La diabetes, una condición que aqueja a millones a nivel mundial, se caracteriza por niveles elevados de glucosa en sangre. Reconocer sus señales tempranas es crucial para un diagnóstico y manejo efectivos, minimizando el riesgo de complicaciones.
Identificar los cinco síntomas más frecuentes de la diabetes no solo facilita la instauración de un tratamiento oportuno, sino que también puede ser determinante para prevenir secuelas a largo plazo. Prestar atención a estos indicadores puede marcar la diferencia en la salud.
Sed Intensa y Persistente
Una sed inusual y constante, incluso después de haber consumido abundantes líquidos, es un llamado de atención conocido médicamente como polidipsia. Este síntoma se presenta como respuesta a la alta concentración de glucosa en el torrente sanguíneo, impulsando al cuerpo a una ingesta hídrica intensificada en un intento por regular dicha concentración.
Necesidad Frecuente de Orinar
La poliuria, es decir, el aumento significativo en la frecuencia urinaria, se revela como uno de los primeros indicios de un desbalance en el metabolismo de la glucosa. Los riñones, al intentar filtrar el exceso de azúcar, incrementan la producción de orina, obligando a la persona a visitar el baño múltiples veces a lo largo del día y la noche.
Fatiga y Agotamiento Constante
Un cansancio que no cede es otra manifestación común de la diabetes. Cuando la insulina no logra facilitar el ingreso de glucosa a las células, el cuerpo se ve privado de la energía necesaria para sus funciones diarias, lo que puede derivar en apatía y dificultades para mantener la concentración.
Pérdida de Peso sin Causa Aparente
La adelgazamiento involuntario, sin que exista una dieta restrictiva o un aumento en la actividad física, puede ser una señal de diabetes descompensada. Ante la incapacidad de utilizar eficientemente la glucosa, el organismo recurre a la quema de grasas y músculos como fuente de energía, provocando una notable disminución del peso corporal.
Visión Oscurecida o Borrosa
La alteración en la agudeza visual, manifestada como visión borrosa, es otro de los síntomas recurrentes. Los altos niveles de azúcar en sangre pueden provocar cambios temporales en la forma y grosor del cristalino ocular, dificultando el enfoque y cuya reversión está ligada a la estabilización de la glucosa.
Fuente: Infobae