Stewart Copeland: “Un día vino Satanás y me dijo: ‘¡Toca los hits de The Police!’»

El hombre que sonríe y se conecta por videollamada desde su casa de Los Ángeles es una leyenda pero no hace mucho por hacerlo notar. Stewart Copeland es baterista y compositor, un relevante músico capaz de unir el rock con la música clásica, la ópera y sonidos de diferentes culturas del mundo. Pero sobre todo, y para todo el mundo, es un tercio de The Police, una de las bandas de rock más relevantes del siglo XX (el siglo en que la cultura rock lo puso todo patas para arriba) cuyo sonido innovador definió a varias generaciones ya. Cuando se lo menciona, mitad diplomático mitad irónico, responde: “será muy difícil para mí realizar esta entrevista con esto que me has dicho”. Lo que sigue en el inicio del diálogo con Infobae Cultura es un gracioso intercambio de preguntas y respuestas banales.

Por ejemplo, sobre el idioma español: “mi español es una vergüenza porque crecí educado en Inglaterra, donde te enseñan francés. Y eso no me sirve de nada. Vivo en California y el idioma que debería hablar aquí es español, por supuesto. Creo que al menos la mitad de la gente en California habla español”.

—Con el jardinero, me da miedo decir “hola” (ríe).

—¿Por qué?

—Porque me miran como, “Oh, mierda. ¿Me descubrieron?”. Y siempre responden, “Hello”. Si les hablo en español, eso les hace sentir como, “Oh, mierda. Vienen por mí del ICE (N. de la R.: siglas Immigration and Customs Enforcement, la temida fuera policial que Donald Trump estableció para sus redadas de inmigrantes ilegales).

También habló sobre la nacionalidad argentina de su cuñada, casada con su hermano Miles Copeland, histórico manager de The Police y de Sting también.

—Por ese vínculo familiar ¿Has visitado Argentina unas cuantas veces, verdad?

—Absolutamente. He estado allí no solo para dar conciertos sino también para jugar al polo.

—¿Y qué te gusta de Argentina más allá del polo y los caballos?

— El bife. Y el estilo argentino de comer, donde en los restaurantes simplemente pasan con las espadas (risas) y cortan la carne. Eso me gusta mucho. No soy vegetariano ¿se nota?

—Se nota.

—Mi tiempo en Argentina además, fue muy diferente de Brasil o México, que también conozco bastante. Argentina es como Inglaterra, porque todos hablan inglés además de hablar español.

—¿Ah sí?

—Los modales, el té a las cinco, el estilo de vida y todo es muy, muy inglés… Excepto que todos hablan en español.

—Bueno, en Argentina como en Inglaterra gusta mucho el fútbol ¿Lo sabes, no?

—Sí. Bueno, creo que los argentinos son un poco mejores en fútbol que los británicos.

Copeland destaca la carga emocional de las canciones de The Police y su vigencia en la memoria colectiva del público

—Los argentinos estamos convencidos de eso.

—Los argentinos son mejores en fútbol que cualquiera en el mundo, excepto mi pequeño pueblo de Melpignano en Italia.

—¿Si?

—Que debería gobernar el mundo. El Melpignano Futbol Club es, por supuesto, el mejor equipo de fútbol del mundo. No han ganado suficientes partidos para probarlo, pero lo sé. Además soy ciudadano honorario de Melpignano.

Vaguedades al margen, Stewart Copeland está por llegar a Buenos Aires para presentar el espectáculo The Police Deranged for Orchestra (La Policía Desquiciada para Orquesta, sería una traducción aproximada y por cierto, revela el alto contenido irónico de la expresión misma), que ya tiene como antecedente un álbum publicado en 2023 con las canciones más conocidas de la banda desde una nueva perspectiva: los mayores éxitos de The Police, incluyendo “Roxanne”, “Don’t Stand Too Close To Me” y “Message in a Bottle”, arreglados para orquesta sinfónica. Será el miércoles 17 de diciembre en el Teatro Gran Rex.

—¿Por qué sigues tocando canciones de The Police 40 años después?

