En las profundidades de la sierra de Sinaloa, México, nació en 1834 una mujer cuya existencia se convertiría en un símbolo de resiliencia y tragedia: Julia Pastrana. Ella padecía de hipertricosis, una condición genética entonces apodada como el “síndrome del lobo”, la cual provocaba el crecimiento de vello oscuro en todo su rostro y cuerpo.
A pesar de haber comenzado su vida laboral como empleada doméstica, su destino dio un giro radical en 1854 al trasladarse a los Estados Unidos. Allí conoció a Theodor Lent, un hombre que se convertiría en su mánager y esposo, pero que marcaría el inicio de una vida de explotación bajo las luces de los espectáculos de rarezas.
Un talento opacado por el prejuicio
Julia fue catalogada cruelmente en los circos como un híbrido entre un humano y un primate, alimentando el morbo del público de la época. Sin embargo, detrás de esa imagen impuesta, existía una mujer de intelecto superior. Durante su gira por Londres, los reportes de la época destacaban que Julia era una persona sumamente culta e instruida.
«Lejos de ser la figura salvaje que los carteles describían, Julia era una artista que dominaba al menos tres idiomas y poseía una voz privilegiada para el canto.»
Incluso, su fisonomía atrajo la atención de la comunidad científica, quienes la etiquetaron erróneamente como el “eslabón perdido” buscado por Charles Darwin. Julia, no obstante, demostraba su humanidad a través del baile y la lectura constante.
La ambición que superó la muerte
La tragedia golpeó su vida de forma definitiva en 1860. A la temprana edad de 26 años, Julia falleció tras complicaciones en el parto de su único hijo, quien también murió a los pocos días. Sin embargo, el afán de lucro de Theodor Lent no conocía límites: en lugar de darle una sepultura digna, decidió momificar los cuerpos de su esposa e hijo para continuar con sus exhibiciones itinerantes.
| Hito Histórico | Año / Detalle |
|---|---|
| Nacimiento en Sinaloa | 1834 |
| Llegada a Estados Unidos | 1854 |
| Fallecimiento en Moscú | 1860 |
| Repatriación a México | 2013 |

El largo camino hacia la dignidad
El cuerpo de Julia Pastrana fue exhibido como una mercancía macabra durante más de un siglo en diversos países. Tras décadas de estar guardada en Noruega, fue gracias a la presión de activistas y del gobierno mexicano que se logró recuperar sus restos en 2012.
Finalmente, en febrero de 2013, Julia recibió un entierro con honores en Sinaloa. Este acto no solo puso fin a 150 años de exhibición, sino que se convirtió en una lección histórica sobre la importancia de respetar la dignidad humana por encima de cualquier condición física o interés económico.
Fuente: Infobae