Al igual que en las últimas tres décadas, cuando el Congreso Nacional, hoy llamada Asamblea Nacional, la migración de asambleístas hacia el sector de Gobierno sigue siendo una constante. Al año de gestión legislativa ninguna fuerza política logró mantenerse inmune a las tentaciones del poder.
El fenómeno de los legisladores que cambian de bando o se alinean con el sector de Gobierno durante sus mandatos es común en muchos sistemas políticos. En el caso de Ecuador, no es una excepción, ya que las cuatro principales fuerzas políticas representadas en la Asamblea Nacional: Revolución Ciudadana (RC), Partido Social Cristiano (PSC), el movimiento Construye y Pachakutik, han enfrentado una constante migración de sus asambleístas. En total, 45 legisladores abandonaron sus filas.
Este tipo de dinámicas genera desconfianza en el sistema político, más aún cuando un 80 % de los integrantes de la actual Asamblea Nacional aspira a una reelección, algunos de ellos por tiendas políticas distintas a las que llegaron hace un año.
La bancada más numerosa, la Revolución Ciudadana (RC), llegó a la Asamblea con 52 curules y en el camino perdió cuatro que hoy actúan junto con la bancada de Gobierno, Acción Democrática Nacional (ADN).
El Partido Social Cristiano (PSC) y aliados también sufrieron bajas. En noviembre del año pasado obtuvo 18 legisladores y perdió tres cuadros, los cuales hoy están en el sector del Gobierno. Pero en el proceso de definición de candidaturas para las elecciones generales de 2025 logró aglutinar algunos asambleístas que dejaron los bloques de Construye, ADN, Gente Buena y algunos independientes. De esa forma, hoy tiene 22 curules.
El sector de Pachakutik, que al inicio de este periodo interino llegó con cinco asambleístas, sufrió una baja en la provincia de Cañar con Fabiola Sanmartín, que es candidata a la reelección por ADN. Lo mismo sucedió en el sector de independientes, donde algunos que representaban a los movimientos provinciales terminaron alineados con el Ejecutivo.
El movimiento oficialista ADN también perdió una legisladora de la provincia de Chimborazo por problemas internos, pero su bloque se abultó de aliados. De 14 asambleístas que obtuvo en las elecciones anticipadas, creció y llegó a tener hasta 46 aliados, pero poco a poco algunos se desencantaron y pasaron a engrosar el sector de independientes y también del PSC.
El coordinador de la bancada Construye, Camilo Salinas, dice que nadie puede desconocer que en este año de legislatura hubo “camisetazos” y “compra de conciencias”. Él afirma que su bloque obtuvo 31 curules, pero que se aplicó una especie de filtro y se sacó de la bancada a legisladores que no eran leales a los principios, como el caso de Paúl Aulla, quien se reunió con el entonces presidente del Consejo de la Judicatura, Wilmán Terán, cuando la misma bancada presentó un juicio político en su contra.
Salinas habla de casos de legisladores que fueron captados por el Ejecutivo porque “querían un espacio en el Gobierno y presionaban por el cogobierno a cambio de puestos públicos”, pues afirma que hubo una operación constante desde el régimen por dividir a los bloques.
Hoy, dice el asambleísta Salinas, el bloque Construye termina con doce legisladores, que para él son “los gladiadores”, que han tenido coherencia y firmeza en la lucha contra la corrupción y la impunidad, y sobre todo han podido superar las tentaciones del poder.
El legislador del movimiento Avanza Pedro Velasco sostiene que el Legislativo no sintoniza con la realidad del país y que todo lo que fue cuestionado en anteriores periodos legislativos no ha sido superado; la mayor parte del tiempo, la Asamblea se dedica a tomar decisiones sobre exhortos, resoluciones y condecoraciones que a la postre no sirven para nada. “Parece que tenemos algún negocio tan cercano con alguna distribuidora de medallas, de condecoraciones, que están a la orden del día y con intenciones electorales”, anota.
También hemos visto separaciones voluntarias, algunas forzadas, pero —añade Velasco— en la Asamblea se debe practicar lo que trae desde afuera, desde su hogar, que son principios de ética y las normas de conducta de comportamiento, pues a la Asamblea se viene a representar al pueblo y no a un líder, en que algunos agachan la cabeza y no tienen libertad de actuación.
El independiente Jaime Guevara, que representa a la provincia de Pastaza, destaca que en este periodo empezaron con mucha expectativa y “al final siguen y seguimos siendo cautivados por cualquiera de los sectores. Y en esa perspectiva los bloques han sufrido evoluciones, y eso es producto de la poca madurez de formación política”.
Algunos asambleístas de movimientos y sectores políticos pequeños piensan que son “la estrellita de todo y al final son tentados por cualquiera de los sectores o por el oficialismo a cambio de dávidas, como gobernaciones, intendencias, jefaturas, direcciones provinciales y también tenencias políticas, que al final terminan quemándolos”.
Al final, añade Guevara, “quien mantiene la palabra de ser independiente termina siendo medio raro acá”, pues antes que un toma y daca es la “tentación de los que vienen por primera vez a cargos de responsabilidad política; entonces, ¿cómo se explica que cuando empezó este periodo había catorce asambleístas y hoy son treinta?, y no ha de ser porque vinieron a hacer la filantropía, porque en su pretensión les ofrecieron candidaturas”.
Al término de un año de gestión, el correísta Leonardo Berrezueta señala que la Asamblea ha tenido varios actores externos que han influido en el trabajo de la Asamblea, y el más fuerte es el Gobierno, que viró a varios asambleístas de muchas bancadas, por no decir de todas, a cambio de espacios políticos, protección e impunidades en temas de Contraloría y Fiscalía General del Estado. Hubo una legislatura de constantes tentaciones y bastantes debilidades, subraya.
También se presenta la desilusión, esa suerte de sentirse defraudados del propio Gobierno. Por ello, hay una serie de asambleístas que dejaron la bancada oficialista porque se vieron decepcionados por el accionar del Gobierno, de ahí que se fortalecieron los independientes. “Ahí prevalece el fantasma de la defraudación; no les cumplieron y vieron que el Gobierno no da pie con bola”, anota.
Berrezueta comenta que también ha faltado nivel en la Asamblea, el debate ha sido muy pobre en ciertos sectores, prevaleció un discurso vacío, politiquero, electorero en ciertas bancadas que no ha tenido la fuerza técnica ni el sustento científico, político, jurídico, sociológico y económico que se necesita. (I)
Diario El Universo