A Francia no le salen las cuentas. El nuevo Ejecutivo nombrado por el presidente de la República, Emmanuel Macron, hace una semana, plantea “ampliar impuestos y recortar el gasto”. Así, según publicaba este lunes el periódico Le Monde, el Gobierno encabezado por Michel Barnier (centroderecha), está considerando aplicar impuestos a las empresas para deducir el desbocado déficit que hay en sus cuentas. El objetivo es recaudar 8.000 millones de euros en 2025.
El diario galo recoge que el Ministerio de Finanzas, bajo los mandos de Antonio Armand, está considerando una tasa adicional y temporal del 8,5% para las empresas con más de 1.000 millones de euros en ingresos, y un impuesto sobre la compra de acciones del 8% de la reducción nominal de capital. Asimismo, el documento al que ha tenido acceso Le Monde remarca que el Impuesto sobre la Renta (IRPF) se mantendrán estables.
Entre las compañías galas afectadas del índice Eurostoxx 50 estarían Vinci, BNP Paribas, Société Générale, TotalEnergies, Kering o Airbus. De entre las españolas, ACS tendría que abonar más impuestos vía Abertis, dado que esta opera autopistas en Francia y posee el 50% de su capital social junto a la italiana Mundys.
Todas estas medidas impositivas irán acompañadas por un recorte del gasto público. Armand anunció, pocos días después de tomar posesión del cargo, que los presupuestos de 2025 se presentarán “en la semana del 9 de octubre” y se centrarán, sobre todo, en recortar el gasto público que ha aumentado en 200.000 millones de euros desde 2019.
En el mes de junio, la Comisión Europea lanzó la recomendación de iniciar el llamado “procedimiento de déficit excesivo” a siete países miembros, entre los que está Francia. Este es el primer paso antes de que Bruselas empiece a tomar mano y obligue a tomar medidas concretas para corregir los desajustes fiscales de París. Pero Armand anunció que consiguió un aplazamiento de Bruselas para presentar sus planes presupuestarios a medio plazo ante la Comisión hasta el 31 de octubre.
El Ejecutivo de Barnier necesita atajar el déficit público francés, que según documentos consultados recientemente por AFP y Le Monde podría cerrar este año en el 5,6% y en el 6,2% el siguiente. El ministro de Presupuestos, Laurent Saint-Martin, dijo que “estoy aquí para hablar con la verdad y con método” y la realidad actual, recalcó, es que “en 2024 el déficit público corre riesgo de superar el 6% del PIB, según las últimas estimaciones que tenemos”.
El déficit público galo no deja de crecer y crecer. En 2023 cerró el año fiscal en un 5,5% del PIB y para este año se prevé que se corrija levemente hasta el 5,1%. Por su parte, la deuda también está completamente desbocada. El descubierto de las cuentas francesas cerró 2023 en los 147.400 millones de euros, es decir, en el 110,6% del PIB, cuando las estimaciones de Bercy (así se le conoce al Ministerio de Economía y Finanzas) era del 109,7%, según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y estudios Económicos (INSEE).
Por su parte, las estimaciones del FMI apuntan a que el mandato de Macron dejará una herencia de una deuda que se irá expandiendo, pasando del 111,6% del PIB este año a cerrar 2029 en el 115,2%. En cuanto al déficit, las predicciones de la entidad marcan que este ejercicio lo cerrarán en el 4,9% y se mantendrá estático a lo largo de los años entre el 4,3% y el 4,1% hasta que en 2029 consigan corregirlo mínimamente al 3,9%.
Según Le Monde, el Ejecutivo galo podría estar pensando en presentar, antes de finalizar el año, un proyecto de ley de financiación en el que se podría incluir esta contribución excepcional del 8,5% sobre los beneficios empresariales, lo que elevaría la tasa impositiva total sobre los beneficios empresariales al 33,5%, es decir, en el nivel que estaban antes de que Macron se pusiese a recortar impuestos. A través de ahí es donde recaudarían esos 8.000 millones de euros.
Ante las dudas de si estas medidas fiscales iban a traducirse, también, en un aumento de los impuestos a la ciudadanía, Armand prometió a su llegada al caro que no va a “aumentar más presión fiscal para todos los franceses”, pero si lanzó el órdago de que “los más ricos contribuyan a ese esfuerzo nacional”.
El primer ministro Armand fue claro en su momento: “La credibilidad de Francia está en juego con este presupuesto”, por lo que reiteró que iba a tomar “medidas consecuentes” para sanear las finanzas públicas. “No seremos el gobierno de los impuestos injustificados”, afirmó Armand. “Pero no podemos descartar la posibilidad de pensar en impuestos específicos y excepcionales para las empresas y los franceses que tengan capacidad de contribuir”.
El problema al que se enfrenta ahora el Ejecutivo es que no cuenta con una mayoría en la Asamblea Nacional (Cámara Baja), por lo que el debate presupuestario será largo y tedioso, aunque Bariner tiene un largo recorrido como negociador. En su currículum está la insignia de haber llevado los mandos de la negociación del Brexit de la UE, por lo que esta situación no le pilla por sorpresa. “Haremos concesiones, así fue como logré unir a los 27 países de la Unión Europea durante las negociaciones del Brexit”, reiteró.
El anterior Gobierno anticipaba un desfase del 3% para 2027, pero unos ingresos por debajo de lo esperado y los gastos mayores han descuadrado las previsiones.
Una necesidad
A mediados del mes de junio, la vicepresidenta del Consejo de Análisis Económico, un organismo independiente que está ligado al primer ministro, Camille Landais, aseguró en una entrevista en el diario económico galo Les Echos, recogida por elEconomista.es, que “rechazar cualquier aumento de impuestos, dada nuestra situación presupuestaria, es absurdo”. En concreto, explicó que la consolidación del déficit fiscal no puede lograrse únicamente aumentando los ingresos de las empresas y las personas. “No veo cómo se puede defender esta consolidación presupuestaria sin que todos contribuyan, especialmente los más ricos”, sentenció la experta.
Estas declaraciones las hizo en un momento en el que el primer ministro de aquel entonces, Gabriel Attal, repetía y repetía el mantra de que subir impuestos “no forma parte de las medidas que vamos a tomar” y que iba a establecer un recorte del gasto público centrándose, sobre todo, en los subsidios por desempleo. En cambio, el ‘cabeza’ de este nuevo Ejecutivo le sacó los colores a su antecesor, diciendo que la situación de las cuentas “es mucho peor” de la que Attal aseguraba.
Haciendo caso a los expertos, el nuevo Ejecutivo francés está dispuesto a realizar una subida de impuestos de carácter temporal para poder sanear las cuentas del país y poder llegar a sus objetivos.
Fuente: El Economista