Las especulaciones sobre el consumo de drogas y bebidas de Britney Spears durante su momento de mayor fama ha sido despejado por la misma cantante en sus memorias, en las que asegura que se drogaba con un fármaco.
Según extractos obtenidos por The New York Times, Spears no fue adicta a drogas de las consideradas “duras” y tampoco batalló con el alcohol; sin embargo, describió como su fármaco favorito el Adderall.
“(…) me drogó, sí, pero lo que encontré mucho más atractivo fue que me dio unas horas para sentirme menos deprimida”, contó en el tomo que saldrá a la venta el 24 de octubre.
Las insinuaciones sobre los desenfrenos de la cantante acrecentaron cuando se le veía en compañía de Lindsay Lohan y Paris Hilton en el año 2006.“Nunca fue tan salvaje como la prensa lo hizo ver”, aseguró en el libro.
Al ahondar sobre el tema de la depresión, describió el momento que la llevó a tener episodios caóticos en su vida, como afeitarse la cabeza y atacar el auto de un paparazzi.
“Con la cabeza rapada, todos me tenían miedo, incluso mi mamá. Estoy dispuesta a admitir que en medio de la severa depresión posparto, el abandono de mi esposo, la tortura de estar separada de mis dos bebés, la muerte de mi adorada tía Sandra y la constante presión de los paparazzi, empezaba a pensar en algunos aspectos como un niño”.
La intérprete asegura en sus memorias que para ese entonces ya tomaba prozac debido a que se sentía constantemente sexualizada por los medios, quienes la revisaban de pies a cabeza y el público no dejaba de criticarla.
“Todo el mundo seguía haciendo comentarios extraños sobre mis senos, queriendo saber si o no me había sometido a una cirugía plástica”.
Su historia con los fármacos continuó durante la tutela que su padre mantenía sobre ella, tiempo en el que le fue recetado litio en el centro de rehabilitación
“Me mantuvieron encerrada contra mi voluntad durante meses. No podía salir. No podía conducir un coche. Tuve que donar sangre semanalmente. No podía bañarme en privado. No podía cerrar la puerta de mi habitación”.
“Pasé de salir mucho de fiesta a ser un monje total. Los guardias de seguridad me entregaron sobres de medicamentos empaquetados y me observaron tomarlos. Pusieron controles parentales en mi iPhone. Todo fue examinado y controlado. Todo”, compartió.
Actualmente, Spears asegura que las migrañas son solo lo superficial de los daños que le causaron el consumo de estas sustancias, algunas permitidas por su familia.
Fuente: Agencia Reforma
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