La Sociedad Bolivariana de Caracas se encuentra sumergida en una profunda crisis institucional luego de otorgar el polémico galardón “Arquitecto de la Paz” al mandatario Nicolás Maduro. Esta distinción provocó la renuncia inmediata e irrevocable del prestigioso historiador Francisco Perdomo Terrero, quien denunció que el premio es una ofensa para quienes han sufrido la represión y la miseria en el país.
El contexto del reconocimiento está marcado por la presencia de militares favorecidos por el régimen. Se recuerda que, en noviembre de 2023, Maduro ascendió al grado de General de Brigada a Pompeyo José Torrealba Rivero, un oficial que ya sumaba 24 años en situación de retiro y a quien se le entregó una réplica de la espada de Simón Bolívar.
Este ascenso extralimitado fue el preludio de la actual controversia, situando a figuras militares en puestos clave de una institución históricamente académica.

Dos años después de su ascenso, el General Torrealba Rivero, actuando como presidente de la Sociedad Bolivariana, fue el encargado de conceder a su comandante en jefe el título de “Arquitecto de la Paz”, además de nombrarlo presidente honorario de la centenaria institución.
En la organización de este polémico acto también participó el teniente coronel Jesús Arturo Salvador Inojosa, otro oficial promovido por la administración actual en julio de 2022, figurando en los últimos puestos del escalafón de ascensos de aquel año.
Ante tales hechos, Perdomo Terrero decidió romper sus vínculos con la institución, calificando el premio como una “perversión consciente de la Historia” y una manipulación inaceptable de la memoria colectiva.

Una afrenta al pensamiento de Bolívar
En una carta abierta, el historiador explicó que su salida tras 57 años de servicio responde a que el galardón representa una “afrenta directa al ideario bolivariano”. Señaló que la ética institucional le impide permanecer en una organización que rinde tributo a un sistema responsable de la crisis actual.
Perdomo fue tajante al mencionar que no puede compartir espacio, ni siquiera de forma nominal, con una directiva que ignora la existencia de presos políticos y la cuestionada legitimidad de los procesos electorales del pasado 28 de julio de 2024.
Para el experto, calificar como promotor de paz a quien ha cimentado su autoridad sobre el miedo y la coacción es una falsificación del lenguaje que la academia no debe permitir.

“La Historia no absuelve a quienes la manipulan”, sentenció el académico en su misiva, subrayando que no está dispuesto a tolerar que se canjeen principios históricos por conveniencia política. Su renuncia pone fin a una vida dedicada a preservar el legado auténtico de Simón Bolívar.
La Sociedad Bolivariana de Caracas, establecida en 1842 por el general Rafael Urdaneta, fue durante más de un siglo un bastión de autonomía intelectual. Durante ese tiempo, se dedicó a la publicación de los escritos originales del Libertador, manteniéndose al margen de las parcialidades partidistas.
Sin embargo, el historiador relata que esta independencia se quebró con la llegada del chavismo. El Estado arrebató a la Sociedad la custodia del Archivo del Libertador y comenzó a llenar la directiva con figuras cuya lealtad es ideológica y no académica.

Institución en descrédito
Aunque inicialmente optó por un retiro discreto, la entrega de la estola de Presidente Honorario a Maduro forzó a Perdomo a realizar una denuncia pública. Para él, este acto representa el punto más bajo en la historia de la organización.
El historiador lamentó profundamente que la actual cúpula directiva haya permitido este nivel de descrédito institucional. A continuación, se detallan los nombres señalados en la misiva:
| Nombre | Cargo / Rango |
|---|---|
| Pompeyo Torrealba Rivero | General de Brigada y Presidente |
| Mireya Leal Beaujón | Doctora / Directiva |
| Marcos Fuenmayor | Licenciado / Directiva |
| Jesús Arturo Salvador Hinojosa | Teniente Coronel / Directiva |
Perdomo Terrero sostiene que estos directivos cargan con la responsabilidad moral de haber avalado una acción que degrada la memoria del Libertador y la función de la propia Sociedad.
La renuncia de este referente intelectual no es solo un trámite administrativo, sino una declaración de principios contra la politización de las instituciones culturales en Venezuela.
Este suceso marca un antes y un después para la Sociedad Bolivariana, evidenciando una fractura total entre el rigor histórico y los intereses del régimen vigente.
Fuente: Infobae