Un alarmante caso en el Reino Unido ha puesto de manifiesto los graves riesgos asociados al consumo desmedido de bebidas energéticas. Un hombre de 50 años, quien admitió no ser plenamente consciente de los peligros, sufrió un derrame cerebral tras ingerir una cantidad considerable de estas populares bebidas. Si bien logró sobrevivir al evento, conocido médicamente como ictus, las secuelas persisten, dejándolo con un entumecimiento crónico en la mitad izquierda de su cuerpo.
Este incidente, ocurrido en 2017, se manifestó como un ictus talámico isquémico, presentando síntomas como debilidad, falta de sensibilidad y ataxia (descoordinación de movimientos) en el lado izquierdo del cuerpo. El relato detallado de este caso fue publicado en la prestigiosa revista BMJ Case Reports, respetando siempre el anonimato del paciente.
Al momento de su ingreso hospitalario, el paciente presentaba una presión arterial de 254/150 mmHg, cifras alarmantemente elevadas en comparación con los valores considerados normales para un hombre de su edad, que deberían rondar los 120/80 mmHg. Tras tres días de atención médica y tratamiento con fármacos antihipertensivos, su presión arterial logró descender a 170 mmHg.
Sorprendentemente, al ser dado de alta, la presión arterial del hombre volvió a dispararse en los meses posteriores, a pesar de continuar con el tratamiento pautado e incluso con un aumento de la dosis. Fue durante un exhaustivo interrogatorio sobre sus hábitos diarios que el equipo médico descubrió la impactante verdad: el paciente consumía en promedio ocho bebidas energéticas al día.
La recomendación médica fue contundente: cesar inmediatamente el consumo de estas bebidas. Este cambio drástico tuvo un efecto positivo inmediato, permitiendo que su presión arterial se normalizara y haciendo posible la retirada de la medicación. A pesar de esta recuperación, las secuelas del evento persisten, tal como él mismo relata: “Me quedé con entumecimiento en el lado izquierdo, en la mano y en los dedos, en el pie y en los dedos de los pies”.
El Peligroso Nivel de Cafeína
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) define las bebidas con alto contenido en cafeína como aquellas que superan los 15 miligramos por cada 100 mililitros. En el caso reportado, cada lata de la bebida energética consumida por el hombre contenía aproximadamente 160 mg de cafeína. Esto equivale a unos dos cafés expresos por lata.
Si consideramos que el paciente tomaba ocho de estas bebidas diariamente, su ingesta de cafeína ascendía a la asombrosa cifra de 16 cafés expresos al día. Esto se traduce en un consumo diario de hasta 1,3 gramos de cafeína, superando en más de tres veces el límite recomendado para adultos, establecido en 400 mg al día.
“Como nuestro caso ilustra, es posible que tanto la ingesta aguda como la crónica de bebidas energéticas puedan aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular y accidente cerebrovascular, y lo que es más importante, esto puede ser reversible”, señalan los investigadores. No obstante, recalcan que aún no existe una evidencia concluyente o una relación directa y probada científicamente.
Bebidas Energéticas: Un Cóctel de Riesgos
Los componentes principales de estas bebidas, como la cafeína, el azúcar y la taurina, junto a otros aditivos, representan un desafío para la salud. Su función estimulante lleva a un incremento en su consumo durante periodos de alta exigencia, como épocas de estudio o trabajo intenso.
El abuso de la cafeína puede desencadenar una serie de efectos secundarios adversos, tales como nerviosismo, irritabilidad y ansiedad. También puede provocar alteraciones del sueño, incluyendo el insomnio, y afectar la capacidad de atención, memoria y pensamiento. Además, pueden derivar en cefaleas y trastornos cardiovasculares, como la hipertensión y las arritmias.
Imagen ilustrativa de latas de bebidas energéticas.
Gráfico comparativo de niveles de presión arterial.
Fuente: Infobae