En los albores de 1968, cuatro virtuosos músicos ingleses iniciaron una travesía musical por tierras escandinavas bajo la denominación provisional de New Yardbirds. El cuarteto estaba integrado por el maestro de la guitarra Jimmy Page, la imponente voz de Robert Plant, el versátil John Paul Jones en el bajo y teclados, y la contundente batería de John Bonham. En esos días de gira, la banda se encontraba en un proceso crucial de definición artística, buscando consolidar su sonido y abrirse paso en el competitivo panorama rockero internacional.
Fue tras finalizar esa primera gira que la banda decidió dar un giro radical a su identidad, dejando atrás el nombre “New Yardbirds”. Este cambio trascendental se gestó en el seno de conversaciones informales y anécdotas compartidas entre figuras prominentes de la escena musical británica de la época, tejiendo una narrativa única para su futuro.
Del «Globo de Plomo» a la Leyenda Sonora
Según relatos que han trascendido, Jimmy Page exploraba la ambiciosa idea de conformar un “supergrupo” con otros talentosos músicos del Reino Unido. Fue en este contexto que Keith Moon, el enérgico baterista de The Who, lanzó una frase que resonaría profundamente: sugirió que dicho proyecto colapsaría “como un globo de plomo”.
Esta advertencia, cargada de un humor particular, hacía alusión a la volatilidad y los riesgos inherentes a la formación de bandas con músicos de renombre. La peculiar expresión capturó la imaginación de Page, quien tiempo después consultó a Moon sobre la posibilidad de adoptar esa frase como nombre para su propia agrupación. Así nació Led Zeppelin, evocando la imagen de un dirigible pesado y majestuoso, una idea que Moon había compartido previamente, según recordó el propio Page.
«Era un nombre que Keith Moon había mencionado en aquel entonces. Él dijo: ‘¿No sería divertido tener una banda llamada Led Zeppelin?'», recordó Page.

Durante su estancia en Escandinavia, la banda operó bajo el nombre New Yardbirds como una medida estratégica para mantener un perfil discreto mientras definían su camino. Jimmy Page reveló que esta denominación inicial funcionó como una especie de “capa de invisibilidad”, permitiéndoles trabajar sin atraer especulaciones innecesarias hasta el momento de su presentación oficial como Led Zeppelin.
Incluso en las primeras producciones discográficas, las etiquetas identificaban al grupo como New Yardbirds, una precaución tomada por Page para salvaguardar la sorpresa y el impacto de la revelación del nuevo nombre.
Finalmente, Led Zeppelin emergió como una fuerza imparable, forjando una identidad sonora y conceptual inconfundible. El nuevo nombre significó una clara ruptura con su pasado inmediato, distanciándose del legado de The Yardbirds y marcando el inicio de una nueva era para los cuatro músicos.

Debates y Mitos en Torno a su Origen
Existen otras versiones que sugieren que la génesis del nombre Led Zeppelin no recae únicamente en la anécdota de Keith Moon. Algunos historiadores y fanáticos señalan a John Entwistle, el bajista de The Who, como el verdadero creador de la idea. Paralelamente, circulan relatos que atribuyen la inspiración a Chris Dreja, exintegrante de The Yardbirds.
Según estas últimas hipótesis, Dreja habría conservado los derechos sobre el nombre New Yardbirds, lo que habría impulsado a Page y sus compañeros a buscar una denominación alternativa para evitar posibles litigios y establecer una base independiente para su proyecto.
Estos relatos alternativos conviven debido a la ausencia de una confirmación unánime y definitiva por parte de todos los involucrados en aquellos años fundacionales. No obstante, un punto de convergencia generalizado apunta a que la célebre frase relacionada con un “globo de plomo” sirvió como catalizador para que Page comenzara a explorar esta sugerente denominación, que terminaría por convertirse en la emblemática tarjeta de presentación del cuarteto.

Desde su establecimiento, el nombre Led Zeppelin se ha asociado intrínsecamente a la vanguardia creativa, a la audacia sonora y a la imponente presencia escénica que el cuarteto cultivó desde finales de los 60 y a lo largo de la década siguiente. La magistral combinación de potencia musical, carisma arrollador y una constante experimentación catapultó a la banda a la estratosfera del rock, consolidándola como uno de los pilares indiscutibles del género.
Hoy en día, la influencia de Led Zeppelin sigue siendo palpable y perdura en incontables géneros musicales y a través de diversas generaciones de artistas y oyentes. El enigma y el debate en torno al origen exacto de su nombre continúan alimentando la fascinación entre biógrafos, expertos y fervientes seguidores de la banda. Independientemente de la versión que se considere la definitiva, el legado cultural del grupo y la resonancia de su nombre permanecen firmemente grabados en la historia de la música universal.
El extraordinario recorrido de Led Zeppelin es un testimonio elocuente de cómo el nombre de una banda puede ser portador de relatos cautivadores, anécdotas memorables y decisiones estratégicas cruciales. De esta forma, el cuarteto británico trascendió las fronteras del rock, dejando una huella imborrable en la cultura popular a nivel global.
Fuente: Infobae