Con unos 300.000 millones de barriles (159 litros cada una) de crudo, Venezuela posee las mayores reservas de petróleo del mundo, por delante de Arabia Saudí, con unos 260.000 millones de barriles. Sin embargo, la industria petrolera del país ha sufrido un dramático declive.
En los últimos diez años, alrededor de ocho millones de personas han abandonado Venezuela. Esto equivale aproximadamente a una cuarta parte de su población. El país sudamericano sufre una enorme crisis de abastecimiento, una elevada inflación y una pérdida de mano de obra cualificada.
En vista a las elecciones presidenciales del domingo, el futuro económico de Venezuela está en juego.
Maduro promete crecimiento
El actual mandatario venezolano Nicolás Maduro promete “un tiempo bendito, maravilloso, de crecimiento y prosperidad”. Entre otras cosas, eso será posible gracias al respaldo financiero de empresarios, un sector al que Maduro quiere apoyar. Está por verse si esa promesa podrá hacerse realidad.
En cualquier caso, el candidato de la oposición, Edmundo González Urrutia, exdiplomático y considerado moderado en lo político, va claramente por delante en las encuestas.
González Urrutia se convirtió en el candidato de la alianza opositora Plataforma Unitaria Democrática (PDU) después de que otra candidata, María Corina Machado, fuera despojada de su derecho a presentarse a las elecciones.
Balance catastrófico
Cuando Maduro llegó al poder en 2013, el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita era todavía de casi 9.000 dólares estadounidenses, según cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI). En 2020, era de poco más de 1.500 dólares estadounidenses.
La producción de petróleo siguió una tendencia similar: de unos 138 millones de toneladas (2013), disminuyó a 34,5 millones de toneladas (2021), antes de recuperarse ligeramente en los últimos años.
“La economía venezolana ha tenido una contracción de casi el 80 por ciento de su Producto Interno Bruto en los gobiernos de Nicolás Maduro”, dice a DW Ronal Rodríguez, politólogo de la Universidad del Rosario, en Bogotá, Colombia.
“Para que Venezuela pudiese salir de la situación en la que se encuentra requeriría un crecimiento por encima del 15 por ciento sostenido durante varios años”, indica Rodríguez.
Falta de mano de obra cualificada
El éxodo de mano de obra comenzó bajo el mandato del predecesor de Maduro, Hugo Chávez, quien durante mucho tiempo utilizó los ingresos del petróleo para financiar programas sociales, pero apenas invirtió en la propia industria petrolera. También despidió a personal especializado y lo sustituyó por soldados leales al partido que carecían de los conocimientos necesarios.
“En este momento, las facultades dedicadas al tema petrolero en Venezuela ya no tienen el brillo que tenían antes, no tienen los profesores ni tampoco tienen la demanda que se esperaría de ello”, dice Ronal Rodríguez.
Además de los problemas demográficos, el sector económico más importante también sufre las consecuencias de la cultura política imperante, pues la industria petrolera está controlada por representantes del chavismo, una ideología populista de izquierda basada en las ideas del expresidente Chávez, que falleció en 2013, y cultivada también por su sucesor, Maduro.
Así que, independientemente del resultado de las elecciones, será bastante difícil que Venezuela recupere su dinamismo económico, señala el experto.
DW