En un giro que está redefiniendo la ingeniería automotriz, Mercedes-Benz está explorando el desarrollo de vehículos eléctricos que prescinden de componentes tradicionales como los frenos traseros y los ejes de transmisión. Esta audaz iniciativa surge del ingenio de Yasa, su subsidiaria especializada en el desarrollo de motores de flujo axial.
La propuesta de Yasa no es solo una idea; está respaldada por innovaciones concretas. Han presentado un motor eléctrico de flujo axial con un peso asombroso de tan solo 12,7 kilogramos, capaz de entregar una potencia máxima de 1006 caballos de fuerza. Lo verdaderamente revolucionario es su densidad de potencia, alcanzando unos inéditos 59 kilovatios por cada kilogramo. Esto significa que cada kilo de este motor genera casi 79 caballos de fuerza, abriendo un abanico de posibilidades para coches eléctricos de alto rendimiento.

Si bien la idea de motores integrados en las ruedas no es nueva, los intentos anteriores a menudo resultaban en un peso excesivo y potencia insuficiente para uso en carretera. Sin embargo, los motores de Yasa ofrecen una potencia sostenida que oscila entre 469 y 536 caballos de fuerza, superando estas limitaciones. A esto se suma un inversor doble de 15 kilogramos, desarrollado internamente, que complementa esta plataforma electrónica avanzada para modelos eléctricos de alto desempeño.
La Revolución del Frenado Regenerativo
Uno de los aspectos más impactantes de esta innovación es su sistema de frenado. La división de Nuevas Tecnologías de Yasa ha logrado que la capacidad de regeneración de sus motores sea tan elevada que podría asumir la mayor parte del trabajo de los frenos traseros. En algunas configuraciones, el fabricante considera totalmente factible eliminar el conjunto de freno trasero, confiando en la frenada regenerativa proporcionada por los propios motores para gestionar la energía y el rendimiento dinámico del vehículo.

Implicaciones de la Eliminación de Frenos Traseros
La supresión de los frenos traseros no solo simplifica el sistema, sino que obliga a repensar toda la arquitectura del vehículo. Al eliminar los ejes de transmisión y los sistemas de frenado convencionales en la parte trasera, Mercedes-Benz estima un ahorro de peso de hasta 200 kilogramos en comparación con los coches eléctricos actuales, y de hasta 500 kilogramos si el vehículo se concibe desde cero con esta plataforma. Esta drástica reducción de peso se traduce directamente en una mayor autonomía, una aceleración más ágil y una respuesta superior en maniobras rápidas, aspectos cruciales en el competitivo mercado actual.
La disminución de masa y complejidad técnica libera valioso espacio dentro del chasis. Los ingenieros y diseñadores ganan flexibilidad para optimizar la ubicación de las baterías, los sistemas de suspensión y otros componentes estructurales. Como bien señala Simon Odling, responsable de Nuevas Tecnologías en Yasa, «esta tecnología permite repensar el conjunto y cambiar la forma en que diseñamos cada elemento que influye en rendimiento y eficiencia». La viabilidad de esta propuesta se ha demostrado en pruebas reales, como las realizadas con el prototipo CONCEPT AMG GT XX, que cubrió una distancia de 5.479 kilómetros en tan solo 24 horas.
La implementación de esta tecnología se está iniciando en la pista y avanza rápidamente hacia el mercado. Mercedes-AMG, la división deportiva de la marca, ya está incorporando motores de flujo axial Yasa en el sedán eléctrico AMG GT Coupé de cuatro puertas. Aunque las primeras versiones funcionales aún mantienen los frenos traseros, estos sirven como banco de pruebas para tecnologías futuras orientadas a vehículos más ligeros, eficientes y potentes. El objetivo principal para el usuario es una experiencia de frenado renovada, donde la mayor parte de la desaceleración la proporcionen los motores eléctricos, relegando los discos y calipers a un papel secundario o incluso eliminándolos en futuras versiones.
Esta visión redefine el concepto de frenado, posicionando al tren motriz como actor principal en la gestión de la energía durante la conducción. La búsqueda de menor peso y mayor eficiencia tiene un propósito claro: obtener ventajas competitivas decisivas. Cada kilogramo ahorrado y cada kilómetro adicional de autonomía impactan directamente en la percepción y el valor del vehículo.
En un mercado en constante evolución, otras marcas también buscan mantenerse a la vanguardia. Tesla, por ejemplo, ha ajustado su oferta en España con la introducción de una nueva variante del Model 3, buscando equilibrar autonomía (534 kilómetros WLTP) y aceleración (0 a 100 km/h en 6,2 segundos), adaptando precios y tecnología para competir con las innovaciones de fabricantes como Mercedes-Benz.
Fuente: Infobae