“Desde pequeña me veían como un pedazo de carne”. La obligaron a perder peso, a someterse a pequeñas cirugías plásticas y le prohibieron cortarse el cabello. Cuando cuestionaba alguna decisión, le aclaraban, entre otras cosas, que “una muñeca tiene que tener el pelo largo”, recordó Xuxa sobre esos primeros años de su vida, cuando el modelaje la había atrapado.
Nacida en 1963 en Santa Rosa, Río Grande del Sur, a los 7 años se mudó junto con sus padres y sus cuatro hermanos a Bento Ribeiro, suburbio de Río de Janeiro, un lugar al que siempre reconoció como “la verdadera casa de su infancia”. Justamente fue allí, mientras barajaba la idea de estudiar para ser veterinaria, cuando un empleado de la editorial Bloch la descubrió en un tren y le ofreció hacer una prueba para modelaje.
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