Entre enero y noviembre, los ingresos del Presupuesto General del Estado (PGE) sumaron USD 21.549 millones, unos USD 536 millones más que en el mismo período de 2024. El crecimiento interanual fue de 2,6% y estuvo impulsado principalmente por la recaudación tributaria.
El gasto alcanzó USD 25.317 millones hasta noviembre, frente a los USD 22.779 millones ejecutados en igual período de 2024. Lo que representa un incremento de USD 2.539 millones en un año, equivalente a una variación del 11%.
La diferencia entre ingresos y gastos dejó un déficit fiscal acumulado de USD 3.767 millones, superior al de 2024, cuando el saldo negativo en el mismo período fue de USD 1.766 millones. El deterioro, de más de USD 2.000 millones, muestra que el crecimiento de los ingresos es insuficiente frente al ritmo del gasto por lo que la brecha fiscal se amplió durante este año.
¿Qué está pasando con los ingresos?
Los análisis de la ejecución presupuestaria suelen concentrarse en el gasto público, porque su aumento explica la mayor parte del déficit fiscal. Sin embargo, el comportamiento de los ingresos también incide en la brecha fiscal y muestra una dinámica que vale la pena observar con detalle.
Primero conviene precisar algunos conceptos básicos del presupuesto. El ingreso codificado es el monto que el Estado estima recaudar en el año, partiendo del presupuesto inicial y de las modificaciones que se incorporan a lo largo del ejercicio fiscal. El devengado corresponde al ingreso ya reconocido por la administración pública, aunque aún no se haya cobrado. El percibido es el efectivo que realmente ingresa a las cuentas del Estado. La ejecución mide qué parte del monto codificado se ha devengado hasta una fecha determinada.
Hasta noviembre, la ejecución del ingreso llegó al 78%. Esto significa que, para alcanzar el total presupuestado (USD 27.524 millones), deberían registrarse alrededor de USD 5.975 millones adicionales en diciembre, una cifra que supera con amplitud al promedio mensual observado entre enero y noviembre, que fue cercano a los USD 2.000 millones.
El comportamiento mensual muestra variaciones importantes frente a 2024. En enero, los ingresos crecieron 26%; en marzo aumentaron 21% y en noviembre el incremento fue de 29%. En contraste, febrero registró una caída de 27% respecto al mismo mes del año previo, mientras que mayo, junio, julio y agosto también estuvieron por debajo de los valores de 2024, con variaciones negativas que fueron desde -1% hasta -7%.
En septiembre y octubre, los ingresos tuvieron incrementos más moderados, de 8% y 1%, respectivamente. Esta secuencia de meses al alza y meses a la baja explica que, pese a algunos repuntes importantes, el crecimiento acumulado del ingreso sea menor a 3%.
¿Dónde se concentran los ingresos?
Hasta noviembre, los ingresos tributarios sumaron USD 16.027 millones, mientras que los ingresos no tributarios alcanzaron USD 5.522 millones. Esto significa que casi tres de cada cuatro dólares recaudados provienen de impuestos recaudados por el Servicio de Rentas Internas (SRI) y el Servicio Nacional de Aduana del Ecuador (SENAE).
Frente al mismo período de 2024, los ingresos tributarios aumentaron en USD 755 millones, mientras que los no tributarios se redujeron en USD 222 millones, lo que moderó el crecimiento total del ingreso.
En el detalle por ítems, la concentración de la recaudación es evidente. El Impuesto a la Renta registró un devengado de USD 5.151 millones hasta noviembre, convirtiéndose en el mayor aporte individual del presupuesto. Le siguen el Impuesto al Valor Agregado (IVA) recaudado por el SRI, con USD 4.811 millones y el IVA recaudado por el SENAE, con USD 2.560 millones. Estos tres rubros representan casi el 60% de todo el ingreso devengado.
Los tributos al comercio exterior también aportaron valores significativos. Los aranceles a la importación sumaron USD 1.112 millones devengados, mientras que el Impuesto a la Salida de Divisas (ISD) aportó USD 765 millones.
Dentro de los ingresos no tributarios, el componente petrolero continúa siendo determinante. Las exportaciones directas de crudo generaron USD 634 millones devengados, mientras que el margen de soberanía y las regalías sumaron cerca de USD 487 millones adicionales. Esto arroja un total aproximado de USD 1.120 millones.
Otras fuentes no tributarias, como los excedentes y utilidades de empresas públicas, presentaron una ejecución más favorable. Los excedentes de empresas públicas devengaron USD 453 millones, mientras que las utilidades del sistema financiero público aportaron USD 383 millones.
Algunos ítems, en cambio, muestran diferencias entre lo presupuestado y lo efectivamente cobrado. Las regalías mineras y las utilidades de concesionarios mineros alcanzaron devengados de USD 155 millones y USD 135 millones respectivamente, pero con percibidos (es decir el dinero que ingresa a las arcas fiscales) de cero, lo que refleja atrasos en la llegada efectiva de recursos. En la siguiente tabla se presenta el detalle de los ingresos por ítem:
Con este ritmo de gasto, no hay ingresos que alcancen
Más de una década sin un solo año de superávit fiscal, los ingresos del Estado no han alcanzado para financiar el gasto. Los ingresos anuales han oscilado entre USD 18.000 millones y USD 26.000 millones, mientras que los gastos nunca han bajado de los USD 25.000 millones y en algunos años superaron los USD 30.000 millones.
El país gasta más de lo que recauda de forma habitual, sin importar los cambios políticos, las condiciones del ciclo económico o las variaciones en los precios del petróleo. Incluso en años de mayor ingreso, el gasto ha permanecido por encima de la capacidad recaudatoria del Estado. El déficit más reducido de 2022 no marcó un punto de inflexión, sino una breve pausa dentro de una tendencia prolongada.
Cuando los ingresos no alcanzan y el gasto no se ajusta, el financiamiento con deuda se convierte en la única salida. Cada año, el país debe endeudarse no solo para cubrir el déficit, sino también para pagar amortizaciones de deuda pasada. Esta combinación explica por qué las necesidades de financiamiento para 2026 rondan los USD 13.000 millones.
La situación actual sigue ese mismo patrón. A noviembre de 2025, los ingresos representan el 78% del monto codificado, lo que implicaría recaudar en diciembre casi USD 6.000 millones para cumplir la meta presupuestaria. Como esto no ocurre en la práctica, la brecha entre lo planificado y lo efectivamente recaudado vuelve a ampliarse. Pero también pasa que los gastos aumentan un 11% por lo que, con este ritmo de gasto, no hay ingresos que alcancen.
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