En el mundo de la salud y el bienestar, es habitual que surja la confusión entre los términos «pulso» y «frecuencia cardíaca». Con la proliferación de dispositivos de monitoreo personal, esta ambigüedad se ha acentuado. Sin embargo, especialistas advierten sobre la importancia de conocer sus diferencias, especialmente porque en ciertas condiciones médicas, estos valores pueden no estar sincronizados, haciendo indispensable la evaluación de un profesional.
Entendiendo las Distinciones Clave
El Dr. Ayman Hussein, un destacado especialista en electrofisiología cardíaca, lo aclara de manera contundente: «No, no son lo mismo«. Aunque ambos se expresan en latidos por minuto, lo que realmente miden son procesos distintos:
- Frecuencia Cardíaca: Se refiere a la cantidad de veces que el corazón se contrae en un lapso de sesenta segundos. Es la acción directa del músculo cardíaco.
- Pulso: Representa la cantidad de veces que las arterias se expanden y contraen como consecuencia del paso de la sangre bombeada por el corazón. Lo que sentimos al tomarnos el pulso es la respuesta de nuestras arterias al torrente sanguíneo, no la contracción del corazón en sí misma.

Coincidencias y Discrepancias: ¿Cuándo se Des sincronizan?
En la mayoría de los escenarios saludables, el pulso y la frecuencia cardíaca marchan al unísono. Si tu frecuencia cardíaca es de 70 latidos por minuto, lo esperado es que tu pulso también marque 70. No obstante, existen situaciones clínicas que pueden romper esta armonía. El Dr. Hussein señala que la discrepancia aparece cuando el corazón no logra bombear la sangre con la fuerza suficiente, de modo que no todos sus latidos generan una onda de pulso perceptible en las arterias.
Entre las condiciones que pueden generar esta diferencia, destacan:
- Fibrilación Auricular: Caracterizada por latidos rápidos y desorganizados que, en ocasiones, no son lo bastante intensos para ser detectados como pulso.
- Insuficiencia Cardíaca: La debilidad en la función de bombeo del corazón puede resultar en pulsos débiles o imperceptibles.
- Contracciones Ventriculares Prematuras: Estos latidos adicionales, aunque ocurren, no siempre logran movilizar un volumen de sangre significativo para ser reflejados en el pulso periférico.
En estos casos, es posible que el pulso registrado sea notablemente inferior a la frecuencia cardíaca real. Sin una medición precisa, este fenómeno podría pasar desapercibido, especialmente con el uso de monitores caseros.
Los Retos de la Tecnología Doméstica y la Visita Médica

El Dr. Hussein comparte experiencias de pacientes que acuden preocupados al observar cifras extremadamente bajas en sus dispositivos, como una frecuencia cardíaca de solo 30 latidos por minuto. Investigaciones posteriores revelan que el ritmo cardíaco subyacente es normal, pero la presencia de latidos extras que no generan un pulso robusto para ser detectados por relojes inteligentes u otros gadgets es la causa.
La Cleveland Clinic subraya que los dispositivos de uso doméstico, aunque útiles, no siempre son capaces de diferenciar entre pulso y frecuencia cardíaca. Algunos aparatos pueden medir la señal arterial (pulso) y presentarla erróneamente como frecuencia cardíaca, lo que puede derivar en diagnósticos equivocados o alarmas innecesarias. Ante cualquier duda o resultado anómalo, la consulta con un profesional de la salud es fundamental.
Técnicas Correctas para la Medición
Para una medición manual precisa del pulso, los expertos sugieren el método de la muñeca. El procedimiento es el siguiente:

- Con la palma de la mano hacia arriba, localiza la zona del surco radial con tus dedos índice y medio.
- Aplica una presión suave hasta que percibas el latido.
- Cuenta las pulsaciones durante un periodo de 30 segundos.
- Multiplica el número obtenido por dos para estimar los latidos por minuto.
Para determinar la frecuencia cardíaca con exactitud, la herramienta de elección es el electrocardiograma. Este estudio es capaz de registrar y analizar las señales eléctricas generadas por el corazón. Si bien existen dispositivos portátiles, es siempre recomendable adquirirlos bajo la supervisión y recomendación de tu equipo médico.
¿Cuándo Buscar Asesoría Especializada?
Aunque en la gran mayoría de los casos ambos indicadores coinciden sin causar preocupación, la divergencia entre pulso y frecuencia cardíaca puede ser una señal de alerta ante ciertas patologías cardíacas, como bien lo recalca la Cleveland Clinic. La diferencia entre estos dos valores puede estar evidenciando problemas de salud que únicamente un médico está capacitado para diagnosticar y tratar.

La institución sanitaria recomienda mantener un monitoreo regular como medida de control, pero insiste en que esto no debe sustituir la consulta médica. Si surgen dudas, se detectan cifras inusuales o se experimenta ansiedad ante los resultados de los dispositivos, la visita al médico es el camino más seguro para una correcta interpretación de los datos y para disipar preocupaciones infundadas.
El avance tecnológico ha democratizado el acceso a información sobre nuestra salud personal. Sin embargo, esto también nos demanda un mayor conocimiento sobre los indicadores vitales y la importancia de consultar a profesionales ante cualquier irregularidad. Comprender la diferencia fundamental entre pulso y frecuencia cardíaca es un paso crucial hacia un autocuidado más informado y responsable.
Fuente: Infobae