En una historia que desafía lo común, un pulpo llamado Tako ha pasado de estar al borde de una sartén a protagonizar un fenómeno viral en las redes. Su rescate y posterior aprendizaje musical se deben al ingenio del músico y youtuber sueco Mattias Krantz, quien vio en el octópodo un potencial artístico insospechado.
Krantz relató en un video cómo adquirió a Tako en un mercado de pescado vivo, con el ambicioso objetivo de enseñarle a tocar el piano. «Es como tener ocho pianistas en un solo cuerpo, y eso es demasiado potencial como para acabar en una freidora», comentó el artista, haciendo referencia a la compleja inteligencia de estos animales marinos. Los pulpos, con su peculiar sistema nervioso tentacular, poseen cerca de dos tercios de sus neuronas distribuidas en sus extremidades, lo que les permite realizar acciones complejas de forma casi autónoma, según detalla National Geographic.
Los primeros días de Tako en su nuevo hogar fueron un desafío de adaptación. Mattias Krantz priorizó ganarse la confianza del pulpo, asegurándose de que se sintiera seguro en su nuevo acuario. «Quería asegurarme de que no hiciera nada raro en el acuario estos primeros días, como ahorcarse. Porque ahora no solo está en cautiverio, está en cautiverio con un youtuber», bromeó el creador de contenido.
La interacción inicial no fue fácil; Tako se mostró reacio incluso a aceptar comida. Sin embargo, la paciencia del músico dio frutos. «Creo que empezó a darse cuenta de que yo soy la persona que lo salvó de convertirse en takoyaki«, explicó Krantz, notando un cambio en la actitud del pulpo.
Los Primeros Acordes de un Pulpo Músico
Una vez superada la fase de confianza, Krantz se embarcó en la tarea de enseñar a Tako a tocar el piano. El primer obstáculo fue captar la atención del pulpo hacia las teclas. «Empecé a preocuparme un poco», admitió el músico, al ver la aparente indiferencia de Tako. Sin embargo, la persistencia rindió frutos y el pulpo comenzó a interactuar con el instrumento, tocando la tecla de forma precisa, lo que le valió una recompensa inmediata.
El siguiente gran reto fue adaptar el piano a las capacidades físicas de Tako. Krantz se dio cuenta de que «presionar no es algo natural para un pulpo», pero sí lo es «jalar cosas». Tras varias modificaciones, logró diseñar teclas que se adaptaran perfectamente a la forma de interacción del pulpo.
Buscando formas innovadoras de estimular el aprendizaje de su compañero marino, Krantz se dio cuenta de su falta de experiencia y buscó asesoramiento. Tras infructuosas búsquedas de métodos de enseñanza, contactó a un especialista. Juntos, intentaron instruir a Tako a través del sonido, utilizando un altavoz submarino. Aunque no resultó en un aprendizaje melódico, sí aumentó el interés de Tako por el piano, asociando cada nota con una vibración.
Superando Obstáculos en el Entrenamiento del Pulpo Pianista
El músico también exploró la idea de un piano iluminado, un método común en el entrenamiento animal. Sin embargo, construir un instrumento funcional bajo el agua que además se iluminara resultó ser una tarea titánica. A pesar de sus esfuerzos por captar la atención de Tako con luces de diferentes colores e intensidades, el pulpo mantenía su preferencia por las teclas equivocadas.
La verdadera clave del éxito llegó cuando Krantz descubrió la motivación principal de Tako: los cangrejos. Implementando un sistema de recompensa basado en el movimiento de un crustáceo, el progreso fue notable. En pocas semanas, Tako pasó de tocar una nota a ejecutar un acorde, mostrando un entusiasmo renovado por el piano.
Ante la necesidad de mantener la motivación, Krantz y un colaborador idearon el “ascensor de cangrejo”. Este ingenioso sistema hacía descender el cangrejo solo cuando Tako completaba una melodía. «Es una barra de progreso, edición pulpo», explicó Krantz, refiriéndose a este método como un avance significativo en la concentración del animal.
El Debut Musical de Tako
Tras cuatro meses de dedicación y experimentación, Tako dio su primera presentación, la cual fue un rotundo éxito. El vínculo entre el músico y el pulpo se fortaleció con cada sesión de práctica. Krantz compartió que, aunque hubo días en que Tako se comportaba como un pulpo típico, su progreso musical era innegable y cada vez más impresionante.
El video concluye con la emotiva reflexión de Mattias Krantz: «Casi se me olvida a veces que Tako estaba destinado a convertirse en la cena de alguien y ahora, estamos haciendo música juntos. Se ha convertido en más de lo que jamás podría haber deseado». La historia de Tako es un poderoso recordatorio de cómo el arte y la compasión pueden transformar vidas, incluso las de los animales marinos.
Fuente: Infobae