De la oferta de campaña al desistimiento y a la consulta popular: el camino que siguió Daniel Noboa buscando una asamblea constituyente

Nueve meses han transcurrido desde que Daniel Noboa lanzara su idea de convocar a una asamblea constituyente que redacte una Constitución. Lo hizo en una entrevista de radio, unos días antes de que se iniciara la campaña presidencial de primera vuelta, el 24 de diciembre del 2024.

“Estamos analizando cómo se constituiría esa constituyente, porque después de la última el reglamento cambió… Pero estoy convencido de que tiene que haber reformas constitucionales profundas en el Ecuador”, dijo entonces.

El pasado 24 de septiembre, la Corte Constitucional (CC) dio finalmente su visto bueno para llamar a una consulta popular en la que la ciudadanía le diga sí o no a esa idea.

Pero entre esas dos fechas ocurrieron muchas cosas. “El camino no estuvo exento de sobresaltos”, refiere el politólogo Juan Rivadeneira.

A mediados de mayo, un poco antes de que Noboa asumiera su mandato completo de cuatro años, el entonces ministro de Gobierno, José de la Gasca, dijo que la consulta para la constituyente entraba en un “compás de espera” y que el régimen intentaría trabajar cambios estructurales en la Constitución aprovechando la mayoría legislativa que se había consolidado en la nueva Asamblea Nacional.

Y a partir de agosto, Noboa empezó a enviar a la CC varios proyectos de reformas y enmiendas constitucionales que no fueron aprobados.

Entre ellos la castración química y el registro de violadores; la eliminación del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) y el traspaso de sus atribuciones a otras instituciones, reducción del número de asambleístas y el control político a la CC.

Esto profundizó las diferencias con la Corte, a la que desde antes había cuestionado por aceptar a trámite demandas de inconstitucionalidad contra tres leyes aprobadas en la Asamblea Nacional relacionadas con el combate a los grupos criminales: la de Solidaridad Nacional, la de Inteligencia y la de Integridad Pública. Incluso realizó dos marchas, una en Quito y otra en Guayaquil, en las que fustigó a los jueces constitucionales.

El pasado 17 de septiembre, Noboa posteó en sus redes sociales una misiva en la que anunció que enviaría una pregunta para una consulta popular sobre la constituyente denunciando un “bloqueo” de la Corte.

“Ustedes votaron por el cambio, un cambio que no puede consolidarse mientras las reglas actuales nos impidan luchar de frente contra el crimen organizado y contra las estructuras políticas que lo protegen y lo favorecen una y otra vez. Presentamos preguntas claras para que el pueblo se pronuncie. Estas fueron negadas, a base de puro activismo político, sabiendo que el pueblo aceptaría esos cambios, que los mismos de siempre quieren bloquear”, escribió Noboa.

Y así lo concretó dos días después. Pero la remitió al Consejo Nacional Electoral (CNE) sin pasar por el filtro de la Corte Constitucional como lo determina la Constitución vigente. Entre cruces de demandas de inconstitucionalidad y decretos que iban y venían, finalmente el CNE remitió el pedido de la Corte, que inició el examen.

En un trámite que muchos juristas califican como “flash”, la CC dio luz verde a la vía de la constituyente para ir a las reformas constitucionales, y en principio pidió correcciones a los considerandos y al estatuto, algo que Noboa subsanó inmediatamente.

Y así, el país irá a las urnas, nuevamente, el próximo 16 de noviembre.

El legislador oficialista Esteban Torres indica que el Gobierno sí intentó hacer los cambios por las vías de la enmienda constitucional.

“Pero los bloqueó la Corte Constitucional. Por ejemplo, en la reforma parcial a los artículos 110 y 115 de la Constitución, la Corte evitó que se elimine el Fondo de Promoción Electoral. En el Registro Nacional de Violadores bloqueó todo. El llamado a constituyente es, en parte, debido al bloqueo político de la Corte”, indica.

Pero también señala que el presidente ha medido los tiempos políticos. “Ha demostrado, en estos años de gobierno, ser un estratega político superior a todos sus adversarios, siempre dispuesto a correr riesgos y a ganar la partida. La constituyente fue una propuesta de campaña y hoy finalmente se cristaliza. Quienes todavía no saben leerlo se seguirán sorprendiendo, porque jamás ventila sus planes sino que los ejecuta”, expresa.

Juan Rivadeneira señala que la relación institucional entre el Ejecutivo y la Corte “estuvo afectada desde los pronunciamientos de la última sobre las leyes aprobadas por el oficialismo”.

Pero esas tensiones se bajaron por la actuación del CNE. “Enhorabuena por el país, finalmente la tensión institucional encontró una válvula de escape en el CNE, que solicitó el pronunciamiento de la Corte y la misma ha dado luz verde. Finalmente, la pregunta estará en la papeleta y no se puede objetar su legalidad, ya que -en los hechos- no tuvo vicios de inconstitucionalidad”.

El constitucionalista Antonio Gagliardo, quien fue juez de la CC, comenta que ese organismo “terminó cediendo ante el poder” y le dio facilidades al Gobierno gestionado y aprobando rápidamente su pedido de consulta popular, y que ojalá actuara así en otros casos.

Expresa que Noboa está en toda su facultad y derecho de convocar a una consulta, “pero debió seguir los pasos que están en la Constitución y la ley, no lo que quiso hacer, y salió mal parado en esto pues quería imponer la forma en que debía ser la constituyente”.

Señala que el pueblo ecuatoriano decidirá si quiere o no esa constituyente, y habrá que aceptarlo, lo importante es que no se venda al elector que con una nueva Constitución “van a cambiar las cosas en el Ecuador, no”. “La Constitución simplemente regulas las relaciones de poder con sus ciudadanos, es un contrato social”, advierte.

Esta es la pregunta de la consulta popular sobre la constituyente:

“¿Está usted de acuerdo en que se convoque e instale una asamblea constituyente, cuyos representantes sean elegidos por el pueblo ecuatoriano, de acuerdo con las reglas electorales previstas en el estatuto constituyente adjunto, para elaborar una nueva constitución de la República, la cual entrará en vigencia únicamente si es aprobada posteriormente por las y los ecuatorianos en referéndum?”.

Fuente: El Universo

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