‘El cáncer de Nueva Prosperina es el canal de la muerte, ahí es la guerra’: en distrito del noroeste de Guayaquil las bandas se fraccionan y surgen nuevas disputas

Los grupos de delincuencia organizada (GDO) llegan a ser tan numerosos que a los cabecillas se les vuelve difícil mantener el control; por eso, como si se tratase de un proceso natural, se producen los fraccionamientos con liderazgos sectorizados.

Esta especie de mutación se palpa en el distrito Nueva Prosperina, uno de los doce que conforman la Zona 8, que abarca Guayaquil, Durán y Samborondón.

El año pasado este distrito cerró como el más violento del país, con más de 550 crímenes, cifra que —en función de la tasa por cada 100.000 habitantes— lo ubicó también como el tercer lugar más peligroso del mundo, superado por las ciudades mexicanas Colima (181) y Zamora (177).

Actualmente la realidad es otra. Del 1 de enero del año en curso al 8 de septiembre, Nueva Prosperina registró 226 homicidios en los seis circuitos que integran esta jurisdicción del noroeste de Guayaquil. Aquello supone una reducción de 247 asesinatos, ya que en el mismo periodo de 2023 hubo allí 473 crímenes.

Eso significa que hasta esa fecha aquel distrito tuvo una tasa de 60,3 muertes violentas por cada 100.000 habitantes, cuando el año anterior había cerrado con un índice de 141 homicidios por cada 100.000 personas.

Los asesinatos obedecen, en su gran mayoría, a la disputa entre bandas del crimen organizado, 22 de las cuales son hoy consideradas como grupos terroristas por el Gobierno nacional, en el marco del conflicto armado interno decretado el 9 de enero de este año.

El coronel Roberto Santamaría, jefe policial de Nueva Prosperina, dice que gracias al modelo de gestión implementado en su territorio ha sido posible la reducción de homicidios. Se refiere, entre otras cosas, a que ahora un patrullero ronda escoltado por cuatro motocicletas, en las que los uniformados portan armas largas para contrarrestar a los delincuentes.

Las intervenciones se intensificaron, pues hasta esa fecha se ejecutaron 33 operativos Resurgir, en los que se han desbaratado covachas que eran usadas por los delincuentes para secuestros en zonas de difícil acceso, como el circuito Nuevo Guayaquil.

De enero a la fecha, en esas operaciones hubo 788 detenidos, 205 armas de fuego incautadas, 200 motos recuperadas y 246 retenidas. También se recuperaron 128 vehículos y se retuvieron otros 50, además se ha decomisado más de una tonelada de droga.

La labor ha sido ardua, menciona el coronel Santamaría, quien reconoce que contener las muertes violentas puede tornarse en una labor complicada en lo que queda del año. La razón: el fraccionamiento de los GDO genera nuevos conflictos o ‘guerras’.

En Nueva Prosperina hasta el año pasado operaban cinco estructuras delictivas: Los Choneros, Los Lobos, Las Águilas, Los Tiguerones y Los Fatales. Los Tiguerones se dividieron en dos grupos: Tiguerones Fénix y Tiguerones Igualitos.

El primer subgrupo se alió con Mafia 18, una nueva banda que entró al sector y se asentó en el circuito Nuevo Guayaquil. Eso significó un desacuerdo entre las dos fracciones, puesto que los Tiguerones Igualitos no eran afines con Mafia 18, estructura originaria del sur de la ciudad que se dedicaba a contaminar contenedores de exportación con droga en el puerto.

El coronel Santamaría señala que en la actualidad en su distrito estas tres bandas mantienen disputas, y como resultado de ello, por ejemplo, en junio hubo un día en el que se reportaron catorce asesinatos. Por eso cree que contener los homicidios será una tarea compleja en los meses venideros.

El jefe policial cree que el denominado ‘canal de la muerte’ es el “cáncer” de Nueva Prosperina, porque es utilizado para botar cadáveres como medio de comunicación entre las bandas delictivas.

”El cáncer de Nueva Prosperina es el canal de la muerte, pero eso debe tener un control y si no existe ese control… O sea, lo que yo pido es que se haga lo mismo que hice con la escuela de sicarios y con todas las casas que estoy viendo donde encuentro a personas secuestradas, voy y las destruyo totalmente. Entonces, en este caso deben ser las Fuerzas Armadas, porque yo no puedo entrar a esa área reservada de seguridad”, recalca.

Y dice que el sitio ya está poblado actualmente por las bandas, cuyos integrantes torturan a las víctimas y las arrojan al canal. “Por toda esa franja es la guerra”, asevera e insiste en que aquello debe ser intervenido por los militares, pues es una zona reservada.

Detención en centro clandestino de rehabilitación

La semana anterior los uniformados ejecutaron una operación en la que 25 jóvenes, de entre 19 y 30 años, fueron descubiertos en una vivienda que supuestamente operaba como centro clandestino de adicciones de drogas en el sector Casa del Tigre, de Flor de Bastión, en el noroeste de Guayaquil.

Según la Policía, aquel sitio había sido un alojamiento para que estas personas cometieran distintas clases de delitos en ese barrio y en otras zonas aledañas.

La intervención movilizó a 250 policías que allanaron 35 inmuebles, entre esos este centro clandestino, entre la noche del miércoles y la madrugada del jueves pasado, en el marco del apagón nacional y del toque de queda que rigió en ciertas provincias como Guayas.

Hubo 28 detenidos (incluidos los que estaban en el centro clandestino) presuntamente pertenecientes a Los Tiguerones, a los que se les decomisaron 500 kilos de droga, valorados en $ 15 millones, según estimaciones oficiales.

El coronel Santamaría sostuvo que el supuesto centro de rehabilitación era solo una fachada para planificar y ejecutar actividades delictivas, entre esas se presume que en el sitio se realizaban actividades de pornografía infantil. Ocho de estos espacios han sido detectados este año en Nueva Prosperina.

Fuente: El Universo.

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