‘Solo de 10 a 15 días de lluvia detendrían los 95 días de sequía en los ríos de Cuenca’, que generan la mayor parte de la hidroenergía

El caudal de los cuatro ríos que atraviesan Cuenca, la tercera ciudad más poblada del Ecuador, cobra importancia ante los cortes de luz que se mantienen desde septiembre pasado.

Los ríos Tomebamba, Yanuncay, Tarqui y Machángara se mantienen en estado bajo y registran 95 días de sequía hidrológica, indica el último informe de la Empresa Pública Municipal de Telecomunicaciones, Agua Potable, Saneamiento y Gestión Ambiental de Cuenca, publicado hoy en su cuenta de X.

Esta empresa municipal realiza un monitoreo en tiempo real del estado de estos cuatro ríos afluentes del Paute, que alimenta al sistema Paute Integral, que incluye a Mazar, Molino y Sopladora.

Es un complejo hidroeléctrico que produce la mayor parte de la energía creada por la fuerza de los ríos (35 % del total en 2022). Le siguen la central Coca Codo Sinclair (29,2 %) y las centrales Agoyán y San Francisco; ambas generaron el 8,3 %.

El monitoreo que realiza la empresa municipal Etapa y la publicación diaria que realiza es de gran utilidad, indica Jonathan Cedeño, coordinador de la carrera de Oceanografía de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol).

“Ellos monitorizan de manera muy completa todos los ríos de Cuenca, que son aportantes al Paute y luego, pues, a los embalses de Mazar y Amaluza”.

Foto: TOMADA DE x

Este mes de octubre debería ser el más lluvioso del año en la región Sierra en condiciones normales, pero los pronósticos no son tan alentadores.

“Los más actualizados, y según las perspectivas de las instituciones oficiales, (dicen) que la precipitación en el territorio nacional sería entre normal y por debajo de lo normal” de aquí hasta diciembre, señala Cedeño.

“Dadas las condiciones que venimos (teniendo), con meses secos, un escenario conservador sería considerar las precipitaciones todavía por debajo de lo normal”, afirma.

Y en el mejor de los casos, las lluvias estarían dentro del promedio, agrega.

“Para que Etapa levante esta sequía hidrológica se requieren al menos de diez a quince días de lluvias de manera sostenida en Cuenca y en las zonas de recargas hídricas, así los caudales crecen y eventualmente los ríos salen de su estado de caudal bajo o estiaje, y eso no ha pasado todavía, a pesar de que ha habido algunas lluvias a comienzos de octubre y otras dispersas, pero los caudales bajos prosiguen y, consecuentemente, se mantiene esta sequía”, asegura Cedeño.

En la región Sierra se inicia la etapa de transición hacia la estación lluviosa durante este mes de octubre.

Los máximos de precipitación en la Sierra ocurren en promedio durante los meses de octubre y abril, en condiciones normales.

Después de este primer pico de precipitaciones en octubre, las lluvias descienden un poco en la Sierra en los meses de noviembre, diciembre y enero. De allí nuevamente escalan hasta alcanzar el segundo máximo de precipitaciones, que es el mes de abril”.

De ahí que el periodo de lluvias en la Sierra sea entre octubre y abril. Y la temporada seca, desde mayo hasta septiembre.

“En la región Amazónica llueve casi todo el año, pero muy pegado a la estribación oriental se da un máximo de precipitación en el mes de julio”, asegura Cedeño.

En la región Costa, las lluvias o el invierno, como se llama coloquialmente a la estación, comienzan en diciembre y terminan en mayo, siendo los meses de febrero y marzo los más lluviosos.

“Ecuador es multidiverso y esa multidiversidad también se aplica para el régimen climático. El país está, pues, en la latitud 0, atravesado por la cordillera de los Andes; recibe varios sistemas climáticos y eso hace que haya regímenes de precipitación distintos entre las regiones naturales Costa, Sierra y Oriente”, precisa el especialista.

Hay una alta dependencia de la hidroelectricidad

Una vista de la central hidroeléctrica Mazar, que es parte del complejo Paute Integral. Foto: Francisco Verni Peralta

La producción de electricidad en Ecuador pasó de 23.260 GWh (gigavatios hora) a 35.362 GWh del 2013 al 2023, un incremento del 52 %, según el Balance Energético Nacional del Ministerio de Energía recientemente publicado.

