¿Le preocupa que su hijo atraviese la adolescencia envuelto en constantes conflictos con figuras de autoridad? ¡Hay una estrategia que podría marcar la diferencia!
Una reciente investigación sugiere que la participación activa en deportes organizados durante la niñez temprana podría ser un factor protector contra el desarrollo de trastorno opositor-desafiante (TOD) en la preadolescencia.
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El estudio, publicado en la prestigiosa revista European Child & Adolescent Psychiatry, analizó la trayectoria de casi 1.500 niños y niñas. Se observó que aquellos que se involucraron de manera consistente en deportes organizados entre los 6 y los 10 años mostraron significativamente menos síntomas de oposición desafiante a los 10 y 12 años, en comparación con quienes tuvieron una participación baja o intermitente.
El deporte como escuela de vida
Según Matteo Privitera, estudiante de doctorado en la Universidad de Pavía y autor principal del estudio, el deporte ofrece un «contexto natural e influyente para aprender autorregulación, cooperación y respeto por las normas«.
El trastorno opositor-desafiante se caracteriza por un patrón persistente de irritabilidad, desafío y hostilidad hacia las figuras de autoridad. A menudo, este trastorno se presenta en mayor medida en niños y puede coexistir con otras condiciones como el TDAH o dificultades de aprendizaje, impactando negativamente el desarrollo, las relaciones y la salud mental a largo plazo.
«Queríamos analizar los síntomas e intentar identificar estrategias accesibles y comunitarias que fomenten un comportamiento más adaptativo en los niños.» – Matteo Privitera
Los resultados fueron contundentes: la participación continua en deportes se asoció con una reducción en la manifestación de conductas desafiantes. Curiosamente, esta asociación fue más notoria en niños, lo cual no sorprende, dado que estadísticamente presentan más comportamientos desafiantes durante la preadolescencia en comparación con las niñas.
Beneficios de las actividades extracurriculares estructuradas
Kianoush Harandian, otro de los investigadores y estudiante de doctorado en la Universidad de Montreal, destacó que «las actividades extracurriculares estructuradas pueden promover la resiliencia conductual«. El deporte, al ser un entorno supervisado y socialmente estimulante, ayuda a los jóvenes a internalizar normas de comportamiento adaptativo.
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La profesora Linda Pagani, de la Universidad de Montreal, enfatizó los beneficios a largo plazo, señalando que «fomentar la participación sostenida en el deporte en la infancia media puede reducir la carga de los trastornos de conducta disruptiva y apoyar el bienestar a largo plazo». La Dra. Pagani concluyó que se trata de «una estrategia sencilla y accionable con beneficios para las familias, las escuelas y las comunidades».
Tabla comparativa de participación deportiva e incidencia de TOD
| Nivel de Participación Deportiva (6-10 años) | Incidencia de Síntomas TOD (10 y 12 años) |
|---|---|
| Consistente | Menor |
| Baja o Inconsistente | Mayor |
La Universidad de San Diego también ofrece información valiosa sobre cómo el deporte juvenil contribuye al desarrollo infantil.
Fuente: Infobae