El Consejo Nacional Electoral (CNE) está llegando a la recta final en la organización del referéndum y consulta popular promovidos por el presidente Daniel Noboa y se divisa una nueva elección de autoridades locales: la número doce desde 2018. Esto refleja una intensa dinámica electoral en el país que estaría desgastando a los ciudadanos.
La Organización de Estados Americanos (OEA) reflexionó respecto del constante llamado a votar a los ecuatorianos y, además, con poco tiempo de preparación, provocando un “cansancio generalizado”.
Después de las elecciones anticipadas de 2023, la Misión de Observación Electoral de la OEA (MOE/OEA) difundió su informe final del desarrollo de la jornada y apuntó que en los últimos ocho años la ciudadanía ha asistido a las urnas en, al menos, diez ocasiones.
“De las diversas reuniones que la Misión sostuvo con organizaciones de la sociedad civil, académicos, candidatos y representantes de las agrupaciones políticas, así como de la observación directa, fue evidente que existe un cansancio generalizado en el electorado, en los funcionarios electorales y en los miembros de las juntas receptoras del voto (JRV) por la celebración de numerosos procesos electorales, incluyendo consultas populares, en un corto periodo de tiempo”, describe el documento, emitido el 18 de octubre de 2023.
Los expertos enviados por el organismo regional advirtieron que en Ecuador hay un clima de “alta polarización” y, si bien “es positivo que los conflictos sean canalizados a través de las vías institucionales, es necesario que para que haya un voto informado se realicen procesos electorales que sean organizados con tiempo y con la debida separación entre ellos”.
Al acabar la administración de Rafael Correa en mayo de 2017, lo sucedió su excoideario y amigo Lenín Moreno, que llegó a la primera magistratura y lanzó una consulta popular y referéndum en 2018 que, entre otros temas, permitió la instalación de un Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) de transición que evaluó y destituyó funcionarios de altos rangos y designó a sus reemplazos.
En el 2019 se dieron las elecciones seccionales y de los siete vocales del CPCCS. Luego, los comicios nacionales de primera y segunda vuelta de 2021, cuando se eligió a Guillermo Lasso Mendoza.
Le siguieron las elecciones seccionales de febrero de 2023 y de los integrantes del Consejo de Participación Ciudadana; y, en esa misma fecha, se incluyó la papeleta de referéndum y consulta que planteó el exmandatario Guillermo Lasso.
En su segundo año de mandato, en mayo de 2023, Lasso declaró mediante decreto ejecutivo la disolución de la Asamblea Nacional por grave crisis política y conmoción interna y se llamó a las elecciones legislativas y presidenciales anticipadas de primera y segunda vuelta, en las que resultó electo Daniel Noboa.
En esa misma jornada se votó por la pregunta de consulta popular para dejar bajo tierra el crudo existente en el bloque 43 del Yasuní ITT y se incorporó otra papeleta para los electores de Quito, con la que se prohibió la actividad minera en el Chocó Andino.
Luego, con Daniel Noboa en la Presidencia, hubo elecciones en abril de 2024 por una consulta popular y referéndum.
Diez meses después, en febrero de 2025, los ecuatorianos volvieron a sufragar en los comicios de asambleístas y presidente de la República en primera vuelta; y en abril pasado, en la segunda vuelta, en la que fue electo Noboa.
Cinco meses más tarde, en septiembre pasado, se volvió a convocar a elecciones por la consulta popular y referéndum de cuatro preguntas propuesto por Noboa, que no obtuvo el respaldo popular.
Una de las preguntas era instalar una asamblea constituyente que redactara una nueva constitución, lo que equivalía a que se convocara a un nuevo proceso para elegir a ochenta asambleístas constituyentes y, una vez que escrito el nuevo texto, se llamaría a votar otra vez para que aprobaran o desaprobaran lo hecho.
La respuesta del electorado a esa propuesta y a otras tres reformas legales que se votaron el 16 de noviembre último fue no.
El miércoles último, el Consejo Electoral proclamó los resultados numéricos de esa elección y se confirmó que 6′350.431 ecuatorianos rechazaron una constituyente.
El docente universitario Esteban Ron considera que esta respuesta —pese a que el ejercicio de la democracia directa es una de las alternativas frente a los conflictos de gobernabilidad— refleja el “hartazgo generalizado” en la población por los recurrentes procesos electorales a los que han sido llamados y en “cortísimos” tiempos.
La consecuencia de esto es una “desnaturalización” de los mecanismos de democracia directa, “que se están volviendo un medidor de la aceptación popular de un Gobierno”.
A esto se suma que el Ejecutivo no explicó el fondo de las propuestas y podría haberse subestimado a los votantes.
“Se levantó información errónea alrededor de los temas planteados por el presidente, tratando a los ciudadanos como solo un número de votos y no como ciudadanos. Cuando la masa electoral es tratada como un voto y a los gobernantes no les interesa su discernimiento, el rechazo es más fuerte y lo hacen en las urnas” añadió.
Para Geovanni Atarihuana, director nacional del partido Unidad Popular, que participó en la campaña de trece días por el no al referéndum y consulta del 16 de noviembre, la población espera soluciones inmediatas y políticas públicas en salud, educación, empleo y seguridad ciudadana, mas no mantenerse en procesos eleccionarios.
No obstante, el 2026 será un año electoral. El Consejo Nacional Electoral se declarará nuevamente en periodo electoral para organizar la elección de alcaldes, prefectos, vocales de juntas parroquiales y de los siete vocales del Consejo de Participación Ciudadana para el periodo 2027-2031.
Fuente: El Universo
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