El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha defendido el reciente bloqueo naval implementado en las costas de Venezuela. Según el mandatario, la medida busca específicamente impedir el tránsito de petroleros bajo sanción y recuperar lo que él considera «intereses energéticos estadounidenses» que, afirma, habrían sido arrebatados por el gobierno de Nicolás Maduro. La estrategia militar en aguas venezolanas, explicó, tiene como fin presionar a Caracas y limitar la operatividad de embarcaciones vinculadas a la industria petrolera.
A pesar de las críticas y debates internos en el Congreso estadounidense sobre la presencia militar en el Caribe, Trump enfatizó que se trata de un «bloqueo» y no de una acción militar directa. Las fuerzas navales se limitarán, según sus declaraciones, a impedir el paso de naves no autorizadas, refiriéndose puntualmente a aquellas que, operando bajo sanciones, intenten acceder o salir de territorio venezolano. La intervención busca, en palabras del presidente, restablecer el control sobre los recursos energéticos.
Tensiones por recursos y derechos energéticos
Trump argumentó que las políticas del gobierno de Maduro han resultado en una «apropiación ilícita» de recursos que pertenecen a Estados Unidos. «Nos quitaron todos nuestros derechos energéticos, nos quitaron todo nuestro petróleo hace no mucho, y lo queremos de vuelta, pero lo tomaron, lo tomaron ilegalmente», declaró el presidente, subrayando la ofensiva diplomática y económica que su administración ha mantenido contra Venezuela.
Debate y rechazo en el Congreso de EE.UU.
Simultáneamente, la Cámara de Representantes de Estados Unidos se vio envuelta en discusiones sobre la autorización de operaciones militares. Se debatieron dos resoluciones clave: la primera, que buscaba limitar la intervención militar contra organizaciones catalogadas como terroristas en el hemisferio occidental sin previa autorización del Congreso; esta fue rechazada por un estrecho margen de 216 votos contra 210. La segunda propuesta buscaba retirar a las tropas de cualquier confrontación relacionada con Venezuela si no existía aval legislativo, y fue desestimada con 211 votos a favor frente a 213 en contra. Destaca el voto de algunos republicanos como Marjorie Taylor Greene en apoyo, y un voto negativo del demócrata Henry Cuellar en ambas.
El contexto actual de estas acciones coincide con un incremento de las amenazas sobre una posible declaración de guerra hacia el gobierno venezolano. Estados Unidos ha intensificado, en los últimos meses, operaciones aéreas y marítimas frente a las costas de Venezuela, justificadas inicialmente como parte de campañas antidrogas.
Presión diplomática y control de activos
La administración Trump ha presentado el despliegue naval como una herramienta de presión diplomática. La Casa Blanca argumenta que la medida es una respuesta a la supuesta «apropiación indebida de activos petroleros» y a la actividad de grupos considerados hostiles a los intereses estadounidenses en la región. A pesar de la oposición interna y el debate sobre la autoridad constitucional para ordenar acciones militares, la estrategia de la Casa Blanca se mantiene firme, basada en la premisa de salvaguardar los derechos energéticos del país.
Las declaraciones de Trump se emitieron en un momento de alta tensión política interna y de persistente disputa diplomática con el gobierno de Caracas. La situación actual mantiene viva la discusión sobre los límites del poder presidencial en materia de defensa y la política exterior estadounidense hacia Latinoamérica, especialmente en el marco de iniciativas legislativas que buscan restringir el uso de la fuerza sin un mandato explícito del Congreso.
Fuente: Infobae