En un evento cósmico sin precedentes, un equipo de astrónomos internacionales ha logrado capturar una fenomenal expulsión de materia a velocidades extremas desde las cercanías de un agujero negro supermasivo. Este espectáculo cósmico, similar a las erupciones solares pero a una escala inmensamente mayor, se encuentra impulsado por potentes fuerzas magnéticas.
La investigación, liderada por el prestigioso SRON Instituto Holandés de Investigación Espacial, ha revelado que el agujero negro conocido como NGC 3783 lanzó gas a una velocidad asombrosa: el 20% de la velocidad de la luz. Este suceso fue meticulosamente observado durante una campaña de diez días, utilizando el avanzado telescopio espacial XRISM.
Este tipo de fenómeno, conocido en astrofísica como retroalimentación, juega un papel crucial en la evolución de las galaxias. Su influencia en la dinámica de las estrellas y el gas circundante es fundamental para la estructura del universo observable que conocemos.

Los hallazgos, detallados en la publicación Astronomy & Astrophysics, indican que la expulsión de gas se originó en el disco de acreción, la región giratoria de materia que rodea al agujero negro. El material fue eyectado a velocidades vertiginosas, alcanzando hasta 60.000 kilómetros por segundo. El autor principal del estudio, Liyi Gu, enfatizó: «Esta es una oportunidad única para estudiar el mecanismo de lanzamiento de los flujos de salida ultrarrápidos. Los datos sugieren que la aceleración del flujo de salida se debe a fuerzas magnéticas, similares a las eyecciones de masa coronal del Sol».
La región de donde se originó este gas se estima en unas 50 veces el tamaño del agujero negro, un área donde la gravedad y los campos magnéticos interactúan de manera extremadamente intensa. Durante la observación, que ha sido la más prolongada realizada hasta la fecha por el telescopio XRISM, se detectaron notables variaciones en el brillo de los rayos X. Un estallido de tres días de duración coincidió con esta masiva expulsión de gas, un evento documentado con una claridad sin precedentes.

El equipo de SRON y sus colegas atribuyen este fenómeno a la reconexión magnética, un proceso donde los campos magnéticos se reconfiguran súbitamente, liberando enormes cantidades de energía. Si bien este mecanismo es análogo al de las eyecciones de masa coronal en nuestro Sol, la potencia desatada por el agujero negro NGC 3783 es aproximadamente diez mil millones de veces mayor.
Esta revelación desafía las teorías dominantes que, hasta ahora, atribuían estas expulsiones de materia principalmente a la radiación intensa o al calor extremo. La evidencia ahora señala a la energía magnética como la principal impulsora, acelerando el gas hasta alcanzar una fracción significativa de la velocidad de la luz. El evento observado se alimentó de explosiones repentinas de energía magnética, ocurriendo a una escala cósmica formidable.

El descubrimiento ofrece una nueva y vital perspectiva sobre el rol de los agujeros negros en la evolución galáctica. La retroalimentación, entendida como la expulsión de materia, es clave para comprender cómo las galaxias crecen y se transforman con el tiempo. Este proceso influye directamente en la distribución de estrellas y gas, moldeando la estructura del universo que contemplamos hoy.
Esta investigación de vanguardia fue posible gracias a una notable colaboración internacional. Siete misiones espaciales unieron fuerzas para observar el agujero negro NGC 3783 de forma simultánea. Liderando esta sinfonía cósmica estuvo el telescopio XRISM, secundado por la potencia de XMM-Newton, NuSTAR, Hubble, Chandra, Swift y NICER. Esta coordinada observación ha abierto una ventana sin precedentes a los procesos extremos que ocurren en el corazón de las galaxias, allanando el camino para futuros estudios sobre la física de los agujeros negros y su impacto en el cosmos.
Fuente: Infobae