Encender chispeadores, volcanes, activar camaretas o fuegos artificiales, aunque es una costumbre marcada de las celebraciones de Fin de Año, en muchos casos deriva en accidentes que atentan contra la vida de los niños.
Este grupo es uno de los más afectados cada año. Esto se refleja en las emergencias que llegan a los hospitales entre el 31 de diciembre y el 1 de enero, e incluso días antes, con menores que sufren extremidades amputadas tras las explosiones, quemaduras graves y familias con estrés postraumático.
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En esta semana, un caso ya se registró en el hospital Francisco Icaza del Ministerio de Salud. Un menor de unos 12 años manipuló un explosivo y terminó con afectaciones en el dorso de la mano.
Peter Aguilera, jefe del Departamento de Cirugía Plástica de esta casa de salud, dijo que la historia es casi similar en todos los casos. Son niños que manipulan directamente los dispositivos o son aquellos que, después de activarlos, se acercan a los escombros, toman los artefactos nuevamente y estos detonan.
Según Aguilera, los casos que llegan antes del 31 de diciembre son de aquellos que han activado la pirotecnia por juego o a escondidas; los que llegan después de esa fecha son los afectados en el mismo festejo.
“Los niños manipulan de forma equivocada la pirotecnia. Se ponen un volcán en la mano para ver lo bonito, las chispas, pero olvidan que el fuego baja justo hacia la palma de la mano. Otras veces se acercan mucho, con el ánimo de ver cómo explotan los petardos, y se queman la cara”, explicó.
Las edades de los menores que regularmente llegan hasta el Icaza Bustamante con quemaduras o heridas por pirotecnia se sitúan entre los 8 y 15 años.
En el hospital de niños Dr. Roberto Gilbert, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, la Unidad de Quemados, que brinda soporte en estos casos particulares, registró pacientes que en su mayoría fueron ambulatorios durante 2023, 2024 y 2025.
A inicios de 2024 hubo atención de seis casos ambulatorios; en el mismo periodo de 2025 se registró un ingreso.
Anita Soria, médica tratante de pediatría en la Unidad de Quemados del hospital, indicó que el número de menores afectados suele incrementarse después del 30 de diciembre.
Las lesiones por los dispositivos pirotécnicos van desde mutilaciones, lesiones visuales y auditivas severas hasta quemaduras de segundo y tercer grado (en zonas como manos, rostro, torso).
“Las más graves que nos han llegado han sido cuando el estallido ocurre en las manos; eso causa amputaciones traumáticas de sus falanges”, explico.
Recomendaciones ante casos
La primera recomendación que hacen los doctores es que se evite la manipulación de pirotecnia por parte de los niños.
Si se genera un accidente con estos dispositivos, lo primero que debe hacer el adulto responsable del niño es retirarlo del lugar.
En caso de una quemadura por explosivo se debe evitar el uso de tratamientos alternativos, solo utilizar agua para calmar un poco el efecto de la quemadura y así evitar infecciones.
De inmediato, se debe trasladar al niño que ha estado expuesto a la explosión de la pirotecnia hasta una casa de salud para que reciba atención. (I)
fuente: El universo