migre a otros lugares. Y ha llegado también a Samborondón, donde permanentemente estamos tratando de apoyar a la Policía en construir la nueva UPC en Ciudad Celeste y arreglando todas la UPC de la cabecera cantonal, Tarifa, Boca de Caña para que los agentes puedan hacer un mejor trabajo.
¿Quiere decir que si la Policía arrincona a las bandas en Guayaquil y Durán, estas se repliegan o se esconden en Samborondón?
No sabría decirle si esconderse, ese es un tema que lo conoce la Policía, pero también le hablaba de tener la madurez necesaria de tomar las decisiones que puedo en base a mis competencias y responsabilidades. Lo que sí podemos hacer es brindar oportunidades a los ciudadanos para que Samborondón no se convierta en una fábrica o en una guarida de delincuentes. Tenemos un sistema de seguridad en toda la ciudad, que es una herramienta para la Policía.
Tenemos 150 cámaras y más de 600 dispositivos, radares en los ríos, interconexión de ciudadelas, botones de pánico en los barrios.
Pero más allá de sus competencias, la semana pasada se reunió con representantes de escuelas y colegios del cantón. ¿Cuáles fueron las conclusiones?
Nosotros siempre nos reunimos con la ciudadanía en general, no solo para hablar de temas de seguridad, también con urbanizaciones y empresas de seguridad privada, entregándoles protocolos para prevenir que algo suceda. Poner a disposición, por ejemplo, los botones de pánico para que inmediatamente alerten a nuestro centro de monitoreo y la Policía pueda llegar. Todos los colegios lo tienen. Son cerca de 12 instituciones educativas, contando las universidades en La Puntilla, a parte de los cuatro colegios grandes de la cabecera cantonal y otras más pequeñas, a las que se las ha dotado de cámaras de seguridad.
Estamos enviando policías municipales en los horarios de entrada y de salida (de clases), coordinando con la Comisión de Tránsito de Ecuador para ayudar a disminuir el tráfico en el sector y aportar en un trabajo que debemos hacer en conjunto. Sabemos que es imposible que nos envíen 500 policías más, pero sí es posible tener más de 600 dispositivos al servicio de la Policía. Necesitamos más agentes, porque los que se tienen no alcanzan. Están 96 policías para el todo el cantón, incluyendo su personal administrativo. ¿Cuántos están trabajando en la calle? 45, divididos en tres turnos, es decir que para una ciudad de más de 110.000 habitantes contamos con 15 policías por turno.
Habitantes han reportado al menos tres intentos de secuestros en ciudadelas privadas de la avenida Samborondón, en especial en la ruta hacia Ciudad Celeste, y cuestionan la efectividad de las cámaras de seguridad. ¿Qué les responde?
Hay cámaras en el sector, específicamente nueve cámaras y dos tótems de seguridad. Nos enteramos del caso por la Policía y las cámaras estuvieron chequeando la trazabilidad para ver por dónde ingresan y por dónde salen esos carros. La Policía está haciendo sus investigaciones para capturar a esas personas, nosotros ya entregamos la información que ellos requieren. Pero, así mismo, con el sistema de seguridad y el hecho de que esté un policía en el centro de monitoreo, se ha sacado a más de 20 personas en actitud sospechosa.
El año pasado, el municipio informó que robos a domicilios, a entidades económicas y a bienes o accesorios de vehículos tuvieron una drástica reducción con respecto a 2022. ¿Cuál es el panorama hasta mayo de 2024?
La información que se tiene es que se mantiene este tipo de delincuencia común, en los números que se venían dando. Lo que no queremos es que suban. Ahora, sí nos preocupan los hechos violentos que se están suscitando en Samborondón, que van de la mano con la delincuencia organizada. Esto es algo que la Policía debe investigar, porque esto sí genera miedo en la ciudadanía.
Nos preocupa la ola de violencia en el país y lo que no queremos es que, al ser este un cantón más seguro que otros, le vayan a poner menos énfasis. Es decir que mandan militares a sectores más calientes, pero estas personas pueden migrar aquí y eso es lo queremos evitar.
Ustedes apuestan por un plan de seguridad que ha costado USD 13,5 millones para cuatro años y que se basa, entre otras cosas, en la construcción de UPC para la Policía en algunos puntos del cantón. Si no hay tantos policías para cubrir toda la zona, ¿cuál es el plan B?
Uno tiene que aprender a ser recursivo, si el Estado no tiene recursos, tiene que existir un buen plan que dé soluciones, que la gente se sienta segura, y honestamente no lo veo. Compare el número de estados de excepción del Gobierno pasado versus los de este. Los números no varían mayormente, teniendo en cuenta que en este Gobierno se declaró hasta un conflicto armado interno. Nosotros tenemos una policía municipal que no está armada, pero que trabaja en las calles, cuidando el orden y controlando a los informales, que son primos hermanos de los delincuentes. Con Guayaquil firmamos un convenio para que nuestros centros de vigilancia puedan estar interconectados. Esperamos que en algún momento lo haga Durán y Daule. Sería genial cerrar en un solo circuito a todo el Gran Guayaquil. Dentro de nuestro plan de seguridad, lo principal es evitar que Samborondón se convierta en una fábrica de delincuentes, generando oportunidades para todos. Obras en diferentes sectores, como en la cabecera cantonal o en Tarifa, que mejoran la iluminación y el autoestima de la gente. El proyecto Barrios Mágicos, a los que hemos llevado arte y cultura.
¿Qué resultados hubo de su reunión con el Gobierno del salvadoreño Nayib Bukele, en febrero?
Lo primero, recuperación de espacios públicos y reconstrucción del tejido social. El que no sabe, dice que Bukele solo dio bala y metió presa a la gente, cuando lo que hizo en un principio fue devolverle la oportunidad a los ciudadanos y que se sientan atendidos. Con espacios en los que los niños tengan educación, que las madres se sientan atendidas. Mientras se hacía eso, el Gobierno capacitaba a los policías y les mejoraba sus sueldos. Y esa fue la receta que nos dice que vamos por el camino correcto.
Fuente: Primicias