Dos indicadores recién divulgados bastaron para disipar las expectativas, especialmente en Wall Street, de que el banco central podría comenzar a bajar la tasa de interés. El viernes pasado, justo antes de la reunión de esta semana en Washington del banco central, el Departamento de Comercio reveló que el crecimiento económico en Estados Unidos disminuyó a 1.6 por ciento durante el primer trimestre de este año, desde 3.4 por ciento en el último trimestre de 2023. Por sí mismo, este indicador de desaceleración al menos no revela una recesión y podría justificar un relajamiento de la postura restrictiva conducente a mantener la tasa de interés arriba de 5 por ciento, para controlar la inflación.
Pero el otro indicador mostró que el índice de los precios de consumo personal, preferido por el banco central, aumentó 3.4 por ciento durante el último trimestre, después de menos de 3 por ciento durante la segunda mitad del año pasado. Eso confirmó que la inflación permanece arriba de la meta de 2 por ciento del banco central, mientras que también indicó una interrupción de la tendencia declinante que prevaleció durante la segunda mitad del año pasado.
Por ende, la conclusión es que la tasa de interés permanecerá elevada por más tiempo. Como fue citado en el New York Times (04|26|24), el presidente del banco central Jerome Powell dijo, “Los datos recientes claramente no nos han dado más confianza y en cambio indican que probablemente tome más tiempo del esperado lograr esa confianza.”