Un avance médico prometedor en la lucha contra la leucemia T ha generado resultados alentadores en un ensayo clínico. Un grupo de 11 pacientes ha experimentado la remisión de esta agresiva forma de cáncer gracias a una terapia de vanguardia desarrollada en centros de renombre en Londres. Este tratamiento innovador utiliza linfocitos T de un donante sano, los cuales son modificados genéticamente en laboratorio para que actúen como verdaderos guerreros, identificando y atacando selectivamente las células leucémicas.
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Los hallazgos, detallados en la prestigiosa revista New England Journal of Medicine, marcan un hito en el abordaje de la leucemia T, un tipo de cáncer que históricamente ha presentado grandes desafíos. A diferencia de las terapias convencionales que requieren la manipulación de las propias células del paciente, esta nueva estrategia se caracteriza por su capacidad de ser preparada con antelación, permitiendo su administración inmediata en situaciones de emergencia. Esto representa un cambio de paradigma significativo en el tratamiento.
Un enfoque innovador para casos difíciles
La leucemia de células T, por su naturaleza, involucra linfocitos T que forman parte del propio cáncer. Introducir linfocitos T sin modificar en un paciente con esta condición podría llevar a un ataque autoinmune o al rechazo por parte del sistema inmunitario del receptor. Para superar este obstáculo, los investigadores han recurrido a avanzadas herramientas de edición genética. Estas herramientas permiten desactivar o modificar moléculas clave en los linfocitos T del donante, logrando que eviten las defensas naturales del paciente y se enfoquen con precisión en las células cancerosas.
Los estudios preliminares han revelado que algunos pacientes, para quienes las opciones terapéuticas convencionales ya se habían agotado, han alcanzado remisiones profundas. Tan es así, que incluso las pruebas diagnósticas más sensibles no han logrado detectar rastro del cáncer. Este resultado esperanzador abre la puerta a considerar tratamientos posteriores como el trasplante de médula ósea o de células madre, que sigue siendo la vía más viable para lograr una curación a largo plazo en estos casos complejos.
¿Cuándo se aplica esta terapia de rescate?
Es fundamental comprender que esta terapia con linfocitos T modificados no está diseñada como tratamiento de primera línea para todos los pacientes con leucemia T. Su aplicación se reserva específicamente para aquellos casos en los que la enfermedad ha demostrado resistencia a los tratamientos estándar o ha recurrido tras dichos tratamientos. Es una herramienta de rescate para situaciones críticas.
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El objetivo principal de esta inmunoterapia intensiva es reducir la carga tumoral a un nivel manejable, haciendo así factible la realización de un trasplante de células madre. Los linfocitos T modificados no buscan un control de la enfermedad a perpetuidad, sino ejercer un efecto potente y temporal. Su misión es ganar tiempo valioso hasta que el paciente pueda recibir el trasplante, que será el encargado de reconstruir un sistema inmunitario y hematopoyético completamente sano.
La combinación de esta inmunoterapia intensiva, aunque limitada en el tiempo, seguida de un trasplante de células madre, ofrece la posibilidad real de supervivencia prolongada para un grupo selecto de pacientes con leucemia T en fases avanzadas.
Un camino aún en perfeccionamiento
La vida posterior a un trasplante de médula ósea o células madre, si bien salvadora, es notoriamente desafiante. Este procedimiento, uno de los más exigentes en la medicina, expone a los pacientes a un riesgo elevado de infecciones graves durante los meses posteriores, debido a la inmadurez de su nuevo sistema inmunitario y a la medicación inmunosupresora. Además, los pacientes pueden experimentar fatiga extrema, pérdida de peso y un impacto emocional significativo. La hospitalización recurrente para tratar complicaciones, como la enfermedad injerto contra huésped, es una realidad para muchos.
Incluso a largo plazo, los supervivientes pueden enfrentar problemas crónicos que afecten la piel, el sistema digestivo o el hígado. También son comunes las alteraciones hormonales, la infertilidad y las secuelas psicológicas derivadas de una batalla prolongada contra la enfermedad y la constante incertidumbre.
Fuente: Infobae