IA en Empresas: Adopción Dispara, Pero ¿Hay Estrategia Real?

A pesar de la percepción generalizada de un avance pausado, la inteligencia artificial (IA) está cobrando un impulso significativo en el mundo empresarial. Un reciente análisis revela que el 48% de las compañías ya implementa al menos un proyecto de IA generativa, cifra que en grandes corporaciones puede ascender hasta 6 iniciativas en paralelo. Sectores como las Telecomunicaciones, la Banca y Finanzas, y la Energía lideran esta transformación tecnológica.

Sin embargo, la mera adopción de herramientas de IA no garantiza un impacto real en los negocios. Muchas organizaciones recurren a estas tecnologías para tareas específicas, careciendo de una visión estratégica integral que alinee la IA con los objetivos empresariales. El desafío actual no reside en la implementación de la IA, sino en hacerlo de forma estratégica y generadora de valor genuino.

La integración de la inteligencia artificial en muchas empresas sigue siendo una respuesta a tendencias o a movimientos de la competencia, en lugar de una decisión proactiva y alineada con el plan de negocio. Esto resulta en una adopción superficial: se automatizan procesos, se implementan chatbots o asistentes virtuales, pero a menudo sin una medición clara del impacto en la productividad, la eficiencia o la experiencia del cliente.

A nivel global, solo el 37% de las organizaciones cuenta con una estrategia definida para la adopción de IA. Este dato contrasta con la forma histórica de implementar innovaciones tecnológicas, que solía partir de una estrategia clara seguida por la habilitación tecnológica. La IA ha invertido este orden, llevando a las empresas a probar primero y a definir la gobernanza y estrategia después, lo que evidencia una falta de experiencia.

La IA, pese a su larga existencia, ha experimentado una revolución reciente con la llegada de la IA generativa. Incluso los especialistas en esta área cuentan, en promedio, con menos de tres años de experiencia. Esta novedad explica la curva de aprendizaje acelerada en las empresas, que descubren la necesidad de una estrategia sólida a medida que comienzan a vislumbrar el valor. La estrategia de IA debe integrarse en la estrategia general del negocio, tal como lo hicieron la revolución industrial o la digital.

Las organizaciones que deseen prosperar deben actualizar su estrategia para posicionar la IA en el núcleo de sus operaciones. Aquellas que no lo hagan enfrentan el riesgo de quedar rezagadas ante empresas emergentes que, con equipos reducidos, ya operan apoyándose fuertemente en agentes de IA. Competir con estas nuevas entidades será un desafío creciente.

Otro obstáculo significativo para la adopción no es tecnológico, sino humano: el miedo al reemplazo laboral. La clave para superar esta barrera reside en comprender que, como toda revolución tecnológica, la IA trae consigo temores, pero también nuevas oportunidades laborales.

La IA actual está lejos de sustituir completamente a los humanos. Sin embargo, aquellos que no se adapten y aprendan a utilizarla corren el riesgo de ser desplazados por quienes sí lo hagan. La historia demuestra que cada avance tecnológico ha redefinido el mundo laboral, creando nuevas profesiones. La IA no será la excepción, ofreciendo una oportunidad para potenciar habilidades, adquirir conocimientos y desarrollar competencias esenciales, aspectos que la tecnología por sí sola no puede replicar, como la empatía, el criterio y la conciencia.

Asimismo, el mito de que la IA requiere inversiones masivas y está reservada para grandes corporaciones está siendo desmentido. La IA se ha vuelto más accesible y democratizada. Los sectores que más avanzan en su integración son la banca, los seguros y el retail, impulsados por la necesidad de mejorar la experiencia del cliente, optimizar procesos y tomar decisiones en tiempo real.

Se anticipa que la inversión global y una potencial reducción de las tasas de interés por parte de los bancos centrales dirigirán recursos hacia la IA, las energías renovables y los datacenters. Esto augura un futuro donde la IA será de uso generalizado. Será posible crear agentes inteligentes personalizados sin necesidad de expertos, transformando la tecnología de una barrera a una herramienta cotidiana de productividad.

La inacción gubernamental es una preocupación clave. Mientras el sector privado avanza, las políticas públicas no abordan la IA con la urgencia requerida. Para un impacto real y sostenible, la IA debe integrarse desde la base: la educación. Los gobiernos deben priorizar políticas que incentiven el aprendizaje de la IA desde la educación secundaria, preparando a las futuras generaciones.

La invitación es clara: las empresas deben superar el miedo, adoptar la IA plenamente e integrarla en su estrategia de negocio. Los gobiernos, por su parte, deben habilitar la tecnología, establecer políticas claras y fomentar la educación. Solo así se podrá aprovechar el potencial de la IA de manera eficiente, ética y sostenible.

Fuente: Infobae

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