El expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, dijo en un entrevista que sobrevivió de milagro al intento de asesinato y que “se supone que debería estar muerto”. La historia de los Estados Unidos cambió a las 6:11 p.m. de ese fatídico sábado 13 de julio, cuando una ráfaga de balas asesinas cambió el futuro de la elección presidencial, con profundas implicaciones para ese país y el mundo.
Para el candidato Donald Trump, fue su segundo nacimiento, su segunda oportunidad de vida. Nació originalmente en Queens, Nueva York, el 14 de junio de 1946 y acaba de cumplir 78 años. Hoy, como me dijo hace años una guerrillera en El Salvador, debe festejar también cuando sobrevivió. Efectivamente volvió a nacer cuando Thomas Crooks, un joven de 20 años pasó a los anales de la historia por su intento de magnicidio a una de las figuras más polarizantes que tiene los Estados Unidos.
Donald Trump irrumpió en la política de los Estados Unidos, logrando ganar la elección en el Colegio Electoral y convirtiéndose en el Presidente número 45, gobernando del 2017 al 2021. Derrotó a Hillary Clinton y acabó con las dinastías políticas de los Clinton en el Partido Demócrata y de los Bush en el Partido Republicano.
Su lema de campaña, que se ha convertido en un “mantra” de una ala del Partido Republicano, fue “Make America Great Again”, cuya traducción literal sería “Hacer Grande a América Nuevamente”. El movimiento extremista “MAGA” cautivó a un gran sector del electorado que había perdido sus empleos y su razón de ser en la globalización, convencido que los Estados Unidos no se benefició del imperio de una doctrina nacional e internacional, nacido en las entrañas de Washington, que imperó durante más de tres décadas.
El Movimiento “MAGA” se radicaliza fundamentado en la convicción que los Estados Unidos perdió su “grandeza” debido a la influencia extranjera, tanto dentro de sus fronteras como internacionalmente. Señala como ejemplos radicales el cambio social producido por la migración de millones y el multiculturalismo que eso trae. Los miembros de este movimiento consideran que la “grandeza” de los Estados Unidos regresará con un mayor proteccionismo económico-comercial, una reducción drástica de la migración, particularmente originaria de los países en desarrollo, y el retorno al fundamentalismo de valores de una sociedad “blanca, anglosajona y protestante”. Otra característica es la retórica controversial, muchas veces plagada de falsedades, la violencia en sus posiciones y la perpetua polarización interna e internacional.
Luego de la desastrosa participación del Presidente Biden en el debate y el intento de asesinato, las encuestas pronostican un triunfo de Trump. Biden parece que declinará su candidatura este fin de semana. En la Convención Republicana Trump llamó a la unidad, pero volvió a denostar a los demócratas. Todos miramos con preocupación lo que ocurre en esta elección y las consecuencias dentro de los Estados Unidos e internacionalmente.