En la búsqueda constante de bienestar natural, las infusiones adaptógenas ganan terreno como aliadas para gestionar el estrés diario. Entre la variedad de opciones disponibles, el té verde emerge como la elección más destacada y científicamente respaldada para ayudar a regular los niveles de cortisol, la conocida hormona del estrés.
El cortisol, secretado por nuestras glándulas suprarrenales, juega un papel vital en el metabolismo y el correcto funcionamiento del sistema inmunitario. No obstante, niveles persistentemente elevados de esta hormona pueden desencadenar una cascada de efectos negativos: desde alteraciones del sueño y aumento de peso hasta problemas digestivos, mermando significativamente nuestra calidad de vida. Por ello, encontrar métodos efectivos y seguros para controlar su exceso se ha vuelto una prioridad para muchos.
Proveniente de las hojas de la planta Camellia sinensis, el té verde debe su fama a compuestos potentes como las catequinas y el aminoácido L-teanina. Diversos estudios científicos han explorado el impacto de estos componentes en la mitigación del estrés fisiológico. Los hallazgos sugieren consistentemente que el consumo regular de té verde puede contribuir a una modulación positiva de la actividad suprarrenal, resultando en una observable reducción de los niveles de cortisol en sangre tras su ingesta controlada.
En particular, la L-teanina se distingue por su habilidad para inducir una profunda sensación de calma y relajación, sin generar somnolencia, lo que a su vez potencia la concentración y la agudeza mental. Investigaciones recientes apuntan a que este aminoácido es capaz de atenuar la respuesta corporal ante situaciones de alta exigencia cognitiva y emocional. Su efecto se ve amplificado por las propiedades antioxidantes de las catequinas, que protegen nuestras células de los daños oxidativos e inflamatorios provocados por el exceso de cortisol.
Otra ventaja innegable del té verde es su bajo aporte calórico y la ausencia de azúcares añadidos, convirtiéndolo en una opción excelente para quienes vigilan su dieta. Profesionales de la nutrición enfatizan que, integrado en un estilo de vida saludable, el consumo diario de té verde se alza como un complemento ideal para el cuidado integral de la salud mental y física.
Entre los beneficios documentados para la salud, se incluyen una notable mejora en la función cognitiva, la protección contra el envejecimiento prematuro asociado al estrés oxidativo y la promoción de un sueño más profundo y reparador.
Sin embargo, los expertos advierten que, si bien el té verde posee un perfil de seguridad muy favorable, un consumo excesivo podría generar molestias gástricas debido a su contenido de cafeína. Se aconseja moderar la ingesta a dos o tres tazas diarias y, especialmente, evitar su consumo por la noche si se tiene sensibilidad a los estimulantes o se padecen trastornos del sueño previos.
Fuente: Infobae