Sara Ríos, de 74 años, mira con tristeza el álbum con fotos de su hija Silvia Obando, que junto a su esposo y sus dos hijos menores de edad, desaparecieron hace tres meses en la ciudad mexicana de Tapachula, en el estado de Chiapas.
La mujer de 46 años, oriunda de Guayaquil, junto a Enrique y sus pequeños Jared y Jorge fueron parte de un grupo de 23 personas que tomaron un trayecto irregular hacia la frontera entre México y Estados Unidos.
«Yo quisiera que ellos aparezcan, pero que ellos regresan para acá», clama Sara. Jimmy Ramírez, otro pariente, afirmó que la familia viajó para evitar que los niños sean reclutados por grupos criminales, para buscar un mejor porvenir. «Para que no se dañen aquí, por la situación que pasa ahora», comentó.
La última prueba de vida de Silvia fue enviada el pasado 5 de septiembre cuando el coyotero, que los trasladó desde Guatemala a Tapachula, los llevaba con un sello, con una marca en sus brazos.
El hermano de Silvia se acercó a la Cancillería para reportar el caso del grupo desaparecido, en el que en total estaban 12 ecuatorianos. Las autoridades le pidieron que presente un escrito con las caracerísticas de sus familiares y la ruta que siguieron.
Los migrantes viajaron en avión desde Guayaquil hacia El Salvador. Allí un coyotero los trasladó vía terrestre hacia Guatemala y México, Desde allí, los migrantes cruzaron en lancha el borde costero de la playa de San Benito, en Puerto Madero hasta la ciudad mexicana de Juchitán en el Estado de Oaxaca.
La meta era llegar hacia la frontera estadounidense. Otro ecuatoriano desaparecido es el cabo segundo de policía Vicente Paúl Quintana Mendoza, con 30 años, oriundo de Quevedo, quien trabajaba en el cantón Durán.
En este grupo, también se perdió Myriam Doris Godos Zapata, de 47 años y su hijo Julio Isaac, de 14. Ellos eran del cantón Pasaje en El Oro. Además, hay migrantes de Loja y Cuenca.
Se espera que la Cancillería emita un pronunciamiento sobre este caso que fue replicado por medios mexicanos.