—Porque, número uno, son grandes canciones. Pero más importante, tienen un poder emocional que ninguna canción nueva puede tener. Ahora, no tengo miedo de mirar a mi pasado porque confío en mi futuro. Estoy escribiendo una nueva ópera ahora mismo. Estoy escribiendo un nuevo libro ahora mismo. Mi último álbum, Wild Concerto, fue todo nuevo. Así que tengo tanta confianza en el movimiento hacia adelante que no tengo miedo de mirar atrás. Y la recompensa de mirar atrás son esas canciones que la gente conoce, y que viven en sus vidas: tienen una carga emocional muy poderosa. Y eso es lo que buscamos… Cuando tocamos conciertos, solo queremos incendiar el lugar. Y hacemos lo que sea necesario. Entonces sabemos que las canciones que incendiarán el lugar son las que la gente conoce. Por eso estoy haciendo estas canciones de The Police. Por supuesto, las arruiné todas, así que no son solo una réplica. Son una versión completamente nueva y desquiciada, con una gran orquesta. Con la orquesta es, por un lado, más sofisticado porque los músicos de orquesta son sofisticados. Pero por otro lado, estoy yo golpeando cosas, así es más Neandertal y más salvaje: “monstruos indomables en la jungla” (risas).

El show de Stewart Copeland en el Teatro Gran Rex reinterpreta los grandes éxitos de The Police con arreglos para orquesta sinfónica

—¿Y cómo se te ocurrió la idea de fusionar las canciones de The Police una orquesta?

—Bueno, como compositor de cine durante 20 años tuve una involuntaria educación en orquesta. Cómo usarla, cómo poner la música en la partitura, los matices de cómo sacar el vocabulario de la orquesta. Así que he estado haciendo eso durante años, y tocando conciertos de mi música de cine y música de videojuegos y demás. Ocasionalmente tocaba una canción instrumental poco conocida de The Police, ya sabes, generalmente canciones que yo escribí. Y un día Satanás vino a mí, y me dijo, “¡Toca los hits!”

—¿En serio?

—Y yo dije, “No. Apártate de mí, Satanás. No escucharé la voz de la oscuridad.” Y luego un día dije “Mierda, ¿por qué no?” Así que tan pronto como abrí esa puerta, pensé que tal vez la gente vendría tras de mí con antorchas y tridentes por cometer este sacrilegio con las canciones de The Police. Pero resulta que a la gente realmente le gusta, que los conciertos van muy bien y no hay antorchas encendidas para mí. A la gente le encanta.

—Mi siguiente pregunta obvia sobre Argentina es sobre el show de The Police en Buenos Aires en 1980, porque siempre se habla de un incidente que tuvieron con la verdadera “policía”. ¿Lo recuerdas?

—Sí, claro. Bueno, ellos fueron un poco demasiado agresivos controlando al público. Y Andy Summers puso el pie solo para llamar la atención. Pero según dijeron ellos: “¡Él me pateó!”. Así que fue muy serio allí pero no tuvo consecuencias terribles. Por lo menos, no nos llevaron a todos a la cárcel ni nada. Pero más importante que eso fue que el público se divirtió mucho.

—Sí.

—Y nosotros también.

—Mi hermano estuvo y siempre recuerda ese show.

—Yo también recuerdo que los tres rubios salimos al campo y montamos caballos, principalmente para poder tomar fotos. Estábamos en Argentina y todos llevábamos trajes de gaucho y todo, luciendo muy apuestos (risas). La parte divertida de eso es que, ya sabes, Andy no montaba caballos, así que lo tomó como comedia y estaba sentado al revés… Yo sí monto caballos. Sting no monta. Pero era tan carismático que parecía, no sé, Clint Eastwood a caballo (aunque estaba aterrorizado). Eso requiere gran poder de estrella.

Stewart Copeland recordó el incidente con la policía argentina durante el histórico show de The Police en Buenos Aires en 1980

—Antes de venir aquella vez ¿sabías sobre la dictadura militar?

— Sí. Por supuesto.

—Y luego vino la Guerra de Malvinas.

—Yo vivía en Inglaterra durante la Guerra de las Malvinas. Y que para el mundo del polo en Inglaterra fue un gran desastre, porque todos nuestros jugadores favoritos de polo eran de Argentina. Así que, durante algunos años, no hubo argentinos jugando al polo en Inglaterra, lo cual fue una gran pérdida. Eso fue lo principal que pude sentir, la decepción de no poder confraternizar y jugar al polo con argentinos, que son, por supuesto, los mejores del mundo. Podemos discutir sobre fútbol, pero no hay debate sobre el polo.

—¿Podrías decirme tus cinco canciones favoritas de The Police y por qué?

—Eh… “Bring On The Night”.

—Esa canción fue grabada por Gustavo Cerati para un disco de canciones de The Police en español.

—Oh sí, Gustavo Cerati. Fue un gran músico argentino ¿Cómo se dice el título en español?

—“Tráeme La Noche”, así la tradujeron.

—Creo que es mi canción favorita que Sting haya escrito. No es un gran éxito ni nada.

—Pero te gusta.

