Correr es una pasión que cautiva a muchos, pero el intenso esfuerzo que demanda puede pasar factura a nuestro cuerpo, especialmente a las articulaciones. Para quienes buscan la máxima eficiencia y el cuidado de su salud, los especialistas en medicina deportiva y entrenadores han encontrado en el ciclismo un complemento invaluable. Esta disciplina no solo protege el organismo, sino que también es clave para el desarrollo de fuerza y resistencia.
Estudios recientes y la experiencia clínica confirman que integrar la bicicleta en la preparación atlética permite mantener un ritmo competitivo sin el desgaste acumulado. La ciencia moderna demuestra que el progreso seguro no se limita a sumar kilómetros en la pista.
Alivio para un Deporte de Alto Impacto
Si bien correr es una actividad de alto impacto que exige mucho de nuestras rodillas y otras articulaciones, los expertos coinciden en que no tiene por qué ser perjudicial. La clave está en el entrenamiento cruzado, una estrategia que ayuda a proteger el cuerpo de forma integral. Como señala Steve Hultgren, experto en fisiología del ejercicio, “la mayoría de las lesiones al correr se deben al uso excesivo… sin el tiempo suficiente para recuperarse. Mediante el entrenamiento cruzado, los corredores pueden seguir desarrollando fuerza y resistencia, a la vez que minimizan el riesgo de lesiones”.

El ciclismo, a diferencia del running, distribuye la carga de manera diferente. Mientras que correr impacta directamente en rodillas, caderas y tobillos, la bicicleta enfoca el trabajo en los glúteos, piernas y el core, aliviando la presión sobre las articulaciones más afectadas.
Resultados Medibles: Pedaleando Hacia la Mejora
Las investigaciones revelan que incorporar el ciclismo puede incrementar significativamente la eficiencia en carrera. Un estudio con triatletas mostró que aquellos que incluyeron ciclismo en su rutina terminaban corriendo más rápido. Otra investigación con corredores de larga distancia confirmó mejoras notables en la velocidad de sprint tras sesiones de pedaleo.

La ex triatleta profesional, Linsey Corbin, destaca que “el ciclismo puede ser excelente para desarrollar un entrenamiento aeróbico de alto rendimiento con intervalos. Los intervalos de sprint elevan la frecuencia cardíaca al máximo y también fomentan una rotación rápida de piernas”.
Beneficios Musculares, Flexibilidad y Equilibrio Amplificados
La doctora y fisioterapeuta Jaclyn Kubiak, de la Cleveland Clinic, explica que el ciclismo contribuye al aumento de la fuerza y resistencia muscular en zonas clave como isquiotibiales, cuádriceps y glúteos. El movimiento continuo también ayuda a relajar músculos como los cuádriceps y las caderas, mejorando la flexibilidad general.

Además, el ciclismo es un gran impulsor del equilibrio y la coordinación. La necesidad de mantener la estabilidad sobre la bicicleta fortalece el core y la postura, lo que se traduce en un mayor control corporal, esencial para enfrentar terrenos irregulares o cambios de ritmo al correr.
Una Alternativa Segura para Personas con Artritis
Gracias a su naturaleza de bajo impacto, el ciclismo es una opción ideal para quienes padecen artritis u osteoartritis. Al no sobrecargar las articulaciones y fortalecer la zona del core, puede ayudar a disminuir molestias en la espalda baja. La doctora Kubiak añade que “al mover las piernas y las articulaciones, se aumenta el líquido sinovial y el riego sanguíneo en esa zona… Esto ayuda a lubricar la articulación y a disminuir el dolor de la artritis”.
Integrando el Ciclismo Efectivamente en tu Rutina
Los expertos sugieren reemplazar una carrera larga por una sesión de ciclismo al día siguiente, aprovechando el similar gasto energético. Otra estrategia eficaz es alternar ambas disciplinas en la misma sesión: 20 minutos de bicicleta seguidos de 10 minutos de carrera. Esta variación promueve una participación muscular más equilibrada.

Para quienes se inician en el ciclismo, se recomienda comenzar con sesiones cortas de unos 15 minutos, aumentando la duración progresivamente. Este enfoque permite que los músculos y articulaciones se adapten gradualmente, reduciendo el riesgo de lesiones y facilitando la incorporación de este valioso entrenamiento cruzado a la rutina habitual.
Fuente: Infobae