Sofía Vergara y su declaración más candente: Mis boobies me abrieron todas las puertas

Los clientes que tomaban el cóctel de mediodía el lunes en el lobby del opulento hotel Four Seasons de Madrid no tenían ni idea de la coreografía que se ejecutaba una planta más arriba. Una corte de asistentes llevaba una hora preparando hasta el mínimo detalle el encuentro —sobre todo, la foto— de este periódico con Sofía Vergara (Barranquilla, Colombia, 51 años), hospedada en la casa y que se hacía esperar un poco más de la cuenta, como corresponde a una estrella internacional de su altura. Ahora, cuando por fin llega, la Vergara apabulla. Qué ojazos, qué pelazo, qué bocaza, qué vozarrón, qué risa, qué todo. Vestida con una camisa y un pantalón gris satinados, con el punto justo de tensión para revelar los volúmenes de la portadora sin estallar en el intento, Vergara no parecía tener prisa, pero tampoco pausa. Nos despedimos tan amigas sobre las tres de la tarde y, aunque no constaba si ya había almorzado, unas horas después, se cenaría vivo a Pablo Motos en el programa El hormiguero, toreando con sus ácidas respuestas las rancias preguntas del presentador. Intentamos recabar la opinión de Vergara sobre el asunto al día siguiente. No fue posible. La diva estaba ya a otra cosa. Antes, nos había dejado dicho esto.

En ‘Griselda’, encarna a Griselda Blanco, una jefa del narcotráfico. ¿Cuánto respeto le impuso?

Ahora están de moda las mujeres empoderadas, pero, cuando me llamó la atención la historia para producirla, hace 12 años, no tanto. Fue precisamente eso lo que me sedujo. Que la jefa fuera una mujer que tuvo que volverse peor que cualquier hombre para ser el mejor de todos ellos.

¿Eso es también empoderarse?

Griselda fue una mujer bien cabrona. Es que las mujeres no somos santas ni perfectas. Lo interesante y complejo es que esta mujer tenía hijos, amigos, empleados. Era leal con unos e implacable con otros. Fue degenerando con el poder, el miedo, la ambición y las inseguridades. Igual que un hombre. Ni más ni menos.

¿Preparaba a la malvada Griselda mientras interpretaba a la divertidísima Gloria Pritchett en Modern Family?

Sí. Tuve un éxito enorme con Modern Family. Desde el primer episodio me volví famosa en todo el mundo, pero soy una latina que no parece tan latina, y no tengo las mismas oportunidades que los actores americanos. No me estoy quejando, sería una ingrata, he hecho mucho más de lo que soñaba, pero me cuesta más encontrar papeles. No puedo hacer de científica, o de jueza tal como me veo. Entonces, decidí buscarme la vida.

¿No puede hacer de científica?

A ver, ser realista no tiene nada de malo. Cuando yo empecé en Modern Family, hace 15 años, aún me veía mucho más exagerada de lo que ves ahora. No digo que no haya científicas así. Pero esos papeles no están para alguien como yo. Cuando supe de Griselda, quise hacerla. Porque era colombiana, porque era mujer, porque viví el drama del narcotráfico, porque mi hermano Rafael fue parte de ese negocio y lo mataron en 1996. Por todo ello, supe que podía hacerlo. Y lo he hecho cuando conseguí que confiaran en mí para hacerlo. Conseguí que me dieran la pasta porque ya había sido Gloria Pritchett, ya era Sofía Vergara.

¿No teme que se interprete que la serie banaliza la violencia del narcotráfico?

No es que estemos inventando nada. Esa es la historia de mi país. Todo eso pasó. Los colombianos somos sobrevivientes. Vivimos una época y unas circunstancias terribles. Nadie se está riendo de nadie ni está justificando nada.

En Griselda, los hombres aluden a “las tetas y el culo” del personaje como claves en su éxito. ¿Le suena eso a usted, Sofía?

Pero, claro. Sería absurdo negarlo y que eso me hiciera sentir mal. Al revés, estoy agradecida con la vida. A mí estas tetas gigantes y este cuerpo me abrieron todas las puertas, fue mi pasaporte al mundo con 20 años, cuando empecé como modelo, pero hoy tengo 51 años y sigo dentro.

Fuente: El País
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