Una de las herramientas que disponen los gobiernos para controlar un brote de dengue es la fumigación. Además de alentar en las campañas a promover el descacharreo de recipientes que contengan agua para la cría de huevos o impulsar la vacunación y el uso de repelentes, en un momento de una epidemia, la fumigación se vuelve inevitable.
Pero en los últimos años, científicos han detectado que las últimas fumigaciones no han estado brindando resultados efectivos en cuanto a la eliminación del mosquito Aedes aegypti, vector transmisor de la enfermedad viral.
Infobae