Un reciente estudio liderado por investigadores de la Universidad de Georgia abre un fascinante debate: ¿pueden los videojuegos ser más que un pasatiempo para nuestros niños? La respuesta parece ser un rotundo sí, especialmente cuando se trata de cultivar habilidades científicas esenciales desde temprana edad.
Con el objetivo de transformar la manera en que los más pequeños aprenden sobre el intrincado mundo del cuerpo humano, la salud y el análisis de información, se desarrolló una innovadora propuesta: el videojuego educativo «Virtual Vet». Este proyecto, fruto de siete años de arduo trabajo y tres rediseños significativos, busca replicar la metodología de los científicos en un entorno lúdico y accesible para estudiantes de primaria.
src=»https://img.infobae.com/2025/12/08/1437506_Screenshot-2025-12-08-at-15.50.38_AD_image.png» alt=»Imagen del videojuego Virtual Vet»>
La autora principal del estudio, Georgia Hodges, profesora asistente de educación, compartió la valiosa lección aprendida durante el desarrollo: «Para que los niños accedan a este contenido, tienes que apoyar sus matemáticas y alfabetización. Y ese no era nuestro diseño original del juego». Inicialmente enfocado puramente en ciencia, el equipo descubrió que el éxito radicaba en cimientos sólidos de matemáticas y alfabetización, para luego transitar hacia la práctica del análisis e interpretación de datos, culminando en el aprendizaje científico.
La investigación, cuyos resultados fueron publicados en la prestigiosa revista «Science Education», comparó el rendimiento de alumnos que experimentaron el aprendizaje a través de «Virtual Vet» con aquellos que siguieron métodos de aula tradicionales. Los hallazgos son reveladores: los niños que participaron en la aventura virtual obtuvieron, en promedio, mejores resultados en anatomía.
¿Cómo funciona «Virtual Vet»?
En este entretenido juego, los estudiantes asumen el rol de asistentes en una clínica veterinaria, encargándose del cuidado de dos adorables felinos: Cookies y Cream. Mientras uno de los gatos goza de perfecta salud, el otro presenta baja energía y sobrepeso, convirtiéndose en el desafío para los jóvenes aprendices.
Para diagnosticar y tratar al animalito enfermo, los jugadores deben:
- Recopilar datos relevantes sobre sus síntomas.
- Realizar observaciones detalladas.
- Probar diferentes hipótesis y tratamientos.
- Recomendar soluciones efectivas.
El juego se estructura en seis niveles progresivos, cada uno con objetivos de aprendizaje claramente definidos. Un aspecto crucial es el feedback constante que reciben los niños, permitiéndoles corregir errores y afianzar sus conocimientos antes de avanzar.
Como enfatiza Hodges, «Cuando das feedback a los niños y les das la oportunidad de intentarlo de nuevo con instrucciones, los niños aprenden más». Este ciclo de retroalimentación y mejora continua es fundamental para el éxito del método.
Es importante destacar que los investigadores subrayan que «Virtual Vet» no pretende reemplazar la figura insustituible del docente. Más bien, se concibe como una herramienta complementaria donde los estudiantes exploran y aprenden, mientras los profesores monitorean su progreso, ofrecen apoyo personalizado y intervienen cuando es necesario para facilitar una comprensión más profunda.
La Dra. Hodges reitera: «No saquéis al profesor, pero que esté allí para facilitar el aprendizaje». Esta sinergia entre la tecnología y la guía humana es la clave para desbloquear el potencial educativo de los videojuegos.
Para quienes deseen profundizar en el uso de videojuegos como herramientas pedagógicas, la Escuela de Posgrado de Educación de Harvard ofrece valiosa información y recursos adicionales.
Fuente: Infobae