Descifran el Fin de los «Hobbits»: Sequía Extrema y Escasez de Agua

Hace aproximadamente 50.000 años, la enigmática especie humana conocida como Homo floresiensis, popularmente apodada los «hobbits» por su baja estatura, dejó de poblar la isla de Flores. Tras una estancia que se extendió por más de un millón de años, su declive se ha vinculado directamente a drásticas transformaciones ambientales que mermaron las condiciones necesarias para su subsistencia.

Un innovador estudio publicado recientemente en *Communications Earth & Environment* arroja luz sobre este misterio. La investigación detalla cómo una disminución sostenida de las lluvias y un marcado incremento de los periodos secos en la zona de Liang Bua alteraron significativamente el ecosistema local. Esto resultó en una reducción crítica de los recursos hídricos, afectando la vida de estos homínidos y de la fauna con la que convivían.

El Clima Seco: Un Factor Clave en la Extinción

Uno de los descubrimientos más impactantes del análisis es que un periodo de sequía extrema, que comenzó alrededor de hace 61.000 años, coincide con la notable disminución de hallazgos fósiles de Homo floresiensis. Paralelamente, también se redujo la presencia de su principal fuente de alimento, el Stegodon florensis insularis (un tipo de elefante pigmeo).

Los expertos sugieren que tanto los homínidos como los grandes mamíferos enfrentaron una presión considerable debido a la intensificación de la aridez estacional. El clima se volvió considerablemente más seco en los meses de verano, un escenario comparable al de algunas regiones áridas actuales.

Reconstrucción de un Pasado Árido

Mediante el análisis de estalagmitas encontradas en la cueva Liang Luar, cercana a Liang Bua, los científicos pudieron reconstruir con detalle los cambios en la precipitación anual. Estas formaciones minerales, que crecen capa a capa por la acumulación de minerales disueltos en el agua que gotea, actúan como verdaderos registros del clima pasado.

La reducción de recursos hídricos y alimenticios en Flores marcó el destino de Homo floresiensis y Stegodon, afectando su supervivencia en el entorno insular (Gerrit van den Bergh/Handout via REUTERS)

El modelo ambiental desarrollado por el equipo científico identifica tres fases clave:

  • Una primera etapa, entre los 91.000 y 76.000 años atrás, caracterizada por lluvias superiores a las actuales.
  • Una segunda fase, que se extendió hasta los 61.000 años atrás, con una marcada estacionalidad monzónica.
  • Un último periodo, marcado por una sequía veraniega prolongada.

La conexión entre estos cambios climáticos y la ecología local resultó fundamental para comprender los procesos de extinción. Los investigadores señalan que la disminución simultánea de precipitaciones, elefantes pigmeos y «hobbits» apunta a que la escasez de recursos fue un factor determinante en lo que parece haber sido un abandono progresivo de la cueva Liang Bua.

Ciencia y Evidencia: Descifrando el Clima Antiguo

Para llevar a cabo esta reconstrucción, el equipo empleó sofisticados métodos geoquímicos. Estudiaron tanto las estalagmitas como los dientes fósiles de los Stegodon, lo que les permitió determinar las variaciones pasadas en las lluvias y el acceso al agua. Analizaron el cociente de magnesio y calcio (Mg/Ca) en los minerales de las estalagmitas, un indicador directo de la cantidad de lluvia, y midieron las proporciones de isótopos de oxígeno para diferenciar las precipitaciones de verano e invierno.

Los resultados obtenidos de las estalagmitas coincidieron con los análisis de los dientes fósiles, que reflejaban la calidad del agua que bebían los Stegodon. Esta correlación permitió establecer una relación precisa entre las fluctuaciones climáticas y la presencia de estas especies en el sitio arqueológico.

A partir de hace 61.000 años comenzó una sequía extrema que coincidió con la reducción de restos fósiles de H. floresiensis y su principal presa (Wikipedia)

La investigación revela que la mayor parte de los restos de Stegodon, cercana al 90%, pertenece al periodo entre los 76.000 y 61.000 años atrás, coincidiendo con la etapa de mayor estacionalidad. Tras este lapso, y con la marcada reducción de las lluvias, los científicos observaron una caída drástica tanto en la cantidad total como en la proporción de estos elefantes pigmeos en la región.

Se determinó que la mayoría de los Stegodon dependían del agua del río Wae Racang, una fuente hídrica vital en la zona. Los cambios detectados en sus dientes evidenciaron las dificultades para sobrevivir cuando las lluvias disminuían y el caudal del río menguaba. Así, los expertos lograron vincular la reducción de las poblaciones de megafauna con la escasez de agua y el aumento de la sequía.

El estudio también postula que la progresiva aridificación pudo haber empujado a los Stegodon y a los Homo floresiensis a abandonar la zona en busca de mejores fuentes de agua, generando una competencia por recursos limitados. El análisis estratigráfico de la cueva muestra una disminución drástica en la densidad de herramientas de piedra, un indicador de la intensidad de la ocupación humana, que se produjo en paralelo a la desaparición de su presa principal.

Mientras que en los estratos más antiguos y húmedos se encuentran abundantes utensilios relacionados con el procesamiento de Stegodon, en las capas correspondientes a la fase de sequía extrema, estos vestigios son prácticamente inexistentes. Esto sugiere que la falta de agua y alimento obligó a la población a abandonar el sitio mucho antes de su extinción local.

La intensidad de ocupación humana en la cueva disminuyó drásticamente a la par del declive poblacional de su presa principal

Además, el estudio descarta que la llegada del Homo sapiens fuera la causa principal de la extinción, ya que la última evidencia de Homo floresiensis en Liang Bua es considerablemente anterior a la de nuestra especie. Si bien una capa de ceniza volcánica, datada hace aproximadamente 50.000 años, cubre los restos más recientes de Stegodon y herramientas, el proceso de desertificación ya estaba muy avanzado para entonces.

Esta detallada reconstrucción hidroclimática ofrece un marco robusto para futuras investigaciones sobre la extinción de especies ante cambios ambientales significativos. Al identificar la aridificación como un motor clave del declive poblacional, incluso antes de la llegada de humanos modernos, el estudio subraya la dependencia vital de los homínidos y la megafauna insular del agua dulce, demostrando cómo la variabilidad ambiental dictó el destino de los antiguos habitantes de Flores.

Fuente: Infobae

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