El fútbol tiene tantos caminos que es capaz de juntar a un sueco y un egipcio a partir de un balón. Y que estos, si son buenos -o buenísimos, como es el caso- regalen un espectáculo a quien tenga el privilegio de presenciarlo. Y es que eso fue el Newcastle-Liverpool de Isak y Salah, un gran partido de fútbol a la altura de estos dos jugadores que terminó, como no podía ser de otra manera, en un empate (3-3) que deja a los de Arne Slot un poco menos líderes de la Premier.
El duelo empezó como casi todos los de la liga inglesa, con un ritmo endiablado. Tanto Isak como Darwin Núñez estiraban a sus equipos siendo esos delanteros versátiles que, pese a su envergadura, eran capaces de armar veloces ataques. De esta forma, los dos equipos mandaron avisos que se quedaron en la madera. Por un lado Mac Allister con un disparo desde el balcón del área y por otro lado Murphy. Y con todo eso, fue en empate a ocasiones lo que podría decirse de los primeros 20 minutos.
Hasta que el Newcastle, liderado por un genial Isak, empezó a tener más el dominio del balón empujando hacia atrás al Liverpool y en en el 35′, el sueco cogió el balón en tres cuartos, se hizo un hueco delante de Joe Gómez y ‘fusiló’ a Kelleher con un golazo. Era el 1-0 y la justicia hecha marcador pues ‘las urracas’ eran claras dominadoras. Y lo fueron hasta el descanso.
Ya en la segunda mitad, las tornas cambiaron y el Liverpool sacó ese carácter de líder con el que está gobernando en Inglaterra y en Europa y consiguió el empate a través de un buen remate de Curtis Jones, de primeras, a un mejor centro de Salah. Pero la noche era también era de Isak y apenas diez minutos después, el sueco sirvió un buen balón a Gordon para que se hiciera el hueco y chutara firmando el 2-1 volviendo así a poner a los locales por delante.
En ese momento, Arne Slot reaccionó desde el banquillo e introdujo cambios como Alexander- Arnold, Szoboszlai o Luís Díaz, pero la mejor carta la tenía sobre el césped desde el inicio y sí, era Mohamed Salah. El egipcio firmó el 2-2 en el 68′ y devolvió las tablas a un partido que a esas alturas ya se había vuelto loco.
Pero aquello no era todo. De nuevo Salah puso el 2-3 con un remate desde el punto de penalti y cuando parecía que los red se llevaban el partido, un error clamoroso de Kelleher dejando pasar un balón que él creía inofensivo, permitió a Schar colocarlo dentro de la portería y firmar las tablas en un genial partido de fútbol.(D)
MB