La ciudad de Crato, en el corazón del nordeste brasileño, se ha convertido en el epicentro de un fenómeno que promete transformar su identidad y atraer a miles de devotos. A mediados de noviembre pasado, un evento histórico marcó un antes y un después: la inauguración de la estatua de la Virgen María más grande del mundo. Este monumental hito, donde la devoción, la cultura y el arte convergen, ha elevado la fe mariana a nuevas alturas, proyectando a la región como un destino clave para el turismo religioso en Brasil.
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alt=»Estatua de la Virgen María en Crato, Brasil»
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El nuevo icono, dedicado a Nuestra Señora de Fátima, se erige majestuoso con sus 54 metros de altura, superando significativamente al icónico Cristo Redentor de Río de Janeiro, que mide 38 metros. Esta diferencia, más allá de lo meramente estadístico, otorga a la figura una presencia imponente que domina el paisaje de Crato y la consagra como una de las representaciones marianas más elevadas a nivel global. La ceremonia inaugural congregó a miles de fieles, tanto de Brasil como del extranjero, convirtiéndose en una de las mayores demostraciones de fe registradas recientemente en América Latina.
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alt=»Multitud durante la inauguración de la estatua»
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La bendición de la Virgen de Fátima estuvo acompañada de una emotiva misa campal y diversas actividades religiosas que llenaron de espiritualidad el recinto del nuevo santuario. Los artífices de este proyecto, en estrecha colaboración con la diócesis de Crato y las autoridades locales, han subrayado que este logro trasciende lo espiritual, posicionándose como un poderoso motor para el desarrollo económico y la reafirmación de la identidad regional.
Impulso al turismo de fe y al desarrollo local
La monumental escultura se erige como un faro en el marco de las celebraciones del Jubileo de la Esperanza 2025, encapsulando un propósito que va mucho más allá de ser un simple hito arquitectónico. Las instituciones promotoras tienen la clara intención de dinamizar la economía local a través del floreciente turismo de peregrinación, un fenómeno con gran acogida tanto en Brasil como a nivel mundial. Desde su apertura, el monumento fortalece la ruta de las peregrinaciones en el nordeste, una región profundamente arraigada en la devoción mariana. Se espera que la estatua de Nuestra Señora de Fátima se convierta en un nuevo polo de atracción para la región del Cariri, incrementando de manera significativa la llegada de visitantes nacionales e internacionales.
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alt=»Vista panorámica de la estatua y su entorno»
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La construcción del santuario y su entorno, concebidos para albergar encuentros multitudinarios y recibir un gran número de peregrinos, marca un punto de inflexión para el turismo religioso en Ceará. El desafío presente y futuro radica en la gestión logística de estos eventos, especialmente durante festividades católicas y fechas marianas, periodos que anticipan un notable aumento en la afluencia de visitantes. Crato ya se prepara para afrontar las exigencias en materia de alojamiento, servicios e infraestructuras que esta nueva corriente de fe traerá consigo.
La elección de Crato como sede de esta imponente estatua no es arbitraria; la ciudad, ubicada en el territorio del Cariri, ostenta una larga y venerada tradición de devoción a la Virgen de Fátima. La imponente silueta de la Virgen María, visible desde las calles, plazas y las zonas rurales circundantes, ya despierta la curiosidad y la emoción tanto de creyentes como de turistas. A medida que se asienten los primeros flujos de peregrinos y se consoliden las actividades conmemorativas, Crato avanzará firmemente en su objetivo de erigirse como un referente del turismo de fe en Brasil, impulsando su desarrollo a través de la espiritualidad y el atractivo de una obra sin precedentes en el continente.
Fuente: Infobae