«Estoy cansado. Me voy», con esta frase asocian muchos rusos, en su abrumadora mayoría individuos mentalmente sanos y sin síntomas de la enfermedad de Alzheimer, el anuncio de Boris Yeltsin sobre su dimisión hecho en su mensaje de Año Nuevo trasmitido por televisión la noche del 31 de diciembre de 1999.
Sin embargo, el primer presidente de Rusia no pronunció esas palabras. Al anunciar su decisión de dejar el cargo, Yeltsin dijo: «Me voy. Hice todo lo que pude». Esta distorsión involuntaria es un típico caso del fenómeno de falsos recuerdos, un enigma de nuestro cerebro.
«Nuestras memorias son constructivas, reconstructivas. La memoria trabaja […] como una página de Wikipedia: tú puedes entrar y cambiarla, pero otras personas también pueden hacerlo«, explicó al respecto Elizabeth Loftus, investigadora de la Universidad de California, quien hizo la mayor aportación en ese campo de estudio.
¿Qué son y por qué ocurren los recuerdos falsos?
Los recuerdos falsos, o paramnesia, son un trastorno de la memoria en el que una persona recuerda algo que en realidad no sucedió. Es decir, lo que supuestamente recordamos con total exactitud como un acontecimiento real puede resultar ser una mezcla de acontecimientos del pasado y del presente, o incluso una mezcla de lo real y lo ficticio.
A nivel individual
Los recuerdos falsos pueden ser un signo de una enfermedad mental exógena, es decir, causada por factores externos, con frecuencia a partir de una base orgánica. Estos factores pueden ser, por ejemplo, intoxicación por alcohol o venenos industriales, lesiones cerebrales traumáticas, consumo de drogas, estrés emocional severo o trauma psicológico. Los falsos recuerdos también ocurren con frecuencia en personas con esquizofrenia o enfermedad de Alzheimer.
Sin embargo, los falsos recuerdos también pueden aparecer en personas completamente sanas. Un ejemplo clásico de ello es el famoso ‘déjà vu’, una sensación de que ‘recordamos’ claramente que ya estuvimos en este lugar, dijimos estas palabras o escuchamos esta canción en particular, aunque se trata de una determinada situación que, en realidad, es nueva.
A nivel social
Los falsos recuerdos existen no solo a nivel de la memoria personal, sino también de la colectiva. Esto se llama el efecto Mandela, es decir la sensación que tienen muchas personas de recordar algo que nunca sucedió en la realidad. El fenómeno fue llamado así en 2010, cuando se empezó a hablar en Internet de la muerte de Nelson Mandela en una cárcel.
Mandela fue liberado en 1990 y años después elegido presidente de Sudáfrica, cargo que desempeñó hasta 1999. Mandela falleció solo en 2013 de neumonía. Cuando se anunció su muerte en los medios de comunicación, muchas personas se sorprendieron, ya que incluso creían recordar la transmisión televisiva de su entierro.
Cómo ocurre la memoria distorcionada
Puede haber dos razones para esto. El primero son las alteraciones fisiológicas en la función cerebral. El segundo es la plasticidad de la memoria y la sugestionabilidad (término de la psicología que define la aceptación de una idea o creencia sin ninguna crítica) humanas.
Ya en la década de 1970, quedó claro que la memoria a largo plazo de una persona puede distorsionarse y entonces el cerebro engañará a una persona absolutamente sana, ‘formando’ recuerdos falsos basados en circunstancias reales.
La principal investigadora de este fenómeno fue Elizabeth Loftus, que en 1970 llevó a cabo un experimento, ahora famoso, sobre el efecto de desinformación de la memoria utilizando grabaciones policiales de accidentes de tráfico.
A dos grupos de voluntarios se le mostró la grabación de un accidente de tráfico y se les pidió que indicaran la velocidad a la que se desplazaban los coches antes del choque. En el primer grupo se utilizó la palabra «chocar», mientras que en el segundo el accidente fue descrito con la palabra «aplastar».
Todos los integrantes del segundo grupo mencionaron cifras muy altas. Por lo tanto, solo una palabra en la pregunta afectó tanto a los voluntarios.
En este contexto, en la Policía rusa es frecuente escuchar la expresión «miente como un testigo». El efecto de desinformación se aplica mucho en asuntos jurídicos. A partir de los experimentos de Loftus, muchos juristas han cuestionado la validez de los testimonios de testigos presenciales, y resulta que incluso una pequeña información errónea o pregunta mal formulada antes y durante un interrogatorio policial puede alterar la memoria de los testigos.
Fuentes de recuerdos falsos
Hay varios factores que influyen en nuestra memoria para formar recuerdos falsos.
- La manipulación verbal por utilizar palabras cargadas de emociones para describir una situación, como en el experimento de Loftus con «chocó» y «aplastó».
- Los recuerdos ‘ajenos’ que se producen cuando una persona se apropia inconscientemente de la experiencia de otra persona. Por ejemplo, décadas después, una mujer puede recordar detalles de su primera cita, parte de las cuales en realidad son ‘usurpadas’ de historias contadas por sus amigas o su madre.
- El pasado lejano, cuando una persona ‘recuerda’ lo que realmente les sucedió a sus parientes mayores. En ello inciden historias familiares, fotografías o lectura de diarios antiguos.
- Películas o programas de televisión: se dan las situaciones en que varias personas, bajo la influencia de noticias o películas sobre eventos famosos, inconscientemente ‘reconstruyen’ de otra manera eventos que ellos mismos presenciaron.
¿Es posible distinguir un recuerdo falso de uno real?
La psicóloga Julia Shaw sugiere en su libro ‘La ilusión de la memoria: Qué hace tu cerebro cuando recuerda y olvida y cómo se le puede engañar’ (‘The Memory Illusion: Remembering, Forgetting, and the Science of False Memory’) que los recuerdos falsos tienen las mismas propiedades que cualquier otro y no se diferencian de los recuerdos de eventos que realmente sucedieron. Por tanto, la única forma de verificarlos es encontrar pruebas.
Para comprobar su memoria, se podría entrevistar a familiares, amigos, conocidos, buscar entradas en su diario o redes sociales. Se puede consultar los informes de los medios y comparar el momento de los eventos de los que hablan y el momento de sus propios recuerdos. Cartas de amigos, fotografías, incluso cosas compradas en aquel momento también pueden ayudar.
¿Son normales los recuerdos falsos de personas mentalmente sanas?
Varios experimentos han mostrado que alrededor del 40 % de los detalles de un evento cambian en nuestra memoria durante el primer año, y después de tres años este valor alcanza el 50 %. Y no importa cuán ‘emocionales’ sean estos eventos: los resultados son válidos para incidentes graves, como los atentados del 11 de septiembre de 2001, y para situaciones más cotidianas. RT
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