El acné es una preocupación que aqueja a muchos, impactando no solo nuestra apariencia, sino también nuestro bienestar emocional. Con frecuencia, se señala al café y al chocolate como los culpables directos de su aparición. Sin embargo, un experto en nutrición está descorriendo el velo de este mito popular.
El nutricionista Xavier Verdaguer, conocido por su activa presencia en redes sociales, ha compartido recientemente en su cuenta de TikTok (@xevi.verdaguer) información crucial sobre este tema. Contrario a lo que muchos creen, Verdaguer afirma de manera contundente: “El cacao y el café no dan problemas de acné”.
El verdadero factor detrás de los brotes
La controversia no reside en el café o el chocolate en sí mismos, sino en los aditivos que a menudo los acompañan. El problema surge principalmente cuando se les añade leche de origen animal. Esta leche contiene insulina y factores de crecimiento que pueden ser un detonante para la producción de sebo, facilitando así la aparición de imperfecciones en la piel. Por lo tanto, un café con leche o un chocolate lácteo sí podrían potenciar el riesgo de sufrir brotes, mientras que su consumo puro no tendría este efecto.
Incluso las alternativas vegetales como la leche de avena o arroz presentan matices. Si bien no provienen de animales, los cereales que las componen pueden elevar los niveles de glucosa en sangre. Esto, a su vez, provoca picos de insulina, actuando de forma similar a la leche animal y contribuyendo a la aparición de acné en personas con cierta sensibilidad.
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Otro elemento a tener en cuenta es el impacto del estrés y la falta de sueño. Aunque el café y el chocolate no son causantes directos del acné, su consumo elevado durante periodos de mucha tensión o descanso insuficiente puede disparar los niveles de cortisol, la conocida hormona del estrés. Esta elevación hormonal puede ser un factor desencadenante de brotes en personas propensas.
Nutrición y estilo de vida: aliados de una piel sana
Más allá de las bebidas y dulces más populares, otros aspectos de nuestra alimentación juegan un papel significativo en la salud cutánea. Una dieta cargada de alimentos ultraprocesados, rica en azúcares refinados, harinas blancas y grasas saturadas, puede generar inflamación interna y desequilibrios hormonales que se manifiestan en la piel.
Por el contrario, priorizar alimentos frescos como frutas, verduras, legumbres y grasas saludables es fundamental. Estos componentes nutren el organismo, ayudan a regular procesos internos y aportan antioxidantes que protegen nuestras células. La actividad física regular también es un pilar: mejora la circulación sanguínea y el metabolismo, lo que favorece la eliminación de toxinas y promueve una piel radiante.
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Asimismo, establecer rutinas de sueño consistentes y practicar técnicas para el manejo del estrés, como la meditación o el yoga, contribuye a mantener el equilibrio hormonal, especialmente el cortisol. Esto se traduce en una menor inflamación y una disminución en la frecuencia de los brotes de acné.
Finalmente, la hidratación adecuada es indispensable para que la piel mantenga su elasticidad y capacidad de regeneración. Beber suficiente agua, optar por infusiones sin azúcar y consumir alimentos con alto contenido hídrico ayuda a depurar el organismo y mantener los tejidos en óptimas condiciones. En resumen, una dieta balanceada, un descanso reparador y una gestión eficaz del estrés son las claves para una piel libre de acné.
Fuente: Infobae