Luisa González, presidenciable del correísmo, mantiene a EXPRESO en una lista de espera. ARCHIVO
Según el exsecretario de Comunicación y consultor político, Leonardo Laso, esta ‘jugada’ es cada vez más utilizada por los asesores. “Esto rompe el principio de rendición de cuentas de una autoridad o de quien aspira a serlo. Sin embargo, es lo que más recomiendan los consultores a sus ‘clientes’”, sostiene.
Además, sostiene que una de las principales razones por las cuales los actores políticos ceden ante esta recomendación es intentar no perjudicar su imagen ante la opinión pública. “Los consultores le dicen a los políticos qué hablar y qué no, a qué medio ir y a qué medio no ir porque lo podrían cuestionar. Así de simple”, acota.
Respecto a la alternativa híbrida de dar una entrevista vía boletín, Laso hace hincapié en que es un desplante disfrazado de voluntad y que, al carecer de repreguntas, se convierte en un publirreportaje del político o autoridad. “El periodismo tiene toda la razón de cuestionar estas prácticas, malas prácticas de los actores”, señala.
Sin embargo, para Francisco Rocha, director de la Asociación Ecuatoriana de Editores de Periódicos (AEDEP), el mayor afectado de estas “actitudes antidemocráticas” es la ciudadanía que pierde la oportunidad de conocer, con sus errores y aciertos, y evaluar a sus autoridades y a los actores políticos que aspiran a serlo en un futuro.
“Esto es resultado de la falta de formación política y de conocer las consecuencias que tendrían responder a preguntas que podrían resultar incómodas”, dice y recuerda que, tanto la prensa como la ciudadanía, está en su derecho de exigir respuestas, más aún cuando se trata de la cosa pública.
Asimismo, indica que estas prácticas “deja en evidencia lo poco transparentes que son” y que esto debería ser un tema a valorar en aquellos actores políticos que aspiran a un cargo público. “Son gente que no creen en la democracia, que desde su visión quieren tener el control y peor si llegan al poder”, dice.