Cuando Claudia Alvarado ve las fotos de su niñez en un álbum recuerda cómo ella, constantemente, le preguntaba a su mamá por qué no podía celebrar su cumpleaños año a año. Su madre le explicaba que ella llegó al mundo en el día extra que se vive cada cuatro años, pues ella nació al mediodía del 29 de febrero de 1988, año bisiesto.
En ese año, al igual que en 2024, se le agregó un día a los 365 que se calcula que la Tierra da vuelta al Sol.
Durante los primeros años de su infancia, Claudia reclamaba por qué ciertos años podía celebrar el 29 y otros el 28 de febrero o el 1 de marzo. Se acostumbró a celebrar un día diferente al de su nacimiento y por lo general era el día después al último de febrero.
Ya al llegar a la adolescencia y a la adultez comprendió que esto la hacía especial, pues podía celebrar su cumpleaños en tres fechas distintas.
“A mi mamá no le tocaba dar a luz el 29, pero bueno, me adelanté y por algo fue. Ahora entre mis amigos soy la eterna joven”, relata con jocosidad Claudia, quien este año ‘oficialmente’ cumple nueve años.
Claudia, quien tiene una hija y es la tercera de tres hermanos, forma parte de las 11.224 personas inscritas en Ecuador desde 1900 que han nacido el 29 de febrero. Este grupo de personas es menos del 2 % de la población del país, si se toma en consideración el monto total de habitantes de Ecuador, más de 17 millones.
En Guayaquil, según el Registro Civil, históricamente desde 1900 hay 1.757 inscritos en el día extra por año bisiesto. De este número, 901 corresponden a hombres y el resto son mujeres.
“Este año celebraré mi cumpleaños como una matiné, hay que aprovechar esta gracia que hay cada cuatro años”, dice Alvarado, quien tiene a una prima que vive en Chile con la que comparte el mismo día de nacimiento.
Sara Camejo es otra de las que en 2024 celebrará su día, junto a su familia, este 29 de febrero. En su caso siempre resalta que le encantaba, desde niña, saber que cumplía un día diferente a los demás. Eso le regalaba no solo un día de celebración sino tres.
“Prácticamente yo podía escoger el día en el que me celebren, pero casi siempre era el 28 de febrero”, cuenta Sara, quien creció en el sector de la Juan Montalvo, norte de Guayaquil.
A lo largo de su vida ha lidiado que, durante los trámites en bancos y hasta para adquirir boletos de avión, le soliciten ver su cédula al decir su fecha de nacimiento. Por ello, dentro de su rutina diaria está llevar consigo su cédula, siempre para confirmar el dato.
Ella recuerda que una vez, hace un par de años, durante la compra de un pasaje de avión no pudo registrar el 29.
“Yo trataba de poner el 29, pero solo marcaba el 28 y si ponía el 28 me salía el error. Luego ponía el 1 de marzo y también me salía error. Me tocó llamar a la aerolínea y que ellos hagan la verificación y esa excepción con la fecha”, dice Sara. Hasta ahora, esa ha sido la anécdota que más la ha marcado respecto a su fecha de nacimiento.
Al pasar los años, ella ha aprendido a valorar cuando llega un año bisiesto y esto lo comparte como filosofía de vida con su familia. “Creo que la vida nos regala, a los nacidos el 29 de febrero, años especiales, años memorables y únicos que sabemos que debemos valorar en familia y con los que nos aprecian”, recalca.
Fuente: El Universo
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