El mundo pone sus ojos en Yemen, una nación que atraviesa una crisis humanitaria de proporciones devastadoras. Según las impactantes cifras presentadas por el máximo representante de las Naciones Unidas, António Guterres, ante el Consejo de Seguridad, la escalada de violencia ha forzado a cerca de 4,8 millones de personas a dejar sus hogares. Además, 19,5 millones de yemeníes dependen actualmente de la asistencia humanitaria para sobrevivir.
Las recientes acciones protagonizadas por el Consejo de Transición del Sur (CTS), grupo que cuenta con el respaldo de los Emiratos Árabes Unidos, han elevado considerablemente el riesgo de que el conflicto se expanda. El secretario general de la ONU no ocultó su preocupación, señalando que esta escalada podría desencadenar impactos severos mucho más allá de las fronteras yemeníes.
Nuevas hostilidades y división territorial
A principios de junio, los enfrentamientos originados por el CTS en la provincia de Hadramut dejaron un saldo trágico de al menos 32 militares fallecidos. Este consejo, que ejerce control sobre una vasta porción del sur y este del país, y que cuenta con el apoyo de las Fuerzas de Élite de Hadramut, promueve activamente la conformación de un «estado federal justo» que asegure la representación de todos los sectores de la sociedad yemení.
La compleja división territorial actual sitúa al Gobierno yemení reconocido internacionalmente al mando de las provincias de Marib y Taíz. Por otro lado, las regiones del norte y el centro del país permanecen bajo el dominio de las milicias hutíes, quienes reciben apoyo de Irán. Guterres lanzó una seria advertencia: la reactivación total de las hostilidades pondría en grave peligro la seguridad de zonas estratégicas como el mar Rojo, el golfo de Adén y el Cuerno de África.
Un llamado a la paz y el diálogo
En su contundente intervención, Guterres recalcó que las «acciones unilaterales no allanarán el camino hacia la paz». Por el contrario, estas solo logran profundizar las divisiones, radicalizar las posturas de los actores involucrados y aumentar las probabilidades de una mayor fragmentación interna. Subrayó la imperiosa necesidad de una solución política negociada y sostenible en Yemen, que sea capaz de integrar las aspiraciones de toda su población y, de una vez por todas, poner fin a un conflicto que se prolonga por años.
El líder de la ONU también abordó la crítica situación de las operaciones humanitarias en las zonas bajo control hutí, describiendo el entorno operativo como «insostenible». A pesar de que más de 5,3 millones de personas han recibido ayuda de Naciones Unidas este año, Guterres señaló que la provisión de asistencia humanitaria enfrenta «enormes desafíos».
Denuncia de detenciones y obstáculos
Guterres alzó su voz para denunciar la «detención arbitraria» de 59 trabajadores humanitarios, diplomáticos y personal de la ONU por parte de los hutíes. Entre los retenidos se encuentran tres empleados de Naciones Unidas que han sido puestos a disposición de un tribunal penal especial. Según la información proporcionada, se les ha imputado cargos basados en el ejercicio de sus funciones oficiales, lo que llevó al secretario general a instar a la revocación de su procesamiento y la anulación de los cargos. «La detención continuada de nuestros colegas es una profunda injusticia para todos aquellos que han dedicado su vida a ayudar al pueblo de Yemen. Se nos debe permitir realizar nuestro trabajo sin interferencias», sentenció.
El llamado a la moderación y al diálogo resonó con fuerza. Guterres instó a todas las partes implicadas en el conflicto a priorizar las conversaciones como vía para resolver diferencias, reiterando que cualquier acción unilateral podría agravar aún más la precaria situación en Yemen. La exhortación se extendió a los actores regionales, cuya cooperación y coordinación son consideradas cruciales para apoyar los esfuerzos de mediación de la ONU y salvaguardar la seguridad colectiva.
Como consecuencia directa de las hostilidades continuas y la fragmentación territorial, la situación humanitaria en Yemen sigue deteriorándose. Millones de personas desplazadas sufren las consecuencias, y un porcentaje significativo de la población requiere ayuda internacional para subsistir. Mientras tanto, las organizaciones humanitarias y la propia ONU enfrentan obstáculos derivados del complejo y volátil contexto político, un escenario descrito por Guterres ante el Consejo de Seguridad.
Fuente: Infobae