El último intento por salvar un imperio
Antes de que su avión se precipitara en suelo ruso, Yevgeny Prigozhin, el polémico líder del Grupo Wagner, emprendió una carrera contrarreloj para rescatar su influencia en el extranjero. Tras el fallido intento de golpe de Estado en junio contra el gobierno de Vladimir Putin, la red paramilitar que Prigozhin construyó durante años en África y Oriente Medio comenzó a tambalearse bajo la presión del Kremlin.
Sus últimos días fueron una frenética travesía por los países donde sus mercenarios operan. En la República Centroafricana, Prigozhin se reunió con el presidente Faustin-Archange Touadera, asegurándole que el motín en Rusia no frenaría el flujo de combatientes ni las inversiones. En Bangui, la capital, incluso recibió un botín estratégico: lingotes de oro provenientes de minas en Sudán, entregados por comandantes de las Fuerzas de Apoyo Rápido como pago por el suministro de misiles.
La sombra del Kremlin y la competencia oficial
Mientras el jefe de Wagner buscaba fidelizar a sus socios, el Ministerio de Defensa de Rusia movía sus piezas en sentido contrario. Una delegación liderada por el viceministro Yunus-Bek Yevkurov informaba a los clientes en Libia que el Estado ruso asumiría el control total de las operaciones mercenarias. Esta traición obligó a Prigozhin a iniciar lo que, sin saberlo, sería su gira de despedida, pasando por Mali antes de volar hacia su destino final.
Una vida de espionaje y disfraces
Mantenerse en la cima no fue sencillo. Prigozhin pasó años operando en la clandestinidad, utilizando pelucas y barbas postizas para evadir la detección en aeropuertos internacionales. Su fortuna, cimentada en la minería ilegal, la logística paramilitar y la explotación de recursos como diamantes y madera, fluía hacia Rusia, China y los Emiratos Árabes Unidos.
A continuación, se detallan los pilares económicos del Grupo Wagner:
| Recurso | País de Origen | Destino Principal |
|---|---|---|
| Oro | Sudán | Rusia |
| Diamantes | Rep. Centroafricana | Emiratos Árabes Unidos |
| Madera | Rep. Centroafricana | China |
El trágico desenlace en Tver
La travesía terminó abruptamente cuando su jet privado, un Embraer Legacy 600, se estrelló en la región rusa de Tver. A bordo no solo viajaba Prigozhin, sino también su mano derecha, Dmitry Utkin, un exoficial de inteligencia conocido por sus vínculos ideológicos extremos. La identificación de los restos fue posible gracias a detalles forenses específicos: a Prigozhin le faltaba un fragmento de un dedo, lesión sufrida en una colonia penal años atrás, mientras que Utkin fue reconocido por sus tatuajes.
Aunque Vladimir Putin expresó sus condolencias, describiéndolo como un «hombre talentoso que cometió graves errores», las sospechas internacionales apuntan hacia un sabotaje. Informes de inteligencia sugieren que una explosión intencional dentro de la aeronave provocó la caída. Líderes como Joe Biden y Volodimir Zelensky han manifestado que, en un sistema como el ruso, pocas cosas ocurren sin el conocimiento del mandatario en el poder.
El futuro incierto de los mercenarios
Con la muerte de su cúpula, el Kremlin busca ahora nacionalizar la opaca red de negocios de Wagner. Sin embargo, expertos señalan que la gestión de estas redes transnacionales dependía fuertemente de la autoridad personal de Prigozhin y sus tratos de «apretón de manos».
En lugares como Libia, se reporta que agentes de inteligencia rusos ya están reemplazando a los contratistas de Wagner por nuevas empresas mercenarias bajo control directo del GRU. La era de los ejércitos privados independientes en Rusia parece haber llegado a un final explosivo y definitivo.
Fuente: Infobae