El 71,6 % de la electricidad (25.349 GWh) producida el año pasado correspondió a la generación hidroeléctrica, la que necesita de la fuerza de los ríos para ser creada, la cual por el déficit de lluvias y la sequía mantiene desde septiembre pasado al país con cortes de luz que actualmente son de hasta diez horas diarias.

El consumo de electricidad en el país tuvo un crecimiento del 46 % del 2013 al 2023 al pasar de 20.091 GWh a 29.380 GWh. Y aumentó 5,7 % del 2022 al 2023.

El problema es la alta dependencia que existe de la electricidad producida por las hidroeléctricas.

En este contexto, es importante que la política pública se sustente en la ciencia que predice lo que puede ocurrir con el clima.

En los dos últimos años hubo precipitaciones por debajo de las esperadas en el país, lo que había sido pronosticado por los modelos climáticos que entrega la ciencia, afirma Luis Domínguez, director del Centro de Agua y Desarrollo Sustentable de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol).

“Nos hemos preparado mucho para inundaciones, se habla mucho, pero sobre sequía muy poco, y la mejor manera de trabajar en época de sequía es optimizando el uso del agua”, aconseja.

El agua es un recurso renovable, pero no es ilimitado: existe una cantidad dada para el país.

En tiempos de crisis es cuando esas reflexiones toman mayor importancia, afirma Cedeño, quien considera que se debe caminar hacia una matriz energética más diversa para no depender tanto de la fuente de hidroelectricidad.

Él propone también invertir en ciencia para mejorar los pronósticos. Además de realizar “análisis de escenarios, implementación de sistemas de alerta temprana y de radares meteorológicos, al igual que la protección de las cuencas hídricas”.

¿Qué es la Oscilación Madden-Julian que provoca la sequía en la región?

Al terminar el evento del fenómeno de El Niño todavía se mantenían temperaturas altas en la atmósfera, explica Cedeño. Y luego la fase que desfavorece las precipitaciones del sistema climático llamado Oscilación Madden-Julian, que se propaga por todos los trópicos, permaneció persistentemente por cerca de tres meses en julio, agosto y septiembre.

“Su presencia hizo que regionalmente se experimentaran como consecuencia incendios forestales. Los propios ríos amazónicos reportados por la Agencia de Agua de Brasil están en estado crítico. El río Negro, que es el afluente del Amazonas, ha presentado sus más bajos caudales en cerca de 120 años”, afirma Cedeño.

La Oscilación Madden-Julian se caracteriza por una progresión hacia el este de grandes regiones de lluvia tropical aumentada junto con zonas de lluvia suprimida, observada principalmente en el océano Índico y el Pacífico.

Hay efectos de la sequía en Colombia, Perú, Bolivia, Chile y Argentina, al igual que Ecuador.

El cambio climático agrava la ocurrencia de estos eventos extremos.

“Puede llover muy concentrado en poco tiempo o puede haber el desarrollo de sequías”, dice Cedeño.

Ahora se observa que el fenómeno de El Niño, especialmente en su término en la región de Sudamérica, es más proclive a provocar condiciones secas.

“Esto uno lo puede interpretar con que si la temperatura en general del planeta continuamente está creciendo y el evento de El Niño, que es cálido y aun en su fase final, todavía queda la inercia de esa alta temperatura, lo que genera todos estos contrastes climáticos en distintas partes”.

La capacidad instalada de generación del país se centra en la hidroelectricidad

La potencia nominal total para generación eléctrica pasó de 5.496 MW (megavatios) a 8.938 MW entre 2013 y 2023, un incremento del 63 %. Pero en comparación con el 2022, la capacidad instalada solo aumentó 0,8 %.

El 58,1 % de ese potencial corresponde a generación hidroeléctrica, el 38,6 % a la térmica (producción de electricidad con la quema de combustibles) y el 3,3 % a otras fuentes renovables (biomasa, energía solar y eólica).

La capacidad instalada para generar energía hidroeléctrica pasó de 2.264 megavatios (MW) a 5.192 MW entre 2012 y 2023, un incremento del 129 %, pero esta producción depende de las condiciones del clima. Si no hay lluvias o el nivel de los ríos desciende, pues, la producción de electricidad cae abruptamente. (I)

Fuente: El Universo

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