El quechua, la lengua milenaria de los Andes peruanos, ha roto fronteras continentales esta temporada navideña. En una colaboración sin precedentes, las voces de niños peruanos y españoles se han fusionado para interpretar una pieza sacra que resuena con fuerza en los templos más importantes de Iberia y Sudamérica.
El proyecto, denominado Lindo Niñucha, es protagonizado por el Coro de Niños Acólitos de Huancavelica y la prestigiosa Escolanía de Infantes de la Basílica de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza. Esta unión no solo es un logro musical, sino un símbolo de hermandad cultural e identidad que reivindica las lenguas originarias en la escena global.
Un puente musical nacido en la adversidad
La semilla de este encuentro se plantó en 2020, durante los momentos más críticos de la pandemia. En aquel entonces, el contacto virtual permitió una primera colaboración en el tema Niño Jesusmi, aunque las restricciones sanitarias impidieron un despliegue visual completo.
Cinco años después, la visión del padre Carlos López Bonifacio, director del coro peruano, logró concretar un encuentro total. Tras formalizar la invitación en septiembre de 2025 ante las autoridades eclesiásticas de Zaragoza, el proyecto tomó una dimensión internacional definitiva, permitiendo que niños formados a más de 3.600 metros de altitud compartieran su arte con sus pares europeos.

Dos mundos, una sola fe
La Escolanía de Infantes del Pilar, compuesta por pequeños de entre 6 y 12 años, aceptó el reto de aprender fonéticamente el quechua, una lengua ajena a su entorno cotidiano en Aragón. Para los niños españoles, ha sido un viaje de descubrimiento; para los huancavelicanos, una validación de su legado ancestral.
| Institución | Ubicación | Puntos Clave |
|---|---|---|
| Coro de Niños Acólitos | Huancavelica, Perú | Cuna del quechua y formación litúrgica. |
| Escolanía del Pilar | Zaragoza, España | Tradición coral centenaria en Europa. |

La pieza Lindo Niñucha es un villancico tradicional que describe el nacimiento de Jesús desde la óptica andina, comparando al infante con jazmines y rosas, pero anticipando su destino en la Gran Cruz. La estructura musical permite que solistas de ambos países alternen versos hasta culminar en una potente armonía coral simultánea.

Escenarios que cuentan historia
La producción audiovisual de este tema es un despliegue de paisajes icónicos. Las grabaciones se realizaron en puntos estratégicos que conectan la historia incaica, el virreinato y la modernidad:
- Huancavelica: Escenas en la Catedral, la Plaza de Armas y la gélida laguna Choclococha a 4.600 metros de altura.
- Lima: El rodaje incluyó la Catedral Metropolitana y el Palacio de Gobierno.
- Huaytará: El Templo Inca, símbolo de la evangelización sobre cimientos prehispánicos.
- Zaragoza: La majestuosa Basílica de Nuestra Señora del Pilar y vistas del río Ebro.

Los pequeños de Huancavelica demostraron un compromiso excepcional, iniciando jornadas de grabación a las 2:30 de la madrugada para capturar la luz del amanecer en los Andes, demostrando que su música es también un acto de sacrificio y devoción.

Resiliencia a través del arte
El Coro de Niños Acólitos de Huancavelica, fundado en 2011, sigue el legado del misionero irlandés Monseñor William Dermott Molloy, quien defendió el uso del quechua como herramienta de fe. En una región donde la pobreza monetaria afecta al 33,4% de la población, este coro ofrece un espacio de formación integral y orgullo para los más de 200 mil quechuahablantes de la zona.

«Queremos mostrar la diversidad cultural, pero al mismo tiempo la unidad en la fe a través de nuestras lenguas vivas», expresó el padre López Bonifacio sobre este hito que ya ha recibido elogios de altas autoridades en el Vaticano.
Esta colaboración demuestra que, desde las alturas de Huancavelica, una voz antigua tiene la potencia necesaria para dialogar con el mundo moderno y renovar la esperanza en cada Navidad.


Fuente: Infobae