La Casa Real Noruega atraviesa un periodo de turbulencia, sumándose a recientes polémicas un preocupante parte médico sobre la Princesa Mette-Marit. La heredera al trono, de 52 años, ha visto deteriorarse su estado de salud, lo que ha llevado a evaluar una intervención de alta complejidad.
Hace siete años, a la Princesa Mette-Marit se le diagnosticó una fibrosis pulmonar. Esta enfermedad crónica, que provoca cicatrices en los pulmones y dificulta la absorción de oxígeno, ha obligado a la Princesa a reducir notablemente su agenda oficial durante los periodos de mayor afectación, tanto por la progresión de la dolencia como por los efectos de su medicación.
Recientes exámenes médicos realizados en el Rikshospitalet han revelado una «clara evolución negativa» en su condición pulmonar. Ante esta situación, los especialistas han iniciado el proceso para determinar la viabilidad de un trasplante de pulmón.
El Jefe del Departamento de Neumología del Rikshospitalet, Are Martin Holm, confirmó la gravedad del escenario: «Nos acercamos al momento de realizar un trasplante de pulmón y estamos realizando los preparativos necesarios para que sea posible cuando llegue ese momento». Sin embargo, aún no se ha definido la fecha en la que la Princesa ingresará en la lista de espera para un trasplante.
A pesar de la delicada situación de salud, la Casa Real ha enfatizado que la Princesa Mette-Marit mantiene una fuerte voluntad de seguir trabajando. Si bien reconoce la necesidad de «cada vez más descanso y recuperación», su compromiso con sus deberes oficiales permanece intacto. La agenda de la Princesa será «adaptada» para lograr un equilibrio óptimo entre su bienestar y sus responsabilidades institucionales.
Como muestra de su determinación, la Princesa Mette-Marit reapareció públicamente este mismo viernes. Participó en un almuerzo en el Palacio Real junto a sus suegros, los Reyes Harald y Sonia, su esposo, el Príncipe Haakon, y su hija, la Princesa Ingrid, compartiendo el evento con miembros del Gobierno noruego.
Fuente: Infobae