RAE aclara: ¿»Triaje» o «Triage»? Guía de buen uso

En la era digital donde la inmediatez reina, la ortografía podría parecer relegada, pero dominar la escritura con coherencia y precisión sigue siendo una carta de presentación invaluable en todos los aspectos de la vida.

En el ámbito profesional, una redacción pulcra no solo demuestra habilidades y conocimientos, sino que también forja una imagen de seriedad y confiabilidad. Evitar errores ortográficos y sintácticos es clave para no proyectar una impresión de descuidado o poco preparado.

Por otro lado, la maestría en la escritura refleja una personalidad atenta y un genuino interés por establecer una comunicación efectiva y fluida con los interlocutores.

Aunque redactar de manera impecable demanda práctica constante y un profundo conocimiento de las estructuras del idioma, la lectura se erige como una herramienta fundamental para enriquecer nuestro vocabulario.

En este sentido, la Real Academia Española (RAE) se consolida como el faro que guía la normativa lingüística, promoviendo la unidad idiomática en el vasto mundo hispanohablante.

La FundéuRAE, entidad sin fines de lucro dedicada a fomentar el buen uso del español en los medios, colabora estrechamente con la RAE. A través de su sitio web, ofrece constantemente consejos prácticos para resolver dudas sobre la correcta escritura de palabras, el uso de expresiones y una variedad de temas lingüísticos.

Uso correcto: «Triaje» vs. «Triage»

En el contexto médico, el sustantivo que alude a la clasificación de pacientes según prioridades de atención se escribe con «j», es decir, triaje. La forma triage, aunque pueda aparecer en algunos medios, es incorrecta según la normativa oficial.

Es común encontrar frases como:

  • «Atiende 32 000 urgencias con el triage de alta resolución».
  • «¿Cómo se clasifican los pacientes según el triage?».
  • «El triage es un procedimiento clínico que clasifica a los pacientes según la gravedad de sus síntomas».

El prestigioso Diccionario de la lengua española recoge la entrada triaje, definida como ‘clasificación de los pacientes según el tipo y gravedad de su dolencia o lesión, para establecer el orden y el lugar en que deben ser atendidos’. La regla general indica que las palabras terminadas en -aje y -eje se escriben con «j», por lo que la grafía triage, de origen inglés, no se ajusta a la norma.

El Diccionario panhispánico de términos médicos también respalda el uso de triaje y señala que priorización es un sinónimo válido, mientras que filtro se considera una variante coloquial.

Por lo tanto, los ejemplos citados deberían redactarse de la siguiente manera:

  • «Atiende 32 000 urgencias con el triaje de alta resolución».
  • «¿Cómo se clasifican los pacientes según el triaje?».
  • «El triaje es un procedimiento clínico que clasifica a los pacientes según la gravedad de sus síntomas».

La RAE vela por el idioma español. (RAE)

El rol de la RAE en la preservación del español

Fundada en 1713, la Real Academia Española ha tenido la misión crucial de preservar el buen uso y la unidad de la lengua española, una entidad viva en constante evolución.

Sus estatutos, actualizados en 1993, declaran que la función primordial de la Academia es «velar por que la lengua española, en su continua adaptación a las necesidades de los hablantes, no quiebre su esencial unidad«.

Este compromiso se materializa en una política lingüística panhispánica, en colaboración con las 22 academias que conforman la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), establecida en 1951.

Actualmente, la institución cuenta con 46 académicos, quienes, junto al director y la Junta de Gobierno, son elegidos por periodos determinados.

Una de las áreas de debate en torno a la RAE ha sido su reticencia a incorporar términos y expresiones emergentes, especialmente de las generaciones jóvenes y el impacto de las redes sociales. La discusión sobre el lenguaje inclusivo es un ejemplo reciente.

No obstante, en 2020, la RAE lanzó el Observatorio de Palabras, un recurso digital que documenta palabras y expresiones que generan dudas de uso y que aún no figuran en el Diccionario de la Lengua Española (DLE). Este repositorio incluye neologismos, extranjerismos, tecnicismos y regionalismos, entre otros.

Es importante destacar que la información del Observatorio es de carácter provisional y puede evolucionar con el tiempo, sin que ello implique la aceptación formal de su uso.

Fuente: Infobae

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