Lavavajillas con Mal Olor: ¡Descubre la Causa Oculta!

Ese aroma indeseado que emerge al abrir el lavavajillas, incluso después de un ciclo de limpieza, es un misterio para muchos. Este inconveniente, que puede aparecer con el uso regular, tiene un origen científico bien definido: la generación de sulfuro de hidrógeno (H₂S).

Este gas, conocido por su olor característico a huevos podridos, se forma a partir de la descomposición de restos orgánicos y la proliferación de bacterias en ambientes cálidos y húmedos. Las diminutas partículas de comida, especialmente las ricas en proteínas y grasas, que quedan adheridas a platos, filtros o desagües, son el combustible perfecto para las bacterias reductoras de sulfuro.

El interior del lavavajillas, con su constante humedad y temperatura elevada, crea un caldo de cultivo ideal para estas bacterias. Ellas son las encargadas de transformar los sulfatos presentes en el agua y los residuos orgánicos en el problemático sulfuro de hidrógeno. Lamentablemente, este gas tiene la particularidad de adherirse fácilmente a las superficies, potenciado por finas capas de cal o restos de detergente que no han logrado eliminar por completo la grasa.

Qué hacer si el lavavajillas huele mal.

Factores Comunes del Mal Olor en tu Electrodoméstico

Si bien el proceso químico es el mismo, diversos factores cotidianos pueden desencadenar este problema:

  • La persistencia de restos de alimentos como huevo, carne, lácteos o caldos.
  • Filtros sucios o desagües parcialmente obstruidos que impiden una limpieza eficiente.
  • La acumulación de depósitos de cal, que actúan como trampas para la suciedad.
  • Una colocación inadecuada de la vajilla, que dificulta la llegada del agua y el detergente.
  • La composición del agua de suministro, especialmente si es rica en sulfatos, que intensifica el mal olor.

Estrategias Efectivas para Prevenir y Combatir Malos Olores

Mantener tu lavavajillas en óptimas condiciones es clave. Te recomendamos:

  • Una limpieza regular del filtro, los brazos aspersores, las juntas y el desagüe.
  • Realizar cada uno o dos meses un ciclo en vacío utilizando vinagre blanco o bicarbonato de sodio. Estos elementos ayudan a disolver la cal y los residuos acumulados.
  • Antes de cargar la vajilla, es aconsejable retirar manualmente los restos grandes de comida y dar un rápido enjuague a aquellos platos con olores más intensos.

Los remedios caseros como el vinagre blanco, el bicarbonato de sodio o el limón son excelentes aliados para desodorizar y combatir la grasa, aunque es importante recordar que no reemplazan una desinfección profunda.

  • Vinagre blanco: Su poder desinfectante ayuda a eliminar olores, cal y grasa rebelde.
  • Bicarbonato de sodio: Un desodorizante natural que combate eficazmente residuos persistentes.
  • Limón: Su acidez natural neutraliza olores y actúa como un eficaz desengrasante.

¿Qué Hacer si el Mal Olor Persiste?

Si las medidas básicas no logran erradicar el problema, es momento de revisar dos elementos cruciales: el detergente y el agua. Un detergente de baja calidad puede ser el culpable si no disuelve adecuadamente la grasa y los residuos. En estos casos, se recomienda optar por detergentes enriquecidos con enzimas, que poseen la capacidad de degradar las proteínas y los restos atrapados en las zonas más difíciles.

Asimismo, la calidad del agua de suministro puede influir significativamente. Olores provenientes del agua, como a azufre, cloro o moho, se transferirán directamente al interior del aparato. Una agua excesivamente dura, por otro lado, propiciará la acumulación de cal, que a su vez atrapa grasa y genera nuevos olores.

El mal olor del lavavajillas es por el sulfuro de hidrógeno.

Rutina de Mantenimiento para un Lavavajillas Impecable

Los expertos sugieren una rutina de limpieza sencilla pero muy efectiva para mantener tu lavavajillas funcionando a la perfección:

  • Retira soportes y rejillas para acceder y limpiar a fondo cada rincón.
  • Pasa un paño húmedo por los bordes de la puerta y las juntas, donde la suciedad tiende a acumularse.
  • Desatasca los orificios de los brazos giratorios para asegurar una distribución uniforme del agua.
  • Extrae y lava el filtro bajo el grifo, eliminando cualquier residuo atrapado.
  • Ejecuta un ciclo de limpieza utilizando un limpiador específico para lavavajillas.
  • Deja la puerta ligeramente entreabierta después de cada uso para favorecer la ventilación y evitar la acumulación de humedad.

Fuente: Infobae

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