La candidata demócrata a la Casa Blanca, la vicepresidenta Kamala Harris, y su rival republicano, el expresidente Donald Trump (2017-2021), han chocado con sus propuestas sobre inmigración, impuestos o aranceles.
Esto es lo que promete cada uno si llega al poder tras las elecciones del 5 de noviembre.
Inmigración
Harris quiere hacer permanentes las restricciones al derecho de asilo que instauró la Administración de Joe Biden ante las cifras récord de migrantes en la frontera y propone una reforma que ofrezca un “camino a la ciudadanía” para los indocumentados que viven en el país, sin dar detalles de cómo planea alcanzarla.
Trump estigmatiza a los migrantes con una retórica xenófoba y promete deportaciones masivas de indocumentados, retomar la construcción del muro y eliminar beneficios migratorios para personas que huyen de sus países, a pesar de los retos legales que supondrían estas medidas.
Comercio
Harris defiende los aranceles a algunas importaciones chinas, como los vehículos eléctricos, pero rechaza aranceles generalizados para evitar una subida de precios que afecte a las clases trabajadoras.
Trump promete aranceles de entre el 10% y el 20% a todos los productos importados, y del 60% para aquellos provenientes de China, para forzar a las empresas a trasladar su producción a Estados Unidos.
Impuestos
Harris promete deducciones fiscales para pequeños negocios y aumentar los impuestos a las grandes empresas, del 21% al 28%. Igual que Trump, propone eliminar los impuestos a las propinas.
Trump quiere extender el recorte de impuestos a las grandes empresas que hizo durante su mandato y propone bajar la tasa impositiva del 21% al 15% a aquellas compañías que fabriquen todos sus productos en Estados Unidos. Promete eliminar los impuestos a las horas extra.
Medio ambiente
Harris defiende los subsidios a las energías renovables y a los vehículos eléctricos, pero ha abandonado su oposición a la fracturación hidráulica (fracking).
Trump niega la crisis climática, se opone a los vehículos eléctricos y promete aumentar la producción de petróleo y gas natural. Cuando estuvo en la Casa Blanca eliminó cientos de regulaciones ambientales y se retiró de los Acuerdos de París.
Fuente: El Economista