—Simplemente tiene un impacto emocional. Tiene magia… Bueno ¿qué otras canciones? Supongo que “Message In A Bottle” tiene que ser una favorita. ¿Cuántas van? Déjame ver… “Don’t Stand So Close To Me” es una canción bastante buena. De hecho, una de mis favoritas ahora es “Murder By Numbers”.

—¿Por qué?

—Porque cuando la tocamos en estos conciertos es la canción más desconocida. Es una de las pocas que tocamos que no es un éxito. Ni siquiera estuvo en un álbum. Era un lado B, pero al tocarla incendia el lugar aunque no tenga el impacto emocional de una canción que todos conocen. Aún así, funciona muy bien.

Stewart Copeland reflexiona sobre el jazz, el blues y el reggae, y defiende la emoción como esencia de la mejor música (Foto: Reuters)

—Una de mis favoritas es “Walking On The Moon”.

—Oh, claro.

—Música reggae tocada por chicos blancos.

—Tocada incorrectamente por chicos blancos.

—Pero con el alma de chicos negros ¿Estás de acuerdo?

—Bueno, tocábamos reggae… Nuestra música era cercana al reggae. Creo que “Walking on the Moon” es lo más cerca que estuvimos de tocar reggae estrictamente como lo tocan los jamaiquinos. Mayormente, “Roxanne” y otras canciones que eran cercanas al reggae no las tocábamos como los jamaiquinos. En realidad, mi apego al reggae es anterior porque la música árabe en Beirut, donde crecí, tiene algunas similitudes rítmicas. El énfasis en el tercer tiempo del compás, los “up-chicks”, la eliminación del uno… Estas son características musicales que estaban en mi ADN por crecer en Medio Oriente. Aunque no escuchaba atentamente, simplemente, estaba en mi ADN de manera subconsciente. Así que cuando el reggae se puso de moda en Londres, en la escena punk, fue mucho más fácil para mí que para los otros chicos. Aunque tengo que decir que debemos dar crédito a The Clash, que fue la primera banda de chicos blancos flacos en intentar el reggae. Y su primera versión de una canción clásica de reggae se llamaba “Police and Thieves”.

—¡Claro!

—Lo cual es irónico porque lo siguiente que pasó fue que The Police (la policía) llegó y les robó esa idea.

Copeland destaca la carga emocional de las canciones de The Police y su vigencia en la memoria colectiva del público

—Mencionaste Beirut y recuerdo la historia de tu padre (N. de la R: su padre además de músico, fue fundador de la CIA, experto en Medio Oriente). ¿Qué respondían vos y tu hermano cuando les preguntaban de qué trabajaba tu papá?

—Era un guerrero de la Guerra Fría. Y un patriota. Yo no sabía nada de eso hasta que estaba en la universidad y él escribió su primer libro, que fue un éxito de ventas. Y en la solapa de la portada del libro dice: “Miles Copeland, CIA” (ríe) Lo cual fue una novedad para mí. Siempre sospechamos que mi padre estaba involucrado de alguna manera en travesuras políticas. De hecho, mi hermano Miles, un día llegó a casa de la escuela y le preguntó a mi padre: “Papá, ¿eres un espía?” A lo que mi padre respondió: “¿Quién quiere saberlo?”

—Oh.

—Fue como una frase de James Bond (risas). Pero mi padre también se veía a sí mismo principalmente como músico de jazz. Así que me crió para ser músico de jazz, por eso no toco jazz. Mi madre escuchaba a Debussy, Ravel y Stravinsky, y eso me impactó emocionalmente más que el jazz.

—¿Crees que el jazz es la mejor música que el hombre puede tocar hoy y por el resto de los tiempos?

—Mi padre solía decir eso. Decía que si los marcianos vinieran a la Tierra y analizaran la cultura de la humanidad, concluirían que el jazz es la forma más alta de música. No estoy de acuerdo. Amo y respeto a mi padre en todos los sentidos. Pero el jazz no es la forma más alta de música en absoluto. El blues y el reggae son mejores. El blues, diría yo, es la forma más alta de música, porque es la más simple, la más cruda. No hay nada más que emoción. La técnica no significa nada. La sofisticación no significa nada. Es solo emoción. Solo puedes tocar blues si has vivido una vida. De lo contrario, no puedes hacerlo. No puedes fingirlo. El jazz… Solo tienes que practicar 14 horas al día y puedes tocar jazz. De hecho, algunas personas dicen que el jazz es el último refugio de los que no tienen talento (ríe). No necesitas talento. Todo lo que necesitas es trabajo. Bueno, la otra razón por la que digo estos comentarios escandalosos es porque me gusta molestar a la gente. Y la manera de hacer una cena mucho más emocionante es decir algo como: “El problema con los músicos de jazz es que todos apestan”.

Fuente: Infobae

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